El territorio prehist¨®rico del r¨ªo Nal¨®n
En Asturias aparece, por primera vez, la herencia cultural del Magdaleniense medio, per¨ªodo al que pertenecen las cuevas de Altamira y Tito Bustillo
El descubrimiento de seis yacimientos de arte parietal, situados uno tras otro en el curso medio del r¨ªo Nal¨®n, entre las localidades de Manzaneda y Bercio, en las proximidades de Oviedo, define una unidad estil¨ªstica y territorial, en definitiva, un importante espacio f¨ªsico, que ha sido ocupado por una misma cultura prehist¨®rica, ¨²nico en el mundo, seg¨²n manifest¨® Javier Fortea, catedr¨¢tico de Prehistoria y Arqueolog¨ªa de la Universidad de Oviedo y coordinador del proyecto Nal¨®n medio.
Las cuevas de Altamira, en Cantabria, y de Tito Bustillo, en Ribadesella (Asturias), son muestras excepcionales del Magdaleniense medio, el mejor momento del arte prehist¨®rico. Este arte, pues, ya hab¨ªa sido descubierto, pero faltaban sus estratos, la herencia cultural de la ¨¦poca, que al aparecer ahora en Asturias, por primera vez, confirman la existencia de una mancha cultural que se extend¨ªa desde esta regi¨®n hasta el Pirineo vasco-franc¨¦s. Un colgante, la pieza m¨¢s caracter¨ªstica del Magdaleniense medio de esa zona pirenaica, fue hallado, junto con otras piezas de singular importancia utilizadas 14.000 a?os antes de Jesucristo, en las excavaciones que se realizan en el Nal¨®n. Actualmente, ese tipo de estratos es buscado tambi¨¦n en Cantabria y Euskadi.
Los hallazgos prehist¨®ricos del valle del Nal¨®n desmienten, por otra parte, a los expertos -especialmente norteamericanos y franceses- que negaban la existencia en Espa?a de la cultura correspondiente al Solutrense medio (entre el a?o 20000 y el 14000 antes de Cristo). En la cueva de Las Caldas, junto a un rico dep¨®sito arqueol¨®gico deI Magdaleniense medio, fue descubierta una completa secuencia del Solutrense terminal, superior y medio."
Grabados exteriores
Otro de los hallazgos espectaculares ha sido una cabeza tallada en un canto de cuarcita, en el abrigo de Entrefoces, que el profesor Jaivier Fortea considera "una pieza ¨²nica del Magdaleniense, ya que las representaciones humanas " en arte mueble eran muy escasas". La cabeza apareci¨®, seg¨²n el excavador Manuel Gonz¨¢lez Morales, en un contexto ritual, rodeada de otros cantos de distintos colores. Podr¨ªa representar un culto a un antepasado o a la divinidad. Esta pieza se encuentra actualmente en estudio.En noviembre de 1978, el departamento de Prehistoria de la Universidad de Oviedo tuvo conocimiento por primera vez de la existencia de un abrigo, La Vi?a, con grabados rupestres. Este departamento y el grupo espeleol¨®gico Polifemo descubrieron, durante los a?os siguientes, nuevas estaciones. El abrigo de La Vi?a, descubierto por Antonio Juaneda, presenta grabados totalmente exteriores, que llegaron a estar totalmente cubiertos por el dep¨®sito arqueol¨®gico. Una erosi¨®n veros¨ªmilmente holocena, seg¨²n Javier Fortea, desmont¨® los estratos m¨¢s recientes y exhum¨® la parte superior de la superficie grabada. El estilo de sus grabados es similar al del resto de las estaciones de la cuenca media del r¨ªo Nal¨®n, salvo Entrecueves.
El grupo Polifemo hall¨® en 1978 la cueva de Los Murci¨¦lagos, a dos kil¨®metros de la anterior, con un bisonte ac¨¦falo de excelente factura. El mismo grupo descubri¨® el abrigo de Entrefoces, cercano a la foz de Morc¨ªn, donde est¨¢n grabados dos ciervas y un caballo con las mismas convenciones estil¨ªsticas que las de La Vi?a, Lluera I y Godulfo. En el complejo k¨¢rstico de Las Sagadas est¨¢ el ¨²nico caso de figuraciones situadas en lo profundo de una cueva, sin iluminaci¨®n exterior, encontrado hasta ahora en la cuenca media del Nal¨®n. Las dos paredes de La Lluera I repiten el mismo esquema: un friso superior con una inextricable red de l¨ªneas grabadas con surco profundo, entre las que se individualizan figuras de cierva, y un friso inferior con abundantes figuras ideomorfas y zoomorfas de trazo muy cuidado.
El abrigo de La Lluera I fue encontrado por Polifemo, y el de La Lluera II, por Maximino Su¨¢rez y Enrique Arnau, del departamento de Prehistoria de la Universidad de Oviedo. Este ¨²ltimo contiene signos grabados angulares y triangulares. Polifemo fue siempre el primero en llegar al abrigo de Godulfo, cuyo ¨²nico c¨¦rvido ha sido trazado con la misma convenci¨®n estil¨ªstica empleada en Chuf¨ªn (Rinclones, Santander), La Vi?a, Entrefoces y La Lluera I.
Plan integral
La riqueza de manifestaciones art¨ªsticas en el Nal¨®n medio y la aparici¨®n de dep¨®sitos arqueol¨®gicos motivaron la elaboraci¨®n de un proyecto de protecci¨®n dirigido a dotar a los yacimientos de una adecuada infraestructura y a su cierre. A continuaci¨®n se elabor¨® un plan integral de estudio del poblamiento prehist¨®rico, desde el punto de vista de la interacci¨®n de sus ambientes f¨ªsico, biol¨®gico y cultural. Antonio Masip, titular de la Consejer¨ªa de Cultura y Educaci¨®n del Gobierno auton¨®mico asturiano, ha prometido al equipo de bi¨®logos, zo¨®logos, bot¨¢nicos, palin¨®logos, f¨ªsicos, etc¨¦tera, que coordina Javier Fortea el m¨¢ximo apoyo para desarrollar las investigaciones en esta ¨¢rea de veinte kil¨®metros, situada en las proximidades de Oviedo, que pueden aportar importantes revelaciones sobre este momento inicial del arte prehist¨®rico y sobre el hombre que lo realiz¨® en los vest¨ªbulos de los abrigos de las rocas, porque el misterio de las cavernas le impon¨ªa respeto.El espacio operativo sobre el que trabajan los investigadores se encuentra situado entre el yacimiento de La Moratina y la cueva de Las Mestas, donde el r¨ªo Nora, de Oviedo, confluye con el Nal¨®n. En el tiempo se pretende abarcar el Pleistoceno y el Holoceno. Javier Fortea afirma que la prospecci¨®n preliminar muestra un predominio de localizaciones correspondientes cronol¨®gicamente al Pleistoceno superior y culturalmente al Paleol¨ªtico superior, cuyo estudio se convierte en el objetivo predominante.
Este trabajo interdisciplinar trata de conseguir una mayor comprensi¨®n de las variaciones paleogeol¨®gicas y paleogeogr¨¢ficas que se sucedieron a lo largo del Cuaternario, y de realizar la identificaci¨®n cultural y cronol¨®gica, as¨ª como de analizar las formas de asentamiento y de explotaci¨®n del paisaje (utillaje, fauna, macrorrestos, vegetales y polen), las formas de expresi¨®n art¨ªstica y el plano de la representaci¨®n.
Junto con las tareas de excavaci¨®n en el sentido estricto, se procede a la limpieza de las concrecciones que cubren los grabados, como paso previo a su reproducci¨®n por fotogrametr¨ªa, con equipos muy sofisticados.
El trabajo y el entusiasmo derrochados por setenta estudiantes del departamento de Prehistoria de la Universidad de Oviedo son destacados por Javier Fortea al poner como ejemplo su tes¨®n hasta encontrar el estrato f¨¦rtil arqueol¨®gico del yacimiento de Llag¨², habitado por el hombre de hace m¨¢s de 100.000 a?os. "Por los indicios. y la prospecci¨®n", afirma Fortea, "llegamos a delimitar la zona donde podr¨ªa estar el yacimiento del Paleol¨ªtico inferior, aunque cubierto por un enorme estrato est¨¦ril que cost¨® mucho trabajo retirar. Abrimos varios pozos de sondeo y excavamos con cuchillos durante veintiocho d¨ªas, a un ritmo tan lento como desesperante, sin encontrar nada. Cuando llev¨¢bamos 4,20 metros de profundidad en los diversos sondeos, decidimos dar por finalizado el trabajo, porque carec¨ªamos de fuerza moral para exigir m¨¢s a los estudiantes. Sin embargo, fueron ellos quienes se empe?aron en seguir hasta dar con el estrato f¨¦rtil arqueol¨®gico".
Santuario prehist¨®rico
Antonio Juaneda Gavelas descubri¨® el abrigo de La Vi?a, el 28 de octubre de 1978. "Entr¨¦ en la covacha", afirma, "y all¨ª estaban, repartidos por el suelo, abundantes restos de industria l¨ªtica y ¨®sea atribuibles a alg¨²n momento del Paleol¨ªtico superior. Luego vi los grabados. En las paredes hab¨ªa figuras de animales y, al fondo, un caballo grabado en roca. Hacia el exterior apreci¨¦ un conjunto de entremezcladas siluetas de animales. Volv¨ª el rostro hacia la pared de enfrente y pude contemplar peque?as figuras que parec¨ªan representar signos o cabezas de cabras. No sab¨ªa si dar cr¨¦dito a mis ojos. Recorr¨ª la pared del abrigo y observ¨¦ un panel de l¨ªneas, entrecruzadas, con otras figuras de animales; cuatro metros m¨¢s all¨¢ estaba un c¨¦rvido, que abr¨ªa un peque?o conjunto de figuras, y luego otro panel prolongaba sus grabados de forma ininterrumpida hasta el final del abrigo. Era un santuario prehist¨®rico al aire libre".
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