La CHA no es menos importante que la CEE
Es explicable que los espa?oles est¨¦n ansiosos por ingresar en la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE), reintegr¨¢ndose plenamente a Europa despu¨¦s de tres siglos de ostracismo. Pero es de esperar que el entusiasmo europe¨ªsta no les haga olvidar que tambi¨¦n pertenecen a la CHA, o Comunidad Hispano-Americana.La CHA es muy diferente a la CEE: por ahora, aqu¨¦lla es una comunidad d¨¦bil y casi exclusivamente cultural, en tanto que la CEE es un poderoso sistema econ¨®mico. En efecto, la CHA no es sino una comunidad ling¨¹¨ªstica y sentimental, descendiente lejana del imperio de Felipe II.
La CHA se constituy¨® espont¨¢nea y gradualmente al terminar las guerras latinoamericanas por la independencia. Durante un siglo, la actitud de los latinoamericanos paracon Espa?a fue ambigua: aunque las cosas espa?olas segu¨ªan gust¨¢ndonos, no las apreci¨¢bam,os tanto como a las francesas, inglesas o alemanas. (Las norteamericanas llegaron m¨¢s tarde.)
Nuestro amor por Espa?a se reaviv¨® s¨²bitamente el 18 de julio de 1936. Con la excepci¨®n de unos pocos simpatizantes nazis y fascistas, los latinoamericanos simpatizamos con la Rep¨²blica. Al caer ¨¦sta, y sobre todo cuando Franco empez¨® a hablar de la "voluntad de imperio", nos volvi¨® la desconfianza por lo espa?ol. En todo caso, los intercambios de mercanc¨ªas y personas cesaron casi del todo.
La situaci¨®n cambi¨® el d¨ªa que fue coronado el rey Juan Carlos. Casi todos los latinoamericanos se sienten ahora m¨¢s cerca que nunca de Espa?a, y profesan admiraci¨®n y simpat¨ªa por su casa real. Comprenden que ¨¦sta est¨¢ guiando a Espa?a hacia la democracia y el bienestar, y que le ha evitado la guerra civil.
El amor ayuda a constituir una comunidad internacional, pero no basta. Ni siquiera basta un pasado com¨²n, una lengua com¨²n, y el intercambio de unos pocos libros o el canje de unas botellas de sidra asturiana por unos racimos de bananas. Una comunidad internacional no es s¨®lida si no es una comunidad econ¨®mica, cultural y, en lo posible, tambi¨¦n pol¨ªtica. Y, por el momento, la CHA no lo es.
?Es deseable que la CHA se convierta en una poderosa comunidad econ¨®mica y cultural, al estilo de la comunidad brit¨¢nica de naciones y del bloque socialista? Es claro que s¨ª, porque Espa?a puede dar mucho a sus hermanas y tomar otro tanto de ellas. Puede intercambiar con provecho personas y mercanc¨ªas. Y puede hacerlo con la facilidad que dan una lengua com¨²n y una tradici¨®n com¨²n.
Pero, por el momento, tal intercambio es casi inexistente. Por las calles de la ciudad de M¨¦xico ruedan autom¨®viles norteamericanos, europeos y japoneses, pero no se ven seat. En las librer¨ªas de Buenos Aires es dif¨ªcil encontrar libros espa?oles. En las universidades de Lima no se topa uno con profesores o estudiantes espa?oles sino por casualidad.
En Espa?a ocurre, desde luego, otro tanto. En los abarrotes espa?oles no abundan alimentos importados de Hispanoam¨¦rica. Hay pocas librer¨ªas espa?olas que vendan libros publicados en Hispanoam¨¦rica. Y es raro dar
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con profesores o estudiantes latinoamericanos, a menos que sean expatriados. (La arcaica estructura universitaria espa?ola facilita la aislaci¨®n internacional. Ni siquiera existe la categor¨ªa de profesor visitante.)
Si se quiere reforzar la CHA, ser¨¢ preciso tomar mucho m¨¢s en serio los intercambios comerciales y culturales. Ser¨¢ preciso favorecer el nombramiento de agregados comerciales y culturales activos, capaces de ir al encuentro de las gentes en lugar de esperar a ser invitados a cocktail parties. Ser¨¢ necesario estimular el intercambio de estudiantes y profesores, en particular en los dominios m¨¢s avanzados del conocimiento cient¨ªfico y t¨¦cnico. Ser¨¢ preciso enviar y recibir a viajantes de comercio emprendedores y dispuestos a afrontar la competencia de las firmas norteamericanas y europeas.
?Est¨¢n dispuestos los espa?oles a tratar, mano a mano, con dominicanos, nicarag¨¹enses, colombianos, chilenos y otros latinoamericanos, ahora que se mueven en los altos c¨ªrculos de la OTAN? ?Creen que vale la pena intercambiar personas y mercanc¨ªas con sus ex colonias, ahora que est¨¢n por asociarse con los gigantes de la econom¨ªa europea? ?Seguir¨¢n sinti¨¦ndose miembros de la familia hispanoamericana, ahora que se termin¨® la ¨¦poca de hacer la Am¨¦rica? Habr¨¢ que ver.
Y ?querr¨¢n los pueblos latinoamericanos estrechar sus lazos con la Madre Patria? Yo creo que s¨ª, y que este es un momento propicio, porque la guerra de las Malvinas-Falkland y la amenaza creciente de guerra nuclear han abierto los ojos de muchos latinoamericanos. Ahora comprendemos, mejor que nunca, que del Norte no podemos esperar reciprocidad ni simpat¨ªa. Y hemos visto que los espa?oles, en cambio, repudiaron la desmedida reacci¨®n armada que provocara la est¨²pida aventura del tiranuelo suramericano.
En todo caso, es seguro que el mundo ganar¨ªa en paz y cultura, y los miembros de la CHA se enriquecer¨ªan, econ¨®mica y culturalmente, si nuestra comunidad dejase de ser solamente ling¨¹¨ªstica y sentimental para convertirse en una comunidad integral. ?Por qu¨¦ no aprovechar el inminente quinientos aniversario del primer viaje de Col¨®n para fundar formalmente la CHA? ?Por qu¨¦ no preparar esta formalizaci¨®n intensificando el tr¨¢fico de personas (turismo e intercambio cultural) y de mercanc¨ªas durante la d¨¦cada que falta para llegar a 1992? ?Por qu¨¦ no empezar en seguida a multiplicar el n¨²mero de corredores de comercio y corredores de cultura? Y ?por qu¨¦ no constituir desde ya un organismo internacional compuesto por representantes diplom¨¢ticos y de sociedades comerciales y culturales, para que facilite y planee tal tr¨¢fico de personas y cosas y prepare las bases legales de la futura CHA? Puesto que todo esto es deseable y posible, y que el momento es propicio, ?por qu¨¦ no poner manos a la obra en seguida?
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