Una presunci¨®n de competencia y honestidad
EL BOSQUEJO de los grandes perfiles del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez puede ser completado con el examen de las caracter¨ªsticas ideol¨®gicas, pol¨ªticas y profesionales de las personas que lo integran. La mayor¨ªa de los ministros tiene en com¨²n, pese a su diferente origen partidista, el rasgo de haber militado en la oposici¨®n de izquierdas, o en la m¨¢s blanda democristiana, al r¨¦gimen franquista. Hay, no obstante, varias excepciones, como se ver¨¢, y empezando por la del portavoz del Gobierno, Eduardo Sotillos, que fue durante la transici¨®n miembro de Acci¨®n Ciudadana Liberal y jefe de Prensa del partido de Areilza.Jos¨¦ Barrionuevo, a quien le ha sido confiada la cartera de Interior, sustituir¨¢ en el cargo a Juan Jos¨¦ Ros¨®n, cerrando el ciclo de una vieja amistad pol¨ªtica, que fue suspendida por el distanciamiento del nuevo ministro respecto al r¨¦gimen anterior y su posterior militancia en Convergencia Socialista. Fernando Ledesma y Tom¨¢s de la Quadra, ministros, respectivamente, de Justicia y Administraci¨®n Territorial, colaboraron con la oposici¨®n democristiana de Ruiz-Gim¨¦nez. antes de aproximarse o de afiliarse al PSOE. De Tom¨¢s de la Quadra constan su s¨®lida preparaci¨®n jur¨ªdica y su participaci¨®n en los trabajos preparatorios de la LOAPA, encargados a su maestro, Eduardo Garc¨ªa de Enterr¨ªa. Queda por despejar la inc¨®gnita sobre la capacidad efectiva del ministro de Administraci¨®n Territorial tanto para entender el trasfondo pol¨ªtico de los conflictos auton¨®micos con los nacionalistas vascos y catalanes como para llevar adelante, en nombre del Gobierno, las negociaciones con hombres tan curtidos y correosos como Xabier Arzallus o Miquel Roca. Fernando Lesdesma, miembro de la disuelta organizaci¨®n Justicia Democr¨¢tica, une a sus convicciones religiosas un firme compromiso, con las libertades. Javier Moscoso, miembro tambi¨¦n de la carrera judicial y ministro de la Presidencia, descubri¨® su vocaci¨®n pol¨ªtica tras la muerte de Franco, milit¨® en las filas de UCD y procede del Partido de Acci¨®n Democr¨¢tica.
Los restantes ministros ofrecen en sus biograf¨ªas los rasgos caracter¨ªsticos de lo que hace diez o veinte a?os las autoridades consideraban como el arquetipo de un rojo peligroso. La escenificaci¨®n del cambio ha sido, precisamente, la instalaci¨®n en los puestos m¨¢s elevados del aparato del Estado, con protecci¨®n policial incluida, de unos hombres que s¨®lo hace siete a?os pod¨ªan ser perseguidos, al menor descuido, por los cuerpos de seguridad y los tribunales. Narc¨ªs Serra, una de las grandes revelaciones de la pol¨ªtica de la transici¨®n, ha sido encargado del dif¨ªcil cometido de desempe?ar el Ministerio de Defensa. El nombramiento de Fernando Mor¨¢n -antiguo dirigente del PSP, ensayista y novelista- como ministro de Asuntos Exteriores respeta la discutible tradici¨®n de que sea un diplom¨¢tico de carrera quien dirija las relaciones internacionales. La capacidad de trabajo y la competencia del nuevo ministro son avaladas tanto por el presidente del Gobierno como por el jefe de la oposici¨®n, que era embajador ante el Reino Unido cuando Fernando Mor¨¢n desempe?aba el destino de c¨®nsul general en Londres. La fuerte personalidad del titular de Exteriores, especialista en pol¨ªtica africana y adversario de la integraci¨®n de Espa?a en la OTAN, se ve coloreada por el dato anecd¨®tico de ser cu?ado del anterior presidente del Gobierno. La saga de los apellidos Calvo Sotelo y Bustelo se prolonga as¨ª en el horizonte como una constante de poder bajo todos los Gobiernos y en todos los reg¨ªmenes.
Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall y Javier Solana, dos hombres de gran prestigio profesional, arraigada ¨¦tica pol¨ªtica e intachable trayectoria democr¨¢tica, tendr¨¢n a su cargo, respectivamente, las carteras de Educaci¨®n y de Cultura, que deber¨¢n satisfacer las aplazadas demandas de bienes inmateriales de los sectores econ¨®micamente m¨¢s desfavorecidos y profesionalmente menos protegidos de la sociedad espa?ola.
Una de las sorpresas del Gobierno socialista ha sido el alto n¨²mero de economistas, procedentes de la Administraci¨®n p¨²blica o de la universidad, que lo integran. La direcci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica ha sido encomendada a un hombre cuya veteran¨ªa de origen en el PSOE no le impidi¨® un curioso viaje de ida y vuelta, al comienzo de la transici¨®n, al partido socialdem¨®crata de Francisco Fern¨¢ndez Ordo?ez. Perteneciente a la elite de t¨¦cnicos financieros -la beautiful people- que adquirieron y perfeccionaron sus saberes en la Administraci¨®n p¨²blica y las empresas estatales bajo el anterior r¨¦gimen, Miguel Boyer -en cuya biograf¨ªa publicada por este peri¨®dico se cometieron ayer lamentables e injustificables errores, pues ni es pariente de Calvo Sotelo ni tiene 49, sino 43 a?os- posee los adecuados conocimientos y las relaciones para impedir que el Gobierno irrumpa en los mecanismos del mercado como un elefante en una cacharrer¨ªa. El nuevo superministro tendr¨¢ la misi¨®n de negociar con los grandes centros de decisi¨®n econ¨®mica derrochando realismo, sentido com¨²n y prudencia, pero sin permitir que el Estado se convierta en la madre amorosa encargada de socializar las p¨¦rdidas privadas o de ejecutar las pol¨ªticas dictadas fuera de su ¨¢mbito. S¨®lo la ¨¦tica, o quiz¨¢ tambi¨¦n la est¨¦tica, parece haber impedido a Boyer ocupar un Ministerio en los Gobiernos de UCD, con cuyos dirigentes compart¨ªa, adem¨¢s de amistades y gustos, buena parte de las orientaciones generales de pol¨ªtica econ¨®mica. Durante un breve interregno entre el Banco de Espa?a y el INI, Boyer ocup¨® un alto cargo en Explosivos R¨ªo Tinto, llevado all¨ª precisamente por Calvo Sotelo en la ¨¦poca en que ¨¦ste dirig¨ªa la empresa. Explosivos R¨ªo Tinto se encuentra hoy en graves dificultades financieras y necesitada de una ayuda estatal, cuyas cuant¨ªa y oportunidad tendr¨¢n que ser decididas precisamente por Boyer. Las relaciones de ¨¦ste con la tecnoestructura econ¨®mica del Estado se remontan, por lo dem¨¢s, a su colaboraci¨®n con Claudio Boada cuando ¨¦ste era presidente del INI, relaci¨®n que ha de prolongarse hoy a la inversa si Boada es efectivamente confirmado al frente del Instituto Nacional de Hidrocarburos. Los conocimientos t¨¦cnicos de Miguel Boyer tienen como caracter¨ªstica que su acercamiento a la realidad fue siempre hecho desde los servicios de estudio y los puestos de staff, y ser¨ªa por eso injusto tratar de comprometerle con decisiones. cuya responsabilidad en ning¨²n caso asumi¨®. Pero de aquella ¨¦poca guarda una tendencia al respeto admirativo porel actual equipo de gestores del INI, de cuyas virtudes pueden hablar los amigos, pero no las cuentas de resultados de los balances. Todo ello hace sospechar que la pol¨ªtica energ¨¦tica, industrial y monetaria pueda seguir siendo regida con criterios conocidos y experimentados, para bien o para mal, hace algunos lustros. De donde cabe preguntarse si el cambio anunciado no peligra en este terreno.
Quiz¨¢ como compensaci¨®n de estas dudas, el resto de los ministros del ¨¢rea econ¨®mica tiene una imagen p¨²blica m¨¢s moderna y atrayente que la de su jefe inmediato. Ernest Lluch y Carlos Solchaga, titulares de Sanidad y de Industria, respectivamente, brillaron como parlamentarios durante la anterior legislatura, mientras que Enrique Bar¨®n ha hecho compatible su vigorosa vocaci¨®n pol¨ªtica -que le llev¨® desde USO y Convergencia Socialista hasta el PSOE- con una acelerada capacitaci¨®n en cuestiones de la Administraci¨®n p¨²blica. Carlos Romero, designado para la cartera de Agricultura, y Juli¨¢n Campo, ministro de Obras P¨²blicas, pertenecen al mismo rengl¨®n de j¨®venes dirigentes de la oposici¨®n reciclados como expertos. Finalmente, Joaqu¨ªn Almunia, ministro de Trabajo y Seguridad Social, representa a las nuevas generaciones de t¨¦cnicos formados dentro del PSOE y UGT.
Con la excepci¨®n apuntada del superministro Boyer, la falta de experiencia empresarial de los miembros del Gobierno presidido por Felipe Gonz¨¢lez parece obvia. Pero ofrece la contrapartida de su independencia respecto a las redes de intereses que en Espa?a han solido marcar la orientaci¨®n de las carteras econ¨®micas. La capacidad de los nuevos ministros para rechazar esas hipotecas y servidumbres y para imponer el inter¨¦s general sobre los de los grupos particulares puede incidir de forma altamente positiva sobre la estrategia econ¨®mica del nuevo Gobierno. Porque la ¨²nica forma de garantizar que el inter¨¦s p¨²blico prevalezca sobre las presiones sectoriales o corporativistas es, precisamente, que los en cargados de concebir y ejecutar las medidas de gobierno no tengan m¨¢s lealtades que las que les vinculan con su electorado y con las demandas globales de la sociedad y el Estado.
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