Giovanni Benelli, 'papable' en dos ocasiones, fallece a los 61 a?os

Como "un gran luto para toda la Iglesia", defini¨® ayer Juan Pablo II la inesperada muerte del cardenal Giovanni Benelli, arzobispo de Florencia, que falleci¨® a las seis de la ma?ana como consecuencia de las complicaciones renales y pulmonares tras el infarto de miocardio que le hab¨ªa golpeado d¨ªas atr¨¢s y que hab¨ªa ocultado hasta a sus m¨¢s ¨ªntimos colaboradores, continuando su trabajo.

El papa Wojtyla, en los telegramas enviados al obispo auxiliar de Florencia y a la hermana del difunto cardenal, a?ade que el cardenal Benelli "ofreci¨® a la Iglesia, con entrega y sin reservas, lo mejor de sus propias energ¨ªas".Hasta el ¨²ltimo momento, un equipo de los mejores especialistas italianos intent¨® salvar de la muerte al din¨¢mico cardenal, pero todo fue en vano, ya que, cuando fue hospitalizado, su vida estaba ya sin esperanzas. El Vaticano pens¨® en llamar a algunos expertos en cardiolog¨ªa de Estados Unidos, pero fue tranquilizado en el sentido de que el arzobispo de Florencia estaba en manos de expertos a nivel mundial. Cuando el equipo de m¨¦dicos juzg¨® que no hab¨ªa nada que hacer, orden¨® que fuera trasladado a las habitaciones privadas de su palacio arzobispal, ya que todo su deseo era morir all¨ª y no en el hospital.

El cardenal Benelli, que ha muerto a los 61 a?os, era uno de los cardenales m¨¢s j¨®venes de la Iglesia y fue papable en los dos ¨²ltimos c¨®nclaves, sobre todo en el que fue elegido papa Karol Wojtyla. Si Benelli no fue papa, se asegura en fuentes bien informadas, es porque el grupo italiano del cardenal Siri, el arzobispo de G¨¦nova, no quiso, en el ¨²ltimo momento, dar sus votos a Benelli.

Toda la vida del importante eclesi¨¢stico estuvo sellada por una profunda contradicci¨®n, como subrayan los observadores italianos; mientras en el extranjero, en todas las partes donde actu¨® como diplom¨¢tico: R¨ªo de Janeiro, Irlanda, Par¨ªs, Espa?a, Senegal, fue siempre considerado un hombre abierto, conciliar, progresista, visceralmente antifascista, en Italia pasaba por un conservador e integrista. Y fue odiado por la curia romana, que acab¨® convenciendo a Pablo VI, que hab¨ªa sido siempre el gran mecenas y admirador de Benelli, de trasladarle a Florencia para quitarle de su importante puesto de sustituto de la Secretar¨ªa de Estado.

Dif¨ªciles relaciones con Franco

En las entrevistas en Italia dec¨ªa: "Siempre fui un adversario decidido del franquismo y pagu¨¦ por ello personalmente las consecuencias", y a?ad¨ªa que hab¨ªa sido objeto de "ataques feroces por parte del Movimiento y de las asociaciones de sacerdotes de derechas".Los observadores italianos recuerdan que monse?or Benelli fue el cr¨ªtico m¨¢s importante que el Opus Dei tuvo en el Vaticano y que a ¨¦l se debi¨® el que Pablo VI nunca aceptara conceder al Opus la prelatura personal.

Pero lo que nadie le niega al difunto cardenal, que tanta parte tuvo en la renovaci¨®n del episcopado espa?ol, ya que en este punto Pablo VI se fiaba plenamente de sus consejos, es que fue un eclesi¨¢stico ¨ªntegro, del que jam¨¢s se insinu¨® siquiera el m¨¢s peque?o esc¨¢ndalo. No amaba el dinero. Era un diplom¨¢tico muy poco diplom¨¢tico, capaz de cantar las cuarenta al lucero del alba. Y, sobre todo, un hombre profundamente pastoral. Cuando fue delegado apost¨®lico en Africa occidental, se dijo que era m¨¢s un misionero que un nuncio, ya que quiso recorrer poblado por poblado. En Florencia hab¨ªa planeado una misi¨®n de diez a?os. Hab¨ªa abierto un di¨¢logo con todos sin excluir a los marxistas y no creyentes y no ten¨ªa escr¨²pulos en presentarse a dialogar a la casa del pueblo.

En Florencia, ayer, la gente llor¨® por ¨¦l. Con la muerte de Benelli quedan 120 cardenales, de los cuales s¨®lo 106 con derecho a voto en caso de un nuevo c¨®nclave.