El discurso de la Corona
(...) El discurso de la Corona constituye el mejor homenaje que se pod¨ªa rendir al pueblo espa?ol, "sereno, sufrido, ejemplar y magn¨ªfico". Catorce veces se refiri¨® el Rey al pueblo en un discurso de poco m¨¢s de quince minutos, que constituye un acto de fe en un pueblo del que s¨®lo desconfian los que quieren negarle el ejercicio de su soberan¨ªa. Ha sido en uso de esta soberan¨ªa que le reconoce la Constituci¨®n que ahora ha elegido responsablemente a sus representantes, porque, como afirma don Juan Carlos, su fina sensibilidad le permite "juzgar comportamientos, rechazar errores o corresponder favorablemente los aciertos", traduciendo tales actitudes en votos, "como premio o como sanci¨®n de conductas, como des¨¢nimo y rechazo o como esperanza y fe sobre futuras maneras de proceder". El Rey les pide a los representantes en el Parlamento, y se incluye ¨¦l, que se hagan merecedores de la confianza que se les ha otorgado. "Hag¨¢monos todos...", dice en una pluralizaci¨®n que constituye la mejor prueba de la actitud de servicio del Monarca a la comunidad.Y en este homenaje al pueblo espa?ol incluye don Juan Carlos a las Fuerzas Armadas, guardianes firmes del Estado de derecho, a las que expresa su admiraci¨®n, su respeto y su reconocimiento.
S¨®lo dos sectores, que se excluyen ellos mismos del proceso democr¨¢tico, aparecen descalificados en su discruso: el terrorismo y el golpismo, que aparecen engarzados en las palabras del Rey: "Se equivoca por completo quien piense, quien insin¨²e o declare con torpe malicia, que las Fuerzas Armadas, polo opuesto del terrorismo, podr¨ªan terminar con ¨¦l radicalmente, suspendiendo o modificando el Estado de derecho. Esa es exactamente, como de sobra sabemos, la jugada maestra que pretende el terror".
Las 3.200 palabras de] Rey, pronunciadas al abrirse la nueve legislatura, segunda de la joven democracia espa?ola, eran necesarias en estos momentos decisivos de la vida espa?ola, en los que se ha demostrado que el ejerc¨ªcio del poder no es privilegio ni potestad de una sola clase social.(...)
26 de noviembre.
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