Las elecciones brasile?as, culminaci¨®n del lento proceso de apertura impuesto por el Gobierno militar
Las encuestas en Brasil son a menudo s¨®lo un arma electoral. De ah¨ª que pocos crean en ellas. Incluido un juez de S?o Paulo que ha concedido a un partido opositor el derecho a replicar desde la red de televisi¨®n O Globo, la m¨¢s importante del pa¨ªs, a un sondeo realizado por esta cadena. Con todo, el Gobierno, que algo sabe de tales manipulaciones, parece seriamente preocupado con las previsiones, que le otorgan una magra ventaja de cuatro puntos en todo el territorio federal sobre el PMDB (Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o), principal fuerza opositora de tendencia centrista.De confirmarse estos resultados, el gubernamental PDS (Partido Dem¨®crata Social) quedar¨ªa en minor¨ªa en la C¨¢mara de Diputados frente al conjunto de la oposici¨®n. Los tres Estados m¨¢s importantes (S?o Paulo Minas Gerais y R¨ªo de Janeiro) ser¨ªan adversos al Gobiemo militar y a su brazo pol¨ªtico, el PDS.
Esto ha obligado al presidente, Jo?o Figueiredo, a descender a la arena electoral en esta ¨²ltima recta de la campa?a, para ver si bajo la etiqueta de "el presidente de la apertura" consigue ara?ar algunos votos para su partido.
Desde hace una semana viaja por el pa¨ªs acompa?ado de seis ministros y un ostentoso equipo de seguridad, a bordo de un avi¨®n B¨²falo, de la Fuerza A¨¦rea brasile?a, dedicado al transporte de tropas.
La comitiva presidencial aterriz¨® el domingo en R¨ªo de Janeiro con toda la log¨ªstica de un desembarco militar, debidamente maquillado por el marketing electoral a la americana. Las primeras previsiones parecieron favorables. Unas 100.000 personas, cifra no conseguida a¨²n por la oposici¨®n, se hab¨ªan reunido en la finca Boavista, algo as¨ª como la Casa de Campo carioca.
El programa era atractivo, aun para un votante de la oposici¨®n: tarde de samba, alternada con un concierto de la Orquesta Sinf¨®nica Brasile?a, instalada sobre una plataforma flotante en la laguna. Todo eso, acompa?ado de cervezas y salchichas baratas. El cartel de un candidato oficial dec¨ªa: "S¨®lo en el PDS hay salvaci¨®n".
Oposici¨®n carioca
Nadie cont¨® con la reacci¨®n carioca, el pueblo de m¨¢s leal oposici¨®n al r¨¦gimen militar desde su comienzo, hasta el punto de que nunca el partido oficial ha logrado sacar un senador en R¨ªo de Janerio.
Leonel Brizola, de 60 a?os, es el ¨²nico pol¨ªtico de la democracia previa al golpe que despu¨¦s de quince a?os de exilio ha regresado con aire triunfador. Es, por eso, la bestia negra de los militares, que ven en su candidatura el regreso a una situaci¨®n que durante dieciocho a?os han combatido con todas sus armas, incluida la guerra sucia.
El nombre de Brizola fue, tal vez, el peor insulto que pudo caerle al hombre que se considera como el restaurador de la democracia en Brasil. El ambiente tan adverso oblig¨® a que el presidente tuviera que esperar en el interior de un trailer, mientras el animador de la fiesta intentaba calmar los ¨¢nimos.
En medio de crecientes abucheos, el presidente sali¨® al estrado rodeado de gorilas. Sustituy¨® su discurso de folio y medio por unas palabras improvisadas en las que atribuy¨® la reacci¨®n hostil del p¨²blico a "la irreverencia del carioca, que tanto le diferencia del resto de sus compatriotas", lo que s¨®lo sirvi¨® para que arreciaran los abucheos. Entre constantes interrupciones, el presidente apenas consigui¨® hablar por espacio de tres minutos.
Su portavoz, Carlos Atila, dir¨ªa luego que Figueiredo acept¨® el hecho como una demostraci¨®n de democracia, que pon¨ªa de manifiesto la intolerancia de unos frente al respeto del Gobierno por el derecho a la libre manifestaci¨®n. Su candidato a gobernador tuvo a¨²n peor suerte, porque apenas pudo o¨ªrse una frase completa de su corta alocuci¨®n, que dur¨® escasos cinco minutos.
Millones de cruceiros, invertidos en la fiesta por el candidato y un poderoso empresario local, parec¨ªa que hubieran contribuido finalmente a la campa?a del hurac¨¢n Brizola, a quien todos dan ya como seguro ganador en R¨ªo de Janeiro, el Estado que cuenta con una mayor guarnici¨®n militar.
Sectores oficiales y aun del opositor PMDB, al que pertenece el actual gobernador, han empezado as¨ª a manejar el fantasma del miedo: "Si Brizola gana, no puede asegurarse que vaya a tomar posesi¨®n el 15 de marzo" y "los militares no lo consentir¨ªan" son algunas frases que han empezado a circular por R¨ªo de Janeiro.
La campa?a de intimidaci¨®n utiliza publicaciones incluso oficiales del Ej¨¦rcito. Letras en Marcha, Cultura y Noticiario Militar, un peri¨®dico editado por militares y de amplia penetraci¨®n en los cuarteles, publicaba recientemente un art¨ªculo de F. Dumont bajo el t¨ªtulo "?Qui¨¦n es Brizola?".
'"No se enga?en", dice el articulista; "si Brizola es elegido, va a subvertir R¨ªo y har¨¢ de esta ciudad maravillos de este Estado alegre, un nuevo Vietnam". Recuerda luego que, despu¨¦s del golpe de 1964, que en la terminolog¨ªa oficial recibe el nombre de revoluci¨®n, Brizola fue condenado en siete sumarios a un total de 42 a?os de prisi¨®n.
"Actividad subversiva"
Una de las resoluciones del tribunal militar correspondiente determin¨® en su d¨ªa que el hoy candidato a gobernador "tuvo una intensa actividad subversiva, en estrecha relaci¨®n con el Partido Comunista brasile?o". El articulista sigue citando la sentencia en los siguentes t¨¦rminos: "Brizola fue un permanente infractor de la ley, trabajando en todo momento contra las instituciones legales y las tradiciones nacionales, procurando exacerbar a la opini¨®n p¨²blica y conducir a las masas hacia aventuras revolucionarias, explotando las insatisfacciones sociales y los deseos leg¨ªtimos del pueblo cr¨¦dulo, apareciendo en m¨ªtines y medios de comunicaci¨®n como un pretendido l¨ªder carism¨¢tico que difund¨ªa esl¨®ganes comunistas".
Estos hechos revelan un indudable malestar militar ante el ascenso de Brizola. Esta impresi¨®n fue alimentada recientemente por unas declaraciones del ministro del Aire, general Delio Jardim de Matos, considerado como representante del ala moderada. El ministro dijo que los resultados electorales podr¨ªan alimentar el revanchismo despu¨¦s del 15 de noviembre.
Casi todos los pol¨ªticos lo interpretaron en el sentido de que los militares podr¨ªan obstaculizar la toma de posesi¨®n de determinados candidatos de oposici¨®n. El propio militar explic¨® despu¨¦s que el revanchismo al que se refer¨ªa no era el del Ej¨¦rcito, s¨ªno el de pol¨ªticos de oposici¨®n, que podr¨ªan intentar revisar casos ya cerrados por la amnist¨ªa. En este sentido a?adi¨® que esta pretensi¨®n en ning¨²n caso ser¨ªa aceptada por el Ej¨¦rcito, ya que la amnist¨ªa es un perd¨®n bilateral, que no puede existir s¨®lo por un lado.
Pese a la campa?a psicol¨®gica desatada en torno a la victoria de Brizola, todo hace pensar que se trata de un arma electoral m¨¢s que de una amenaza real de golpe. Como escribe Carlos Castelobranco, columnista de Jornal do Brasil y probablemente el comentarista pol¨ªtico de mayor prestigio, lo que le ha valido su reciente ingreso en la Academia de la Lengua, un golpe militar tendr¨ªa que darse contra el presidente Figueiredo, que es quien se ha presentado como garante de estas elecciones. No parece que haya en estos momentos ning¨²n general con prestigio suficiente.
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