Una joya del cine
Desde que regresara de M¨¦xico, donde hab¨ªa realizado algunas pel¨ªculas cortas y la siempre exhibida incompleta Que viva M¨¦xico, Eisenstein no hab¨ªa tenido oportunidad de filmar un largometraje en la Uni¨®n Sovi¨¦tica.En esos casi siete a?os de paro trabaj¨® intensamente en la formulaci¨®n de sus teor¨ªas de montaje, enriquecidas ahora por sus contactos con cineastas extranjeros y, l¨®gicamente, con la aparici¨®n del cine sonoro.
Cuando pudo rodar Alexandr Nevsky, Eisenstein hab¨ªa depurado sus formulaciones te¨®ricas, pudi¨¦ndolas poner al servicio de un filme nacionalista, inevitable en los ¨²ltimos a?os treinta, cuando las cinematograf¨ªas de todo el mundo se sensibilizaban a la situaci¨®n preb¨¦lica que se estaba viviendo. Incluso en Espa?a, donde esa guerra era ya una realidad, se lanzaban pel¨ªculas que mostraban a los espectadores locales c¨®mo era necesario defender la tierra y las tradiciones frente al posible invasor.
Alexandr Nevsky
Director: S.M. Eisenstein. Gui¨®n: Eisenstein y Piotr Pavlenko. Fotograf¨ªa: Eduard Tiss¨¦. M¨²sica: Sergei Prokofiev. Int¨¦rpretes: Nikolai Cherkasov, Nikolai Ojlopkov, Aleksandr Abrikosov, Dmitri Orlov, Vassili Novikov. Sovi¨¦tica, 1938. Drama b¨¦lico. Local de estreno: Azul.
Con la l¨®gica distancia que le separa de nuestro cine fascistoide, Eisenstein encontr¨® en la vida del pr¨ªncipe Alexandr Nevsky una forma de responder a la demanda. Nevsky hab¨ªa vencido a los teutones en el siglo XIII, cuando ¨¦stos quisieron prolongar la previa invasi¨®n de los t¨¢rtaros. Nevsky, m¨¢s tarde canonizado por la Iglesia ortodoxa, venci¨® a los Caballeros Teut¨®nicos en la memorable batalla del lago Chund, hundido bajo los pies de los enemigos de Rusia. El pr¨ªncipe logr¨® la unidad de su pueblo y formul¨® la posibilidad de una total independencia.
La gran batalla
La pel¨ªcula recoge fuundamentalmente el episodio de la batalla. En su preparaci¨®n y resultado se invierten los tres mil metros de material (cerca de dos horas) que por primera vez se exhiben ¨ªntegramente en Espa?a. A Eisentein no le preocuparon otros elementos de la biograf¨ªa de Nevsky. "Lo que deb¨ªa pasar a primer plano", escribi¨®, "era la sensaci¨®n refrescante de hacer algo esencialmente contempor¨¢neo, de encontrar el eco actual desde la primera l¨ªnea de las cr¨®nicas y de las leyendas".En ese sentido, la pel¨ªcula reforz¨® su car¨¢cter propagand¨ªstico, convirtiendo a los teutones en seres p¨¦rfidos, adornados con cascos de cuernos y s¨ªmbolos de maldad, mientras que los rusos, a cara descubierta, mostraban sus rasgos ingenuos y positivos Era inevitable interpretar a esos caballeros teutones del siglo XIII como los peligroso y reales nazis que amenazaban con interrumpir la, Historia. Muchos cr¨ªticos han considerado err¨®neo aquel manique¨ªsmo. Pero en tonos m¨¢s ramplones puede encontrarse id¨¦ntico esquema en cualquiera de las pel¨ªculas nacionalistas de 1938. En Eisentein, adem¨¢s, esa insistencia patriotera se transform¨® en elecci¨®n est¨¦tica. La composici¨®n de cada plano cuenta tan vivamente con los elementos adicionales del vestuario, que dif¨ªcil ser¨ªa concebir ya la historia de aquella batalla sin la imaginaci¨®n del autor.
En un tono de epopeya que recuerda las canciones de gesta, Alexandr Nevsky es, de nuevo, una lecci¨®n de cine. En base a planos generales y medios, la sencillez de su an¨¦cdota queda trascendida por su rico tratamiento cinematogr¨¢fico. Ser¨ªa perfecto poder contemplar esta pel¨ªcula en una moviola o'en v¨ªdeo, de forma que el espectador se pudiera recrear en cada composici¨®n, en cada momento. De esos an¨¢lisis han surgido los apasionados comentarios de algunos de los m¨¢s laboriosos historiadores del cine, que sit¨²an Alexandr Nevsky como "id¨¦ntica en ambici¨®n a los dramas de Shakespeare" (Henry Agel), "una obra fundamental en el desarrollo del arte cinematogr¨¢fico" (Paolo Gobetti) o "una pel¨ªcula portentosa" (Fern¨¢ndez Cuenca).
La combinaci¨®n de im¨¢genes con la m¨²sica de Prokofiev pertenece a otro apartado de esos an¨¢lisis. Eisenstein lleg¨®, como Chaplin, tarde al sonoro, pero como ¨¦l supo aprovechar de la nueva invenci¨®n sus m¨¢s ocultas posibilidades. Ver y o¨ªr Alexandr Nevsky sigue siendo un placer. Del que no pudieron disfrutar los espectadores del momento durante mucho tiempo, ya que la firma del tratado germano-sovi¨¦tico interrumpi¨® la exhibici¨®n de la pel¨ªcula, s¨®lo reanudada tras la ruptura del pacto.
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