Gobierno en la sombra

Don Manuel Fraga Iribarne, cabeza visible de la muy noble, muy leal y muy comprensiva oposici¨®n, va a montarse algo as¨ª como un Gobierno en la sombra (seg¨²n ¨¦l mismo gusta de llamarlo). A m¨ª me parece que ya ten¨ªa uno.No digo cu¨¢l. En todo caso, don Manuel va a multar con una pela larga a los que falten a clase, a los que hagan novillos en el colegio semicircular del Parlamento. Esto explica y anticipa c¨®mo entiende Fragabarne la democracia: como un internado de se?oritas donde se le miran las enaguas ideol¨®gicas a la que llega tarde, por si las lleva salpicadas de pecado nefando o liberal.

El Teatre Lliure de Barcelona nos anuncia El mis¨¢ntropo, de Moli¨¨re. Aqu¨ª el mis¨¢ntropo de la democracia (que tiene nombre de mujer) es Fraga, y la misantrop¨ªa le sale a diario en forma de multa o de Gobierno en la sombra. Felipe Gonz¨¢lez ha renunciado acertadamente a ser un "Gobierno en la sombra" durante el mes transicional, pero Fraga, que est¨¢ en un grito, de las ganas que tiene de gobernar, ya ha constituido su Gobierno en la sombra. Suena a espionaje. Suena mal. Manuel Girona, presidente de la Diputaci¨®n de Valencia, me pide algo personal para subastar en favor de los damnificados por unas riadas que no vienen de este oto?o de lluvias, sino de las tan nombradas "realizaciones del R¨¦gimen". Sin renunciar a mi modesta colaboraci¨®n, pienso que es Fraga, ministro por aquellos entonces, quien debe enviarles a los valencianos su jura de fidelidad al Caudillo, a ver cu¨¢nto dan los damnificados por Vig¨®n / Silva Mu?oz / Fern¨¢ndez de la Mora.

El Gobierno en la sombra tiene la doble finalidad del seguimiento de las actividades del Gobierno en la luz (el primer Gobierno a la luz del d¨ªa de ma?ana, en medio siglo) y demostraci¨®n o demostraci¨®n de c¨®mo AP tambi¨¦n puede / podr¨ªa gobernar. He aqu¨ª lo subconsciente o "discurso lacaniano del Otro" (Fraga siempre es el Otro por su prodigioso don de alteridad). Lo que quiere Fraga es mandar o hacer como que manda, pues que ha nacido para eso y ha quemado sesenta a?os (ayer los cumpli¨®) quemando queimadas, pero mandando s¨®lo de mentira: el que mandaba era el Caudillo, claro. Se comenta en los almuerzos period¨ªsticos que el Ayuntamiento no se ha enterado o no ha querido enterarse de que se va a levantar un edificio en el espacio, no muy generoso, que los alcaldes cuarenta?istas concedieran en su d¨ªa al Museo Abstracto al aire libre de la Castellana. Eticas aparte, el Ayuntamiento no es tonto ni va a hipotecar su futuro mandato (posible) por semejante capricho / cohecho. Pero estas cosas se dicen desde la "democracia en la sombra", a ver si nos cargamos la democracia al sol. Cuando se tiraron los palacios de la plaza de Col¨®n -Medinaceli, etc¨¦tera- para levantar las Torres de Jeri?¨¢c o Jerez o como se diga, estas cosas no se dec¨ªan o s¨®lo eran apartes chistosos del alcalde de Zalamea que se est¨¢ reponiendo siempre, espont¨¢neamente, en las calles de Madrid/ spleen.

Asimismo, se?or Tierno, los Cronistas Oficiales de la Villa est¨¢n dolidos porque son un trust de cerebros con el que no cuenta el socialismo descerebrado. Quiere decirse, en fin, que hay no s¨®lo un Gobierno en la sombra, sino una democracia en la sombra, una trama ¨¦pico / civil en la sombra (en absoluto pariente de Fraga, claro), un Madrid / Madrid en la sombra, un periodismo en la sombra y un cuarenta?ismo en la sombra que ha elegido sus barricadas de sombra para fusilar la luz. Hay una sombra en la sombra.

Pero incluso cuando la derecha / derecha ha estado a. plena luz, ocupando un lugar teleol¨®gico al sol, que ha sido casi siempre, ha habido en Espa?a otra derecha en la sombra, por si las flais. Fraga ha institucionalizado la sombra.