Una reposici¨®n inteligente
Se hizo tan popular Blasco Ib¨¢?ez en el mundo de Hollywood, que varias de sus novelas se adaptaron repetidamente al cine. Antes de que Rouben Mamoulian dirigiera su versi¨®n de Sangre y arena, que ahora se repone en nuestras pantallas dentro del ciclo de la 20th Century Fox Amar el cine, Rodolfo Valentino hab¨ªa ya interpretado en 1922 a ese muchacho hambriento que triunfa en el mundo del toreo para m¨¢s tarde volver a su pobre origen: su ambici¨®n y la de cuantos le rodean condicionan la definitiva ca¨ªda del dios.Es, en cambio, poco conocida la primera versi¨®n cinematogr¨¢fica de Sangre y arena, que el propio Vicente Blasco Ib¨¢?ez dirigi¨® en Barcelona en 1916; el escritor fue convencido por productores valencianos y catalanes que no encontraban mejor director para el proyecto. Los comentarios cr¨ªticos difieren sobre la calidad del resultado final, pero parece que obtuvo el suficiente ¨¦xito de p¨²blico como para animar a sus productores a embarcarse en nuevas pel¨ªculas.
Sangre y arena
Direcci¨®n: Rouben Mamoulian. Gui¨®n: Jo Swerling, sobre la novela de Vicente Blasco Ib¨¢?ez. Fotograf¨ªa: Ray Rennahan. M¨²sica: Alfred Newman. Int¨¦rpretes: Tyrone Power, Linda Darnell, Rita Hayworth, Anthony Quinn, John Carradine, Laird Cregar. Drama. Norteamericana, 1941. Local de estreno: Luchana 1.
Cuando Rouben Mamoulian abord¨® su Sangre y arena en 1941, deb¨ªa respetar la personalidad de los actores principales y subordinar a ellos cualquier pretensi¨®n est¨¦tica. En pleno star system, importaba m¨¢s mantener el mito de las estrellas que su trabajo en cada pel¨ªcula. Hoy puede resultar dificil de entender, puesto que aquellas estrellas han sido olvidadas. El precedente de Valentino deb¨ªa condicionar de forma especial a Tyrone Power, que, aunque actor de moda en los a?os treinta y cuarenta, no parec¨ªa corresponder, por su f¨ªsico, a la figura del t¨ªpico torero espa?ol.
Sin embargo, los resultados de este trabajo no parecen tan condicionados como de hecho lo fueron. Power interpreta con seriedad un personaje que no corresponde a su talante y, en t¨¦rminos generales, la versi¨®n que Sangre y arena ofrece de nuestro pa¨ªs, que Mamoulian desconoc¨ªa en el momento de rodar la pel¨ªcula, no responde a los t¨®picos que tantas veces ha mostrado el cine norteamericano. Ten¨ªa Mamoulian un especial inter¨¦s por mostrar aspectos documentales que reflejaran la realidad espa?ola narrada por Blasco Ib¨¢?ez.
Pintores y asesores
Seg¨²n sus declaraciones, procur¨® inspirarse en varios pintores (Goya y Vel¨¢zquez, sobre todo) para recomponer lo que ignoraba. En aquella ¨¦poca, a¨²n el cine en color no dispon¨ªa de los medios que hoy son habituales; entendi¨® el director, por tanto, que deb¨ªa dejarse aconsejar por quienes tuvieran mayor informaci¨®n. De entre sus asesores, destaca Budd Boetticher, que ya hab¨ªa filmado secuencias taurinas para trabajos que en nuestro pa¨ªs hemos conocido con dificultad.Por encima de los peque?os detalles anacr¨®nicos o levemente c¨®micos que los espa?oles podemos encontrar en algunas secuencias, lo cierto es que Sangre y arena recompone con respetable fidelidad un cierto mundo del toreo. Las peripecias melodram¨¢ticas del protagonista, cuya vida amorosa se deslinda entre su leg¨ªtima mujer y la turbadora aparici¨®n de Rita Hayworth, no ocultan la cr¨®nica negra de un mundillo en el que el hambre sirve de motor iniciador, y la l¨®gica ambici¨®n de quien ha triunfado, de posterior interrupci¨®n de cuanto ha logrado con su trabajo. Un ambiente repleto de intereses y mezquindades, de baratas adulaciones y turbios cr¨ªticos conforma el paisaje de una pel¨ªcula no especialmente mejorada despu¨¦s por directores de mayor independencia creativa.
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