El cardenal Agostino Casaroli, un diplom¨¢tico ideol¨®gicamente independiente en el Vaticano
El secretario del Estado Vaticano, el cardenal italiano Agostino Casaroli, acompa?a a Juan Pablo II tambi¨¦n durante este viaje a Espa?a en todos sus actos. Es el eclesi¨¢stico que est¨¢ siempre a su lado, junto con el sustituto de la Secretar¨ªa de Estado, el arzobispo espa?ol Eduardo Mart¨ªnez Somalo y el secretario particular polaco del papa Wojtyla, Stanislaw Dzivisc. El cardenal Casaroli es el n¨²mero dos de la jerarqu¨ªa vaticana. Una especie de primer ministro o tambi¨¦n de ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano.En algunos casos, durante los viajes internacionales, el secretario de Estado Casaroli ha actuado como vice-Papa, sustituyendo a Juan Pablo II en algunos actos especiales. Por ejemplo, en Manila, donde no se le hab¨ªa permitido al Papa visitar a los presos, lo hizo el cardenal Casaroli en un acto fuera del programa oficial. En aquella ocasi¨®n no estaba prevista la visita al pabell¨®n de los presos pol¨ªticos, pero una vez dentro de la gran c¨¢rcel la gran habilidad diplom¨¢tica de Casaroli lo consigui¨®.
En Jap¨®n, en Hiroshima, el secretario de Estado, casi en secreto, particip¨® en un rito ecum¨¦nico interconfesional con budistas y no cat¨®licos en el parque contiguo a la plaza en la que estaba hablando el papa Wojtyla a la muchedumbre. Y en Nagasaki reemplaz¨® al Papa en un acto p¨²blico en memoria de los ca¨ªdos durante la explosi¨®n at¨®mica.
Y ¨²ltimamente, durante el dif¨ªcil viaje al Reino Unido, fue Casaroli, y no Juan Pablo II, quien se encontr¨® con la se?ora Margaret Thatcher para negociar el problema del conflicto de las Malvinas.
El papel del secretario de Estado que se interesa de las relaciones del Vaticano con los otros Estados es en realidad m¨¢s bien representativo, pero en la pr¨¢ctica tiene tambi¨¦n un gran poder en el interior de la Iglesia. En gran parte, ¨¦ste depende, sin embargo, de la personalidad del mismo y del margen de actuaci¨®n que le permite el Papa, ya que la estructura de poder del Vaticano es jer¨¢rquica y piramidal.
Hubo papas, como P¨ªo XII, que prescindieron del secretario de Estado para acaparar mejor todo el poder. Juan XXIII, al rev¨¦s, nombr¨® secretario de Estado a un cardenal -Cicognani- que hab¨ªa adversado su elecci¨®n. Lo present¨® a la curia diciendo: "Es un poco severo. Cuando me nombraron nuncio en Par¨ªs hab¨ªa comentado que yo no estaba a la altura para aquel cargo. Pero ahora ser¨¢ obediente al Papa".
Por lo que se refiere a Juan Pablo II, la elecci¨®n de Casaroli como secretario de Estado fue una sorpresa. Casaroli era el hombre progresista de la ostpolitik, es decir, del di¨¢logo con los pa¨ªses del Este comunista. Se dijo entonces que Wojtyla hab¨ªa querido responder con este gesto a las cr¨ªticas que se le hab¨ªan empezado a hacer de Papa conservador y anticomunista. El sacerdote y escritor polaco Stanislaw Malinski, amigo de infancia del Papa, confi¨® a EL PAIS que la primera vez que comi¨® en el Vaticano con Juan Pablo Il despu¨¦s de la elecci¨®n de Casaroli le pregunt¨®: "?C¨®mo es posible que lo hayas hecho secretario de Estado cuando los obispos polacos no compart¨ªan su ostpolitik de di¨¢logo con el Gobierno de Polonia?" Y a?adi¨®: "La respuesta que me dio el Papa no la revelar¨¦ nunca".
Y, en realidad, en los ambientes vaticanos se sigue pensando que las relaciones entre Juan Pablo II y el secretario de Estado, Agostino Casaroli, son buenas desde el punto de vista de la cordialidad humana, pero dial¨¦cticas y conflictivas por lo que se refiere al campo ideol¨®gico. Ambos tienen, probablemente, dos concepciones diversas sobre c¨®mo llevar adelante, por ejemplo, el di¨¢logo con el mundo comunista del Este europeo. A su amigo Malinski el Papa le hab¨ªa confiado tambi¨¦n en otra ocasi¨®n:
"Ahora ya no existe en el Vaticano el complejo ruso". Quiso indicar que ahora el Papa conoce personalmente el mundo sovi¨¦tico y que ¨¦l sabe c¨®mo negociarlo directamente. Sin embargo, por lo que se refiere al di¨¢logo con China, Juan Pablo Il ha dejado la dif¨ªcil papeleta al cardenal Casaroli, quien lleva, desde hace tiempo, estudiando mandar¨ªn.
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