El poeta Guill¨¦n y el pintor Guerrero exaltan el color
Una carpeta conjunta y cinco ¨®leos, expuestos en la galer¨ªa Juana Mord¨®
El mi¨¦rcoles pasado, 10 de noviembre, fue presentada en la galer¨ªa madrile?a de Juana Mord¨® (Villanueva, 7) una carpeta, titulada Por el color, con seis poemas de Jorge Guill¨¦n y seis litograf¨ªas de Jos¨¦ Guerrero, editada por Carmen Durango, de Valladolid. Con unas palabras del poeta Mario Hern¨¢ndez se inaugur¨® la exposici¨®n, que se exhibir¨¢ hasta el d¨ªa 20 de este mes, y que cuenta con el aliciente de presentar por primera vez cinco espl¨¦ndidos cuadros de Jos¨¦ Guerrero, realizados el pasado verano.
Estoy convencido de que con la simple relaci¨®n de datos que he proporcionado sobre los autores y la casa editorial bastar¨¢ para que cualquiera se percate de la importancia y calidad de Por el color, cuyas litograf¨ªas han sido estampadas bajo la direcci¨®n experta de Don Herbert. Pero, al margen de las excelsas cualidades t¨¦cnicas, es emocionante el hecho mismo del di¨¢logo po¨¦tico-pict¨®rico entre Guill¨¦n y Guerrero, que resucitan, con extraordinaria belleza, esa antigua hermandad entre las dos artes sancionada en la antig¨¹edad por Horacio, mil veces renacida en la tradici¨®n cl¨¢sica occidental y, muy en especial, en nuestro pa¨ªs donde ha dado pie a composiciones memorables, no s¨®lo en todos los grandes maestros del Siglo de Oro, sino tambi¨¦n en la poes¨ªa contempor¨¢nea.No voy a tratar aqu¨ª, sin embargo, de la poes¨ªa, aunque la que ha escrito Guill¨¦n para la ocasi¨®n es hermos¨ªsima y, sobre todo, tan compenetrada con el mundo pict¨®rico de Guerrero, que uno se queda pensando si no ser¨¢ precisamente esa palabra po¨¦tica la ¨²nica v¨¢lida, fiel y entra?able para hablar, sin traici¨®n, de la pintura. Las seis litograf¨ªas de Guerrero son, por su parte, un festival de color, lo que no es, desde luego, una sorpresa en este artista granadino, cuyo inigualable instinto crom¨¢tico se forj¨® a la sombra de la Escuela de Nueva York. Ah¨ª, pues, vemos, de nuevo, esos rojos y azules portentosos, pero acompa?ados esta vez de audaces combinaciones, como la de ese magenta que saca palpitaciones viol¨¢ceas de rara belleza, el bermell¨®n o esos brillantes barridos de ocres y sienas, de azules de ultramar y cobalto, de rosas, malvas y morados... Hay, s¨ª, una mixtura crom¨¢tica valiente, que vibra con el fulgurante poder con que siempre consigue deslumbrarnos este fauvista, pero he de a?adir, en esta ocasi¨®n, que est¨¢ apoyada adem¨¢s sobre una ligereza y simplicitud de estructura que da a las im¨¢genes un no s¨¦ qu¨¦ de a¨¦rea gracilidad, as¨ª como sobre un toque prodigiosamente aquilatado que hace la atm¨®sfera intensa y liviana a la vez.
Por el color tambi¨¦n, c¨®mo no, est¨¢n los ¨²ltimos cuadros de Guerrero, aunque, al verlos ahora, habr¨ªa que a?adir que est¨¢n todav¨ªa m¨¢s por la renovaci¨®n. ?Son en verdad notables los caminos abiertos por estas cinco telas recientes! Debo emplear los signos admirativos para suplir la falta de espacio que me acosa aqu¨ª a la hora de dar unas explicaciones imposibles de sintetizar. En todo caso, telegr¨¢ficamente, les adelanto la presencia de una original transformaci¨®n en las fronteras de transici¨®n crom¨¢tica, un hermosamente desconcertante nuevo uso del restregado, ciertos lavados crom¨¢ticos que producen sutiles reflejos p¨¢lidos. Hay manchas dominantes, pero en seguida se aprecia que Guerrero se lo juega todo al matiz con las cambiantes franjas crom¨¢ticas que las enmarcan. Se me qued¨® grabado un cuadro inolvidable, en cuyo centro aparece un azul de Prusia con el apagado resplandor de la amatista, franqueado por magentas, rojos desva¨ªdos, sienas, amarillos, negros y un toque de carm¨ªn. Como dijera Verlaine, aqu¨ª el matiz es "¨²nica novia", o nuestro poeta Guill¨¦n, pensando en Guerrero: "Cielos de amanecer en esta orilla,/ colores no, matices, transiciones / intensamente delicadas".
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