Fiat puede intentar oponerse a la exportaci¨®n de coches Seat
La multinacional italiana Fiat, ligada a Seat durante m¨¢s de treinta a?os, pero ausente ya totalmente de la empresa espa?ola tras firmar unos acuerdos de ruptura, podr¨ªa intentar oponerse a la exportaci¨®n de coches de Seat a trav¨¦s de una red internacional propia. La multinacional italiana envi¨® cartas a Seat en las que se manifiesta disconforme con las reformas realizadas por la empresa espa?ola en algunos de los modelos. Seg¨²n dichas cartas, Fiat considera que las reformas no son suficientes como para considerarse coches diferentes a los de Fiat, por lo que actuar¨¢ donde proceda para impedir su exportaci¨®n. Fuentes de Seat, por su parte, rechazan esa imputaci¨®n, manifiestan que Fiat conoc¨ªa hasta las fotograf¨ªas de las reformas y se acogen a las disposiciones de los acuerdos de ruptura. Nada en dichos acuerdos determina espec¨ªficamente cu¨¢les deben ser las reformas. Para la parte espa?ola, la reacci¨®n italiana se deber¨ªa a su malestar por el reciente acuerdo entre Seat y la multinacional alemana VAG-Volkswagen-Audi.
La historia entre Fiat y Seat arranca justamente con el nacimiento de la empresa automovil¨ªstica espa?ola, en 1950. Era el comienzo de la motorizaci¨®n de este pa¨ªs. Desde entonces, ambas empresas caminaron juntas. Seat, en Espa?a, fabricaba coches con licencia de Fiat. La multinacional italiana, cuya participaci¨®n en el accionariado de Seat creci¨® emparejada con la del Instituto Nacional de Industria, vend¨ªa la tecnolog¨ªa y parte de los componentes de los coches, y se llevaba por ello su parte correspondiente en los beneficios as¨ª como los royalties.Con el paso de los a?os, tanto el INI como Fiat consideraron que la situaci¨®n de equilibrio accionarial entre las dos partes era insostenible. Por eso, en la segunda mitad de la d¨¦cada de los setenta, ambas partes se pusieron de acuerdo para que Seat quedara totalmente integrada en los planes de producci¨®n y comercializaci¨®n de Fiat. Para ello, a trav¨¦s de una serie de ampliaciones del capital de la empresa espa?ola, la multinacional italiana acabar¨ªa por acceder al control total de Seat, mientras que la presencia del INI quedar¨ªa en minor¨ªa. La gesti¨®n de la empresa automovil¨ªstica espa?ola pasar¨ªa tambi¨¦n a manos italianas.
Mediado el a?o 1979, los hombres de Fiat llegados desde Tur¨ªn comenzaron a controlar la gesti¨®n de Seat. El presidente ejecutivo de la empresa espa?ola, Juan Miguel Anto?anzas, pas¨® a ser una figura decorativa, porque la direcci¨®n operativa de Seat estaba en manos del ingeniero italiano Fusaro, que ven¨ªa de dirigir Ferrari, una de las empresas de la multinacional Fiat.
Sin embargo, en esa ¨¦poca, la situaci¨®n comercial y financiera de Fiat era delicada. Pese a que su penetraci¨®n en el mercado italiano segu¨ªa siendo buena, en el resto del mundo perd¨ªa penetraci¨®n. La situaci¨®n laboral atravesaba tambi¨¦n un momento dif¨ªcil. Humberto Agnelli, hermano de Giovanni Agnelli, descendiente del fundador de Fiat y miembro, por tanto, de la familia que posee la mayor¨ªa del capital de la multinacional italiana, hab¨ªa sido colocado por su hermano al frente de la rama automovil¨ªstica de Fiat -la poderosa empresa italiana diversifica sus actividades en frentes tan variados como el a¨¦reo, el naval, el de trenes, el de maquinaria de obra civil, la siderurgia, empresas de servicios, agencias de viajes, etc¨¦tera, adem¨¢s del automovil¨ªstico-.
En oto?o de 1979, mientras ambas partes cumpl¨ªan su parte correspondiente en los acuerdos firmados meses antes, Humberto Agnelli viaj¨® a Espa?a. En su visita se entrevist¨® con el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Su¨¢rez, y con ¨¦l acudi¨® a ver al Rey. En todo momento Humberto Agnelli habl¨® de la importancia del acuerdo firmado entre Fiat y Seat, y de lo positivo que ser¨ªa para la empresa espa?ola, y para sus 32.000 trabajadores, depender totalmente de una poderosa multinacional como la italiana Fiat. Unos meses m¨¢s tarde, de forma sorprendente, lleg¨® la ruptura de dicho acuerdo.
Diferencias entre Fiat, y el INI
Cumplida por ambas partes la primera fase de la ampliaci¨®n del capital de Seat que dar¨ªa la mayor¨ªa absoluta a Fiat, a primeros del a?o 1980 la multinacional italiana comenz¨® a dejar ver la posibilidad de que no acudir¨ªa a la segunda y definitiva. En las reuniones peri¨®dicas que se llevaban a cabo para controlar el proceso de cesi¨®n, los enviados italianos comenzaron a dar las primeras muestras de lo que, en marzo de ese mismo a?o, ser¨ªa definitivo. Fiat no acud¨ªa a la ampliaci¨®n del capital y romp¨ªa sus acuerdos con el Instituto Nacional de Industria espa?ol.La parte italiana adujo entonces que era el INI el que no hab¨ªa cumplido su parte en los acuerdos. Seg¨²n los italianos, los acuerdos preve¨ªan que la liberalizaci¨®n de los precios y la Administraci¨®n espa?ola hab¨ªan mantenido el r¨¦gimen de precios comunicados que figuraba entonces. De nada sirvi¨® que la parte espa?ola demostrara que dicho sistema era, en realidad, una forma disfrazada de precios libres, puesto que la ¨²nica diferencia con ¨¦ste era que hab¨ªa que comunicar la subida a la Administraci¨®n con treinta d¨ªas de anticipaci¨®n. Pero que en todos los casos en los que se present¨® la comunicaci¨®n de la subida, incluso con un porcentaje superior al que posteriormente se subi¨®, no hubo oposici¨®n alguna y se llev¨® a efecto.
Fiat protest¨® tambi¨¦n por el cambio en el r¨¦gimen fiscal aprobado por el Congreso espa?ol, que unificaba el impuesto de lujo que grava la adquisici¨®n de autom¨®viles en lugar de diferenciarlo seg¨²n cilindradas, como hasta entonces. De nada sirvi¨® tampoco que la parte espa?ola argumentara que ese era un tema que se escapaba de su competencia y que les era ajeno.
Fiat, finalmente, present¨® un plan alternativo al que hab¨ªa servido para firmar los acuerdos menos de un a?o antes. Un plan que, entre otras cosas, propon¨ªa la reducci¨®n de la plantilla de Seat como ¨²nica posibilidad de hacer rentable a la empresa espa?ola. La parte espa?ola, al margen de considerar extra?o que Fiat quisiese reducir dr¨¢sticamente la plantilla cuando s¨®lo unos meses antes hab¨ªa presentado el acuerdo como una garant¨ªa para los 32.000 trabajadores, no quiso entrar en discusiones sobre el plan alternativo, y se limit¨® a preguntar a la multinacional italiana si estaba dispuesta a cumplir su parte de los acuerdos. En definitiva, si acudir¨ªa a la ampliaci¨®n del capital y respetaba lo firmado o si lo incumplir¨ªa y romper¨ªa lo acordado. Fiat agot¨® el plazo reglamentario y no se present¨® a la ampliaci¨®n del capital. Los acuerdos entre Seat y Fiat estaban rotos.
El acuerdo de ruptura
A partir de entonces, ambas partes comenzaron unas dif¨ªciles negociaciones para acordar las condiciones de ruptura. La parte espa?ola amenazaba con llevar el caso ante la Corte Internacional de Arbitraje de Par¨ªs, lo que, al margen de la complejidad del caso y su planteamiento, provocar¨ªa un esc¨¢ndalo internacional que en nada beneficiar¨ªa a Fiat en un momento delicado como el que atravesaba, con conflictos con el fabricante de camiones alem¨¢n Klockner Humboldt Deutz, con la norteamericana Allis, con la tambi¨¦n norteamericana International Harvester y con la empresa sovi¨¦tica que fabrica bajo licencia los Fiat con el nombre de Lada, adem¨¢s de los problemas econ¨®micos, financieros y laborales.Al final, ambas partes, el INI espa?ol y Fiat, llegaron a un acuerdo de ruptura negociada denominado Acuerdo de Cooperaci¨®n T¨¦cnica, Industrial y Comercial, firmado el 29 de mayo de 1981, que en su d¨ªa public¨® EL PA?S por obrar en poder de este peri¨®dico.
En dicho acuerdo, en su punto 5, est¨¢n previstas las modificaciones que podr¨ªa realizar Seat en sus coches y su posterior exportaci¨®n a trav¨¦s de una red comercial internacional propia. En ese apartado se dice ¨²nicamente que las modificaciones se referir¨¢n "no solamente a elementos de acabado interno y externo, sino tambi¨¦n a elementos significativos de paneler¨ªa externa".
A la vista de las reformas realizadas en el modelo Ritmo, que sirvieron para transformarlo en el Ronda, Fiat envi¨® una carta a Seat el pasado d¨ªa 30 de julio. En dicha carta, y en otra enviada posteriormente, el d¨ªa 23 de septiembre Fiat denuncia la ilegalidad de dichas reformas, califica de competencia desleal al nuevo coche, denuncia a Seat por no haber respetado los acuerdos de ruptura y dice que si Seat pretende exportarlo, llevar¨¢ el caso ante los tribunales.
Por su parte, Seat respondi¨® a dichas cartas con otras en las que sostiene la total legalidad de las reformas y el absoluto respeto a los acuerdos que unen todav¨ªa a ambas empresas. Seg¨²n la empresa espa?ola, las diferencias entre el Ronda de Seat y el Ritmo de Fiat van desde la apariencia externa a elementos tan significativos como el motor o la suspensi¨®n. Se extra?an de que las cartas de Fiat hayan llegado cuando Seat a¨²n no ha previsto c¨®mo ser¨¢ su modelo destinado a la exportaci¨®n. A?aden que, en la discusi¨®n del acuerdo de ruptura, la parte espa?ola pregunt¨® a los representantes de Fiat c¨®mo ser¨ªan sus futuros restilizados y, ante la negativa italiana a mostrarlos, ense?¨® las fotograf¨ªas del Ronda y de otros modelos, que recibieron el visto bueno por parte de Fiat.
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