Guatemala, noticia de sangre
El cambio de r¨¦gimen militar no ha mejorado la situaci¨®n de los derechos humanos en Guatemala, donde se han producido Miles de asesinatos, sobre todo de campesinos e indios, en los ¨²ltimos meses
Hace ya bastantes a?os, hacia la primavera de 1966, en Barcelona, la llamada por aquel entonces Brigada Pol¨ªtico-Social me invit¨® a pasar una larga noche en sus loca les de la V¨ªa Layetana. No pude declinar la invitaci¨®n. En uno de los despachos o salas de aquel no torio recinto hab¨ªa, recuerdo, un tablero de anuncios o de avisos Cambi¨¦ o me cambiaron de lugar o despacho varias veces. Pero en aquel preciso despacho del que hablo me dejaron algunas duraderas horas enteramente desacompa?ado y mustio. S¨®lo el mencionado tablero me daba compa?¨ªa. Y as¨ª, curiosamente, perdura m¨¢s en mi memoria que las diversas personas a las que all¨ª, sin mucha ceremonia, fui generosamente presentado. Obsesivo tablero, donde s¨®lo luc¨ªan, clavados con chinchetas, dos papeles. Uno, el retrato de Felipe II, de S¨¢nchez Coello, visiblemente recortado de una publicaci¨®n ilustrada. Ignoro a causa de qu¨¦ inculpaci¨®n o qu¨¦ motivo. Otro, un aviso de captura, en cualquier punto de frontera donde fuese advertida. su presencia, del revolucionario guatemalteco Luis Turcios Lima. Se advert¨ªa que ¨¦ste, despu¨¦s de participar en la Conferencia Tricontinental de La Habana, dirig¨ªa sus pasos hacia Europa. Se -daba su se?alamiento y se recomendaban las oportunas medidas de recepci¨®n.Olvidado de las presuntas causas que en aquellos locales me reten¨ªan, me pareci¨® sentir como causa ¨²nicamente asumible la de Turcios Lima y las Fuerzas Armadas Rebeldes de Guatemala. Sent¨ª admiraci¨®n por la figura peligrosa y se?alada que as¨ª inquietaba a la pertinaz burocracia del orden y a la internacional nocturna de los perseguidores.
Cinco mil asesinatos en seis meses
Turcios Lima muri¨® en Guatemala ese mismo a?o, en circunstancias escasamente esclarecidas. Desde entonces Guatemala -donde en 1954 el derrocamiento de Jacobo Arbenz, preparado por Estados Unidos, ya hab¨ªa prefigurado el destino inmediato de las experiencia democr¨¢ticas en un subcontinente f¨ªsica y pol¨ªticamente expropiado- no ha dejado de ser una persistente noticia en la Prensa internacional. Noticia constante, recluida con frecuencia en precarios o poco visibles lugares de la Prensa, como suele hacerse con lo ya demasiado habitual. Noticia de sangre. Noticia de sangre impunemente derramada. Guatemala es hoy uno de los m¨¢s altos lugares de sangre de la tierra.
La memoria fusiona las im¨¢genes y los tiempos. A este lugar innominado del Levante espa?ol donde ahora escribo, el peri¨®dico me trae noticia de la comparecencia de Rigoberta Mench¨², representante del Comit¨¦ de Unidad Campesina de Guatemala, en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York. Guatemala, tierra de ¨¢rboles y noticia de sangre. En seis meses, de marzo a septiembre, dice Rigoberta Mench¨², 5.000 personas han sido asesinadas en su pa¨ªs. Rehago en la memoria la figura nocturnamente imaginada de Turc¨ªos Lima en 1966. 0 veo la imagen pr¨®xima y real de Rigoberta, vestida con sus colores de india maya-quich¨¦, en mi casa de Ginebra, hace diez d¨ªas apenas. Dejo correr, aqu¨ª y ahora, la banda donde la conversaci¨®n qued¨® grabada. Oigo el sereno, despacioso ritmo de su voz, el testimonio terrible de su vida, que se funde, hasta casi desaparecer, en un r¨ªo de dolor y de muerte, en el secular sufrimiento silencioso de su pueblo. En la voz de Rigoberta, el silencio del indio se ha roto en un espa?ol desatenazado y libre, que apenas tiene en ella tres a?os d¨¦ vida.
Ese espa?ol es un espa?ol apropiado, no impuesto. Viene literalmente de la tierra. El indio ha de hacer suyo el espa?ol por apropiaci¨®n, no por imposici¨®n ajena. Como Rigoberta y sus hermanos lo hicieron suyo, aprendiendo a escribir sobre la tierra misma o sobre el adobe de las paredes de la casa, que raspaban para grabar en ¨¦l las letras y para raspar de nuevo el adobe o la tierra y empezar otravez. La lengua no es necesariamente portadora de los contenidos de la,explotaci¨®n. Se puede aprender el espa?ol sin p¨¦rdida de identidad y puede el indio dar al espa?ol una identidad nueva y hacerlo instrumento no de destrucci¨®n, sino de conservaci¨®n de las veintid¨®s lenguas ind¨ªgenas que hoy habla la poblaci¨®n aut¨®ctona de Guatemala.
Rigoberta se llama Rigoberta en espa?ol, pero su nombre verdadero es Alimim en lengua quich¨¦. Alimim Mench¨². La destrucci¨®n de la identidad empieza por el nombre. Por la privaci¨®n del nombre verdadero, que no pod¨ªa ser inscrito en los registros civiles. Ahora, los nombres ind¨ªgenas, en los territorios de guerrilla, se inscriben sin falso doblete en los archivos de, la revoluci¨®n.
Una revoluci¨®n integradora
La lucha revolucionaria del pueblo guatemalteco es una de las m¨¢s justas del planeta. La revoluci¨®n -seg¨²n Alimim Mench¨² precisa- no es s¨®lo la revoluci¨®n del indio, es, a la vez, la revoluci¨®n del indio y del ladino. En efecto, la revoluci¨®n en Guatemala ha de pasar necesariamente por formas integradoras de esa dualidad o desgarramiento secular de la autocton¨ªa y el ladinaje. Ladino es el nombre del mestizo, pero tambi¨¦n el del indio absorbido por los ritmos urbanos y por las estructuras al¨®genas. La ladinizaci¨®n no es s¨®lo un proceso racial, sino un proceso socioecon¨®mico vinculado a los dispositivos de explotaci¨®n.
"Los indios estamos en la revoluci¨®n, pero es evidente que no queremos hacer una revoluci¨®n indigenista. Ahora mismo la revoluci¨®n es un hecho inmediato que nace del hambre y de la sangre. Queremos que salga de ella una sociedad nueva, integradora. Quiz¨¢ Guatemala se constituya despu¨¦s como un pa¨ªs multinacional. No lo sabemos a¨²n. Toda revoluci¨®n debe adaptarse a las caracter¨ªsticas del pueblo que la hace. Y nosotros lucharemos por conservar nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestras lenguas, nuestras formas naturales de organizaci¨®n social: la comunidad, por ejemplo".
Guatemala, el pa¨ªs m¨¢s rico de Centroam¨¦rica, siete millones de habitantes, veintid¨®s etnias aut¨®ctonas, que representan alrededor del 65% de la poblaci¨®n total; veintid¨®s lenguas, algunas de las cuales -el quich¨¦- es hablada por el 35% de la poblaci¨®n india, y bajo las cuales, o en las cuales, sobrevive a¨²n una de las m¨¢s remotas y ricas culturas del continente americano. Sobreviven a¨²n las lenguas y los dioses. El Sol, que ve la sangre derramada, sigue siendo llamado el Coraz¨®n del Cielo.
Alimim Mench¨² habla de su padre. Vicente Mench¨² era un sacerdote maya, pero tambi¨¦n era un catequista cat¨®lico. Vive el indio un mundo intensamente sacralizado, con una muy inmediata presencia de lo divino y puede por eso absorber con facilidad las formas aut¨¦nticamente religiosas de las confesiones importadas. De ah¨ª que, "al hilo de los a?os y de los siglos -seg¨²n escriben Buhrer y Levenson en un excelente: libro sobre Guatemala-, las concepciones religiosas mayas se hayan enriquecido con el aporte cat¨®lico, sin perder por ello su vigor". ?Se vive m¨¢s hondamente lo religioso en el mundo del indio que en la ¨®rbita simoniaca de las iglesias vendidas?
Alimim Mench¨² sonr¨ªe y sigue hablando, como hac¨ªa m¨¢s all¨¢ de nuestra pregunta, con suavidad y certidumbre. "Muchos sacerdotes y monjas est¨¢n con nosotros. Viven el Evangelio. Que otros no lo hagan, aunque pertenezcan a la Iglesia jer¨¢rquica, no altera nuestra fe". Alimim Mench¨² ha le¨ªdo la Biblia. Ha le¨ªdo, muy espec¨ªficamente, el Libro de Judit. Es ella uno de los dirigentes del Comit¨¦ de Unidad Campesina de Guatemala. De los campesinos -le digo- que leyeron la Biblia en Europa dejaron las iglesias, hax siglos, una terrible huella de sangre.
Su padre, Vicente Menchil, sacerdote maya y catequista cat¨®lico, fue quemado vivo en 1980, con veinte compa?eros m¨¢s, cuando la ocupaci¨®n de la Embajada de Espa?a, desde la que protestabari contra la represi¨®n desencadenada en tierra quich¨¦. En memoria de ¨¦l y de los, que con ¨¦l murieron se cre¨® la Organizaci¨®n de Cristianos Revolucionarios Vicente Mench¨², formada por cat¨®licos y evan-
Guatemala, noticia de sangre
g¨¦licos e integrada, con las dem¨¢s organizaciones de masa, en el frente unido de la revoluci¨®n.Guatemala, tierra calcinada, cuerpos abrasados. El general presidente Efra¨ªn R¨ªos Montt, que pertenece a la secta gringa del Verbo Divino, reza hoy desde la televisi¨®n y la radio por los muertos que ¨¦l mismo hace morir. Pero ya en 1954, Foster Dulles, del siniestro d¨²o Foster y Allan Dulles, celebraba sin recato la victoria del bien sobre el mal en Guatemala. Y por las mismas fechas, el mercenario Castillo Armas aseguraba haber ganado la guerra -la guerra de la United Fru¨ªt y de los Dulles- en nombre de Dios.
En nombre de Dios, del Ej¨¦rcito y del general presidente Romeo Lucas Garc¨ªa, uno -de los hermanos menores de Alimim Mench¨², un muchacho de catorce a?os de edad, fue rociado con gasolina, junto con otros campesinos, y quemado vivo ante toda su familia.
"No, yo no tendr¨¦ hijos. Para poder tener hijos hemos de cambiar antes muchas cosas", dice Alimim Mench¨². Su madre era partera. Alimim Mench¨² recuerda despaciosamente el oficio ritual de su madre. Ella, que ha renunciado a tener hijos, rememora con muy honda ternura los rituales del parto y de la gestaci¨®n. Desde el quinto mes, la mujer india habla con el hijo que late en sus entra?as, le habla de su vida y del mundo, visita con ¨¦l los lugares sagrados, lo lleva a la tierra, a las aguas, al ma¨ªz -el hombre es de ma¨ªz-, para habituarlo desde su propio vientre al pacto sagrado y feraz del indio con la naturaleza. La partera es objeto de muy especial veneraci¨®n en las comunidades ind¨ªgenas. Le incumbe, en buena medida, una funci¨®n sacerdotal, pues es ella la conocedora de los ritos ancestrales que rigen la gestaci¨®n y el alumbramiento. La madre de Alimim Mench¨² ejerc¨ªa esas funciones. Hab¨ªa tra¨ªdo muchos ni?os al mundo, que ahora le llamaban abuela en muchas comunidades. A los tres meses del asesinato de Vicente Mench¨², cay¨® ella en manos de los militares. Fue violada y torturada, colgada de un ¨¢rbol hasta el t¨¦rmino de su agon¨ªa y devorada despu¨¦s por los buitres y los perros.
Alimim Mench¨² ha declarado en Nueva York que entre marzo y septiembre de este a?o 5.000 personas fueron asesinadas en Guatemala. En la banda que ahora escucho, su voz, una voz que se abre sobre incalculables latitudes de silencio, dice literalmente: "Mi vida personal no la guardo como oro; guardo m¨¢s el mensaje de mi pueblo. Soy miembro de un pueblo grande. Y no tengo miedo a la muerte".
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