Una profec¨ªa desmentida
La campa?a electoral, carnavalesca, euf¨®rica, astuta, pero desprovista de momentos brillantes y de grandes personajes, fue seguida por 48 horas de algo que los brasile?os, grandes bautizadores, llamaron reposo c¨ªvico. La gente jug¨® al f¨²tbol en las playas o sali¨® fuera de las ciudades. En las favelas, las barriadas que invaden los cerros de R¨ªo de Janeiro, se escuch¨® todo el s¨¢bado durante la noche un ritmo fren¨¦tico de samba, ritmo sostenido con tambores primitivos, instrumentos de palo, voces aguardentosas.Un futbolista del equipo de Bah¨ªa, Dar¨ªo, conocido como Dad¨¢, bautizaba sus ¨²ltimos goles con nombres alusivos a la Constituci¨®n y a las elecciones. Los bautizaba en esa forma y se re¨ªa a carcajadas, con dientes albos en contraste con la piel oscura. Dad¨¢, poeta popular y delantero incisivo, siempre bautiza sus goles. No le ha faltado imaginaci¨®n para colocar denominaciones graciosas a los m¨¢s de doscientos que lleva en su carrera deportiva.
Una ni?a de diez a?os, sin derecho a voto, pero con aspiraciones pol¨ªticas perfectamente claras, declaraba: "Queremos m¨¢s libertades para que los ni?os puedan jugar en las calles". Hasta ahora, esa ni?a es la cabeza visible del movimiento de reivindicaci¨®n infantilista.
El presidente Figueiredo, el domingo por la noche, contest¨® por la televisi¨®n algunas cartas de los ciudadanos. El presidente, general salido del Arma de Caballer¨ªa, antiguo jefe de la seguridad nacional, hijo de un militar exiliado durante la dictadura de Getulio Vargas, es uno de esos hombres de aspecto mediano, gris¨¢ceo, capaces de dar sorpresas y de ponerse a la altura de las circunstancias dif¨ªciles. Las cartas, desde luego, estaban cuidadosamente seleccionadas. Fueron consideradas por la oposici¨®n como un subterfugio para romper el receso electoral de 48 horas. De todos modos, Figueiredo las contest¨® con buen sentido y con cierta facilidad de expresi¨®n, diciendo, en s¨ªntesis, que el proceso actual no se detendr¨ªa y que confiaba en la madurez pol¨ªtica del pueblo brasile?o.
Reposo c¨ªvico
El largo domingo de reposo c¨ªvico facilit¨® la reflexi¨®n y tambi¨¦n estimul¨® la memoria. Los brasile?os recordaron estos ¨²ltimos dieciocho a?os de revoluci¨®n militar y de r¨¦gimen de excepci¨®n, donde hubo ¨¦pocas de represi¨®n aguda y donde tambi¨¦n hubo un intento ambicioso de modernizaci¨®n industrial del pa¨ªs, intento estancado ahora en el pantano de la crisis econ¨®mica y de una deuda externa gigantesca.Por mi parte, la meditaci¨®n dominical revive una an¨¦cdota muy instructiva, relacionada con el momento preciso de la ca¨ªda del r¨¦gimen de Joao Goulart y del comienzo de este r¨¦gimen. En esos d¨ªas, marzo y abril de 1964, estaba en el Palacio de las Naciones, en Ginebra, incorporado a la delegaci¨®n de Chile ante la Primera Conferencia de Comercio y Desarrollo de la ONU. Eran d¨ªas de ilusiones tercermundistas, de ataque frontal a las condiciones financieras y comerciales impuestas a los pa¨ªses subdesarrollados por las naciones industrializadas de Occidente. Chile, a pesar de encontrarse en el per¨ªodo conservador de Jorge Alessandri, formaba parte activa del grupo de los no alineados y era uno de los ¨²ltimos pa¨ªses latinoamericanos que manten¨ªa relaciones diplom¨¢ticas con Cuba.
Brasil tambi¨¦n manten¨ªa esas relaciones, pero llegaban toda clase de noticias alarmantes y ca¨®ticas sobre su situaci¨®n interna. Una ma?ana, la numerosa delegaci¨®n brasile?a, activista hasta la tarde anterior, estaba ausente de la sala de conferencias. Supimos de inmediato que Goulart hab¨ªa sido derrocado y que los militares hab¨ªan tomado el poder en Brasilia. Dos o tres miembros de la delegaci¨®n chilena nos acercamos entonces al comandante Ernesto Che Guevara, que presid¨ªa la delegaci¨®n de Cuba. ?Qu¨¦ opinaba el comandante de la nueva situaci¨®n producida en Latinoam¨¦rica, de la nueva correlaci¨®n de fuerzas?
Guevara contest¨® que se hab¨ªa derrumbado una democracia inepta, corrompida, y que las cosas, en adelante, se volver¨ªan mucho m¨¢s claras. Por un lado, habr¨ªa una dictadura militar reaccionaria, impopular, y por el otro, una guerrilla cada vez m¨¢s poderosa, apoyada por el pueblo, que conquistar¨ªa el triunfo definitivo y propagar¨ªa la revoluci¨®n proletaria a todo el continente.
Objetivo incumplido
A dieciocho a?os de distancia, podemos apreciar perfectamente que la profec¨ªa del Che Guevara fue desmentida por los hechos. El general Geisel, a partir de 1974 empez¨® a preparar en forma discreta la salida electoral. El general Figueiredo, desde 1978, con un temperamento m¨¢s impulsivo e extrovertido, le dio a la alternativa de las elecciones un car¨¢cter irreversible. Convirti¨® esa alternativa en un compromiso personal y no tuvo m¨¢s remedio que asumirlo a fondo. Ahora se asegura que la verdadera prueba, m¨¢s all¨¢ de los resultados de uno u otro partido, ser¨¢ la participaci¨®n popular en el voto. Al parecer, el pueblo brasile?o est¨¢ participando en gran escala y el objetivo esencial, anunciado por Figueiredo tantas veces, no se estar¨ªa cumpliendo.Las ¨²ltimas previsiones indican que el Gobierno ganar¨¢ los cargos de gobernadores en trece Estados y la oposici¨®n en nueve. En la C¨¢mara federal habr¨ªa mayor¨ªa de oposici¨®n. La elecci¨®n de presidente de la Rep¨²blica, en 1985, se har¨¢ por colegios electorales, en votaci¨®n indirecta, y un resultado as¨ª asegurar¨ªa la sucesi¨®n presidencial para un candidato del r¨¦gimen.
Casu¨ªstica
Como a ning¨²n Gobierno le gusta perder las elecciones, sobre todo cuando tiene la sart¨¦n por el mango, los gobernantes de Brasilia estudiaron una legislaci¨®n electoral extremadamente sutil, favorable para ellos, conocida aqu¨ª como casuismo. Casuismo, casu¨ªstica: estudio en teolog¨ªa de cada caso particular, a fin de orientar la conciencia de los fieles. Suele afirmarse que los jesuitas, en el siglo XVIII, utilizaron la casu¨ªstica para inclinar las conciencias en favor de sus propios intereses. En el siglo VXII y XVIII. Figueiredo ser¨ªa el beneficiario remoto del barroco jesu¨ªtico, que floreci¨® con tanto esplendor en los tiempos coloniales de su pa¨ªs.
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