Las multas del otro

Me permito dirigirme a usted en relaci¨®n con la noticia aparecida recientemente sobre el cobro ejecutivo de multas por parte de la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico, con precinto del veh¨ªculo, y me permito exponerle el caso que me ha su cedido recientemente:En agosto de 1981 adquir¨ª de segunda mano una furgoneta para mi uso particular.

El 1 de julio actual se present¨® en mi domicilio una pareja de la Delegaci¨®n Provincial de Tr¨¢fico de Madrid con orden de precinto del veh¨ªculo, siguiendo instrucciones de la de Avila, por impago de multas por infracciones cometidas en 1979, por un importe de 15.100 pesetas.

Al expresarles que en esa fecha no era yo propietario del veh¨ªculo, me dijeron que ellos ten¨ªan esa orden y que si a la ma?ana siguiente no les justificaba el pago proceder¨ªan al precinto. Pregunt¨¢ndoles si era posible proceder ejecutivamente sin ning¨²n aviso previo, me contestaron que los avisos habr¨ªan ido al anterior propietario.

Como el veh¨ªculo me era imprescindible, satisfice la multa y me dirig¨ª a continuaci¨®n a la Delegaci¨®n Provincial de Tr¨¢fico de Avila exponi¨¦ndoles lo sucedido, a lo que me contestaron evasivamente indicando que como la multa ya hab¨ªa sido pagada hab¨ªan anulado la orden de precinto.

Ante esto, me dirig¨ª al director general de Tr¨¢fico con fechas 26 de julio de 1982 y 5 de septiembre de 1982, pero hasta la fecha, y sin duda por las m¨²ltiples ocupaciones de este se?or, no he recibido respuesta.

Por tanto, y seg¨²n creo, s¨®lo me queda el recurso de entablar un problem¨¢tico recurso contra el anterior propietario y, que por problemas de enfermedad familiar, no he tenido tiempo de establecer hasta la fecha.

A mi criterio, el procedimiento seguido es totalmente injusto, ya que me he visto obligado a pagar por la fuerza una infracci¨®n de la que soy inocente, por lo que creo que la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico, antes de proceder a estas ejecuciones, deber¨ªa consultar sus registros para ir contra el verdadero culpable. /