Cambio pol¨ªtico y exigencias ¨¦ticas
A la vista de los resultados, parece, evidente que el pueblo espa?ol hab¨ªa perdido la confianza en unos gobernantes que, encastillados en sus privilegios y ambiciones, no hab¨ªan sabido tomar el pulso a la realidad y a las exigencias de nuestro pueblo. En tiempos de grave crisis econ¨®mica y creciente paro, nuestra clase pol¨ªtica dirigente no ha sabido dar ejemplo de austeridad, ha actuado con exceso de personalismo y efectismo, se ha dejado llevar por el af¨¢n de prebendas y el "qu¨ªtate t¨² para que me ponga yo", ha carecido de eficacia" administrativa y de un aut¨¦ntico af¨¢n de reforma y ha escurrido el bulto no s¨®lo ante los grandes problemas que surgieron bajo su mandato, como la tragedia de la colza, los incontables fraudes alimentarios, los graves esc¨¢ndalos financieros, etc¨¦tera, sino que no se atrevieron, por debilidad o in competencia, a afrontar los problemas urgentes y necesarios, como la reforma de la Seguridad Social, la modernizaci¨®n de la ense?anza y de la Administraci¨®n de justicia, la reforma de la Administraci¨®n p¨²blica, las incompatibilidades, la designaci¨®n del defensor del pueblo, etc¨¦tera.Porque es indudable que muchos espa?oles han votado socialista no s¨®lo por estrictas afinidades ideol¨®gicas, sino porque esperan del nuevo Gobierno una actitud m¨¢s ejemplar, m¨¢s ¨¦tica, una mayor dignidad personal de saber renunciar a lo que no se debe aceptar y de acometer lo que es necesario; en definitiva, m¨¢s honestidad p¨²blica y una mayor competencia y eficacia administrativas.
Muchos tambi¨¦n piensan que se debe acabar con abusos y corruptelas, derivados del concepto patrimonial que del Estado y de la Administraci¨®n han tenido muchos de nuestros dirigentes pol¨ªticos y altos cargos de la Administraci¨®n. Muchos espa?oles piensan que se debe acabar con las obras y reformas suntuosas en los despachos de los altos cargos de la Administraci¨®n. Y tambi¨¦n con las dietas escandalosas y abusivas ?Son necesarias tantas comidas y cenas llamadas de trabajo en restaurantes de cinco tenedores? Debe terminarse tambi¨¦n con bufandas y sobres, de los que se benefician altos funcionarios y que se otorgan de forma discriminatoria y casi oculta. Hay que terminar con la corruptela de los funcionarios que no est¨¢n en sus despachos, pero s¨ª en la casa. Deben modificarse muchos criterios y normas que presiden la adjudicaci¨®n de obras y distribuci¨®n de mobiliario y material a los centros de la Administraci¨®n del Estado. Y, en este sentido, no me resisto a rese?ar un hecho real que ocurri¨® hace unos a?os: un centro docente del Levante espa?ol solicit¨® de la correspondiente secci¨®n de la Administraci¨®n que se elevara un piso del edificio ante la insuficiencia del mismo y la avalancha de alumnos Se le contest¨® que no se pod¨ªa levantar el piso, pero que se les enviaba un buen juego de persianas de pl¨¢stico para las ventanas. Se pod¨ªan contemplar las persianas cuidadosamente empaquetadas en los s¨®tanos, entre otras razones, porque ya hab¨ªa persianas instaladas y porque no hab¨ªa presupuesto para desmontar las existentes y colocar las nuevas.
?Todos son iguales?
Si queremos restaurar en Espa?a un clima de trabajo y de responsabilidad, desterrar la chapuza y fomentar el amor, a la obra bien hecha, si queremos establecer un ambiente de esfuerzo solidario y de austeridad, bueno ser¨¢ decir que el ejemplo deber¨¢ venir de arriba. Porque el ejemplo es contagioso siempre, y ser¨¢ imposible exigir sacrificios y estricto cumplimiento del deber en el trabajo al pueblo cuando sus dirigentes no sean precisamente un modelo de conducta, de eficacia, de desprendimiento y de exacto cumplimiento del deber. En este sentido, ser¨ªa una buena ocasi¨®n la elaboraci¨®n y aprobaci¨®n de los pr¨®ximos presupuestos para que los espa?oles supi¨¦ramos de verdad lo que han percibido, todo incluido, los altos cargos de la Administraci¨®n en 1982: ministros, secretarios de Estado y subsecretarios, directores generales y asimilados, delegados del Gobierno en altos organismos, presidentes y altos cargos de las comunidades aut¨®nomas. Porque se dice y comenta que no todos los ministros cobran igual, pues hay departamentos de los que dependen organismos con fuertes presupuestos que parece que pasan a los ministros sobres o n¨®minas complementarias. Se comentaba hace a?os el caso de un subsecretario que pas¨® a ser ministro de otro departamento, y se quejaba amargamente de que cobraba m¨¢s de subsecretario antes que de ministro despu¨¦s.
Y lo mismo respecto de los presidentes y altos cargos de los bancos estatales, de la Telef¨®nica, Tabacalera, CAMPSA y tambi¨¦n de Seat, Aviaco y de las aproximadamente cien empresas del INI, casi todas ellas con cuantiosas p¨¦rdidas, cifradas en miles de millones de pesetas, sin que estas p¨¦rdidas repercutan en los sueldos de sus altos cargos, que, seg¨²n se dice, son sueldos no de nivel europeo, sino americano.
Est¨¢ bien que los que ocupan altos cargos de la Administraci¨®n del Estado o de empresas p¨²blicas sean remunerados de acuerdo con su gran responsabilidad. Pero que se sepa con claridad lo que perciben y que sean absolutamente incompatibles con cualquier otra actividad p¨²blica o privada. Y quiz¨¢ en ¨¦poca de grave crisis econ¨®mica y paro creciente fuera necesario introducir medidas de austeridad, e incluso de reducci¨®n de algunos sueldos que parecen exagerados, para que sirviera de ejemplo a todos los espa?oles.
Si todo esto se modifica con criterios de rectitud, justicia y equidad, ya no podr¨¢n decir muchos espa?oles, unos por ingenuidad y otros por malicia, refiri¨¦ndose a la nueva Administraci¨®n, aquello de que "todos son iguales". Muchos no lo creemos as¨ª, y esa esperanza nos anima a creer en un futuro mejor.
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