Efectos de las subvenciones al precio de la energ¨ªa /1
Durante los a?os setenta, los precios regulados han mantenido los precios energ¨¦ticos, y en particular los de los productos petrol¨ªferos, claramente por debajo del nivel que hubiera prevalecido en ausencia de regulaci¨®n.As¨ª, por ejemplo, a mediados de 1982 el precio de la tonelada compuesta de productos petrol¨ªferos se encontraba un 11 % debajo del nivel que le hubiera correspondido si se hubiesen repercutido al p¨²blico todas las alzas de precios habidas desde 1973, y en concreto la Hacienda espa?ola estaba percibiendo un 65% de lo que percib¨ªa la media de la CEE por tonelada compuesta de productos, homogeneizada a la estructura de consumo de Espa?a.
Esta pol¨ªtica de subvenciones al consumo a trav¨¦s del sistema de regulaci¨®n de precios, que adquiri¨® una particular intensidad a partir de la primera crisis petrolera, no constitu¨ªa una novedad, ya que, con mayor o menor fuerza, ¨¦sta se hab¨ªa venido practicando desde principios de los a?os sesenta.
No obstante, mientras la energ¨ªa no constitu¨ªa m¨¢s que una fracci¨®n reducida del producto nacional esta pol¨ªtica de subvenciones apenas ten¨ªa efectos macroecon¨®micos significativos; pero cuando los incrementos de precios desde 1973 elevaron considerablemente esa fracci¨®n, la situaci¨®n cambi¨® sustancialmente.
As¨ª, cuando, como consecuencia del embargo petrolero ¨¢rabe, se produce un s¨²bito y brutal incremento de los precios de la energ¨ªa, era obvio que su traslado inmediato al consumidor iba a tener efectos macroecon¨®micos serios. En esta situaci¨®n, los responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica pod¨ªan suponer que se encontraban enfrentados a un fen¨®meno temporal, y en este caso pod¨ªa estar probablemente justificado el intentar minimizar las dislocaciones macroecon¨®micas a trav¨¦s del empleo del control de precios para subvencionar a los consumidores finales.
Dicha previsi¨®n de temporabilidad de la crisis no se cumpli¨®, desde luego, y en esas circunstancias la cuesti¨®n fundamental es el determinar si las subvenciones que pueden encontrar justificaci¨®n para suavizar el impacto macroecon¨®mico a corto plazo de las alzas de precios no producen otros efectos negativos que puedan desfavorecer el funcionamiento de la econom¨ªa como conjunto, cuesti¨®n tanto m¨¢s importante cuanto que las subvenciones implementadas en 1973 contin¨²an a¨²n presentes, aunque los precios se han elevado considerablemente desde entonces.
El paso previo para poder responder a esa cuesti¨®n es la cuantificaci¨®n del fen¨®meno. En Espa?a, y en el caso concreto de los productos petrol¨ªferos, sobre los que realizaremos nuestros razonamientos, se ha podido subvencionar con una enorme facilidad administrativa gracias al concepto recaudatorio denominado renta de petr¨®leo, obtenido por diferencia entre los precios de venta al p¨²blico y el precio de coste de los productos, incluido impuestos, ya que, sin m¨¢s que reducir esta partida en la medida que se estimara oportuno, era posible pasar a subvencionar los consumos sin que las cifras de subvenci¨®n aparecieran expl¨ªcitamente en ninguna parte. Incluso hoy, nueve a?os despu¨¦s, no resulta f¨¢cil valorar el montante de la subvenci¨®n que recibieron los productos petrol¨ªferos.
Directamente no es posible valorar e indirectamente pueden seguirse distintos criterios; uno de ellos podr¨ªa consistir en suponer que el traslado al consumidor de la totalidad de la crisis obligar¨ªa a mantener la recaudaci¨®n fiscal constante en t¨¦rminos reales por tonelada compuesta de productos vendidos y con la estructura de consumo existente en 1972.
Con este criterio, la subvenci¨®n equivaldr¨ªa exactamente al descenso de recaudaci¨®n fiscal, que en 1974 qued¨® reducida al 70% de la vigente en 1972, y en 1982 era s¨®lo un 56% de la existente antes de la crisis, si descontamos el efecto recaudatorio positivo debido a la variaci¨®n en la estructura de la demanda, que ha ido basculando gradualmente hacia una mayor demanda de productos ligeros.
Los efectos de la subvenci¨®n
Bajo este criterio que desde luego no es el ¨²nico que puede utilizarse, el montante de la subvenci¨®n ascendi¨® a 103.000 millones de pesetas (constantes de 1982) durante 1974 y a 179.000 millones en 1982, cifras lo suficientemente significativas para alterar determinadas conductas en el proceso de ajuste. ?Cu¨¢les fueron los efectos m¨¢s notables de esta subvenci¨®n? La figura 1 representa la situaci¨®n de Espa?a durante 1974, y a trav¨¦s de la misma podemos observar algunos efectos de la subvenci¨®n de precios.
En primer lugar, el efecto m¨¢s obvio de la subvenci¨®n es que distorsiona la asignaci¨®n correcta de recursos al hacer descender el precio del petr¨®leo por debajo de sus costes sociales marginales.
Desde el momento que el PSUBV es menor que el precio OPEP, el primer efecto de la subvenci¨®n de precios al consumidor es el estimular artificialmente el consumo de Qd a Qd', y el segundo, la p¨¦rdida de bienestar medida por la superficie del tri¨¢ngulo BCD, efectos ambos perfectamente cuantificables a trav¨¦s de las elasticidades de precio a largo plazo
El primero de los efectos comentados fue probablemente el m¨¢s grave, ya que la estimulaci¨®n artificial del consumo ser¨ªa fundamental en la determinaci¨®n de pautas de comportamiento de los consumidores poco compatibles con la crisis, y que constituyen uno de los elementos m¨¢s negativos de esta pol¨ªtica, y que llevaron a que los consumos de energ¨ªa por unidad del PIB continuaran creciendo hasta 1979 (figura l), frente a descensos significativos en la mayor parte de los pa¨ªses industrializados.
La permanencia en el tiempo de estas subvenciones encubiertas ha contribuido poderosamente al mantenimiento de los comportamientos antes citados y, como consecuencia, al retraso en el proceso de ajuste, buena parte del cual est¨¢ a¨²n por realizar. Bajo el criterio antes citado, entre 1973 y 1982 el consumo de productos petrol¨ªferos habr¨ªa recibido una subvenci¨®n del orden de 1,2 billones de pesetas.
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