Los hispanos son la segunda minor¨ªa de Estados Unidos
Los estadounidenses de origen hispano son la segunda minor¨ªa ¨¦tnica en Estados Unidos, con m¨¢s de quince millones de personas. Pronto pueden convertirse en la primera, superando a los negros. Sin embargo, su influencia pol¨ªtica no es proporcional a su n¨²mero. Varios candidatos hispanos al Congreso han explican a EL PAIS las particularidades del voto hispano en EE UU para el pr¨®ximo 2 de noviembre.
Al este de Los Angeles, la ciudad cambia su fisonom¨ªa. El barrio, como dicen los hispanos de origen mexicano, tiene nombres espa?oles. Comen enchiladas, tortillas de ma¨ªz y fr¨ªjoles. Beben tequila o tecate, cerveza mexicana, a la que mezclan sal y lim¨®n. Las bodas, bautizos o entierros son en espa?ol. "Esto es casi como M¨¦xico", dice Pedro, el cura de la iglesia de Nuestra Se?ora de Talpa.Los denominados mexican-american o chicanos son biling¨¹es o, en muchos casos, uniling¨¹es. Pueden vivir aqu¨ª hablando s¨®lo espa?ol. Otros guardan sus ra¨ªces mexicanas, aunque, nacidos ya en EE UU, hayan perdido el uso del idioma espa?ol. El alto ¨ªndice de natalidad y la inmigraci¨®n clandestina, debido a la permeabilidad y cercan¨ªa con la frontera mexicana, contribuyen al r¨¢pido incremento de la poblaci¨®n hispana en los Estados de California, Texas, Arizon¨¢, Nuevo M¨¦xico y Colorado.
Pol¨ªticamente, el factor hispano cuenta para los candidatos al Congreso, Senado o gobernador. En algunos casos, puede ser decisivo para la victoria. Representan, s¨®lo, en California, el 20% de los votos.
"Si Jerry Brown gana, ser¨¢ porque el voto de los hispanos ha sido clave", explica Matthew Marty Mart¨ªnez, comentando la batalla para el esca?o en el Senado, entre el republicano Wilson y el dem¨®crata Brown.
"Tradicionalmente", a?ade Mart¨ªnez, "el voto hispano es dem¨®crata". La costumbre deber¨ªa continuar en el presente voto, toda vez que la crisis econ¨®mica bajo la Administraci¨®n republicana del presidente Ronald Reagan afecta en particular a la minor¨ªa hispana.
El desempleo entre la minor¨ªa hispana es del 14,6%, contra el 10,1% de promedio a nivel nacional.
Marty Mart¨ªnez es hoy uno de los dos aspirantes hispano-californianos al Congreso federal, en Washington. Dos entre los 43 esca?os que tiene asignados el Estado de California.
"Hace diez a?os s¨®lo hab¨ªa un congresista hispano en el Capitolio", puntualiza Mart¨ªnez. "Hoy son seis". Esperan alcanzar ocho tras la elecci¨®n del pr¨®ximo martes, destinada a renovar la totalidad de la C¨¢mara de Representantes, un tercio del Senado, trece gobernadores y la mayor¨ªa de administradores locales; pero los hispanos no tendr¨¢n todav¨ªa ning¨²n senador ni ning¨²n gobernador.
"Yo no soy s¨®lo un candidato hispano", expone Mart¨ªnez. "Soy un candidato americano". En su distrito 30, al este de Los Angeles, el 53% de la poblaci¨®n es hispana. Mart¨ªnez se enfrenta al republicano-conservador John Rousselot, tambi¨¦n sensible al elector hispano. "?Viva M¨¦xico!", lanz¨® Rousselot, de origen franc¨¦s, durante la fiesta de la independencia de M¨¦xico, celebrada con toda la pompa en el este de Los Angeles.
"Hay que luchar para crear nuevos puestos de trabajo, porque el desempleo entre la juventud contribuye a la violencia", concluye Mart¨ªnez, ex sindicalista y ahogado, con corbata y traje, tras un mitin en la sede del sindicato de electricistas.
Desunidos, con visiones diferentes del tema, los l¨ªderes hispanos no han logrado reemplazar la figura m¨ªtica de C¨¦sar Ch¨¢vez, fatigado luchador por los derechos del subproletariado que forman, en general, los trabajadores hispanos en EE UU.
El sue?o americano
En el valle de San Gabriel, siempre al este de Los Angeles, los hispanos cuentan con mayor nivel de vida que en otras partes de la inmensa aglomeraci¨®n de Los ?ngeles. Cuentan tambi¨¦n con otro candidato hispano, Esteban Torres, a quien todos los sondeos dan una amplia predicci¨®n de victoria. Edward Kennedy, el ex vicepresidente Walter Mondale y el senador y ex astronauta John Glenn apoyaron la campa?a de Torres, un hombre cuya carrera pol¨ªtica ilustra el tan preconizado, por Reagan, american dream (el sue?o americano), ilusi¨®n de que cualquiera puede triunfar en Estados Unidos. Basta propon¨¦rselo.
"Mi padre era minero del cobre en Arizona", explica Torres con un espa?ol perfecto. La lucha sindical, los estudios de abogado y el trabajo en la Administraci¨®n llevaron a Torres hasta el cargo de embajador de EE UU ante la Unesco, antes de ocupar el cargo de director para Asuntos Hispanos en la Casa Blanca, bajo la Administraci¨®n del presidente Jimmy Carter.
"Reagan no est¨¢ haciendo nada para los hispanos. No tiene ning¨²n programa", expone Torres, trazando una panor¨¢mica global de la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de su pa¨ªs. Torres cree que los males de la econom¨ªa norteamericana radican, en parte, en la ausencia del control pol¨ªtico desde la Casa Blanca, del Banco Federal de Estados Unidos.
Piensa que el elemento hispano ser¨¢ cada vez m¨¢s importante en la vida pol¨ªtica norteamericana, "aunque cuesta que los hispanos vayan a votar". Torres, interesado, a su vez, por las elecciones en Espa?a, se?ala que en Estados Unidos las opciones son muy claras, ante la sola opci¨®n entre dem¨®cratas o republicanos. A pesar de la existencia de otras formaciones pol¨ªticas superminoritarias y marginales.
Propaganda en castellano
Adem¨¢s de California, el voto hispano tiene particular importancia en Texas, Florida y Nueva York. Las comunidades hispanas de origen cubano y portorrique?o (estos ¨²ltimos con una situaci¨®n de Estado asociado a EE UU, pero sin posibilidad de voto 3, de candidatos de Puerto Rico para el Congreso norteainericano) influyen igualmente en las urnas.
En Texas, por ejemplo, candidatos republicanos que en las anteriores elecciones ignoraban el hecho hispano, hoy hacen publicidad electoral en castellano. Los hispanos en EE UU es la ¨²nica minor¨ªa ¨¦tnica que se resiste a integrarse totalmente a la mayor¨ªa, de extracc¨ª¨®n sajona. Cuentan con peri¨®dicos y revistas, con emisoras de radio y televisi¨®n y, sobre todo, con la proximidad de M¨¦xico y el resto de pa¨ªses latino americano s, que no dejan de seguir con atenci¨®n la evoluci¨®n de la importante y creciente comunidad hispana en EE UU.
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