EE UU y la CEE aplazan su 'declaraci¨®n de guerra'
Tras cinco d¨ªas de duras negociaciones, la Comunidad Econ¨®mica Europea y Estados Unidos han dejado 'para mejor ocasi¨®n' un enfrentamiento comercial sin precedentes en la historia de las relaciones interatl¨¢nticas. La batalla termin¨® en tablas, pero los problemas del comercio mundial siguen 'aparcados', a la espera de soluci¨®n
La singular batalla que las dos principales potencias mundiales -Estados Unidos y la Comunidad Econ¨®mica Europea- mantuvieron la semana pasada en el seno de la conferencia ministerial del Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) concluy¨®, t¨¦cnicamente, en tablas, aunque la CEE quiz¨¢ consiguiera llevarse el gato al agua al aplazar bajo el eufemismo de "nuevos estudios", las propuestas norteamericanas de incluir amplios cap¨ªtulos del comercio mundial, como el agr¨ªcola y los servicios, dentro del sistema multilateral de librecambio, que se configur¨® con la firma del primer tratado en 1948.Por esta raz¨®n, la vaga declaraci¨®n final que la conferencia aprob¨®, tras cinco largos d¨ªas y noches de negociaciones, deja pendientes de futuras negociaciones la mayo parte de los problemas comerciales mundiales planteados, y si bien es cierto que la reuni¨®n de Ginebra ha evitado la amenaza de una guerra comercial atl¨¢ntica sin precedentes hist¨®ricos en las ¨²ltima d¨¦cadas, tampoco va a propiciar la recuperaci¨®n del comercio mundial que todos esperaban. Es m¨¢s, todo indica que el estancamiento que registra, tanto en volumen como en valor, el nivel de intercambios econ¨®micos mundiales va a continuar en los pr¨®ximos meses, a menos que la econom¨ªa mundial experimente un s¨²bito y poco probable relanzamiento.
El "gran fracaso" de la conferencia de Ginebra quiz¨¢ haya que referirlo a las enormes expectativas creadas cuando fue convocada hace m¨¢s de un a?o. Con un comercio mundial en franco declive (en 1981, la tasa de crecimiento fue ligeramente negativa, tras siete a?os de m¨ªnimo aumento), los 88 pa¨ªses firmantes del Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) decidieron abrir una nueva ronda de negociaciones, que, como sucedi¨® en los a?os sesenta con el llamado Kennedy round o en los setenta con el Tokio round, se estableciera una nueva brecha, durante los a?os ochenta, en los procesos de desarmes arancelarios.
Pero, contrariamente a la situaci¨®n existente en las dos d¨¦cadas previas, el momento elegido para las negociaciones era particularmente grave. La econom¨ªa -mundial esta vez, se encontraba atravesando una crisis de proporciones hist¨®ricas que algunos comparan a la de los a?os treinta.
Para mayor dificultad, el mes de septiembre introduc¨ªa un nuevo elemento desestabilizador en la situaci¨®n global al confirmar, en el curso de la reuni¨®n anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Toronto, la llegada de la crisis al sector financiero internacional. Varios pa¨ªses, ahogados con su creciente endeudamiento exterior, se ve¨ªan imposibilitados para hacer frente no s¨®lo las amortizaciones peri¨®dicas de esta deuda sino los pagos de intereses de la misma.
Negociaciones paralelas
El impacto de esta situaci¨®n de quiebra efectiva de algunos pa¨ªses sobre el comercio mundial iba a convertirse en un nuevo factor de perturbaci¨®n de unas expectativas ya decrecientes sobre los ya d¨¦biIes intercambios comerciales. Muy pocos pa¨ªses osar¨ªan ahora relanzar su sector exportador en una situaci¨®n internacional donde el pago no estaba garantizado. Las deudas comerciales se amontonaban al mismo nivel que las financieras.Ignorando estos nuevos factores y acontecimientos en la escena mundial, los equipos t¨¦cnicos permanentes del GATT trabajaron intensamente en Ginebra, a lo largo de doce meses, para ultimar, tan s¨®lo unos d¨ªas antes del inicio de la sesi¨®n ministerial, un proyecto de declaraci¨®n final de intenciones que, a lo largo de unos veinte folios, pretend¨ªa introducir en el sistema GATT una serie de cap¨ªtulos comerciales que ni siquiera en a?os de crecimiento desmesurado se consigui¨® que los pa¨ªses contratantes del Acuerdo General los aceptaran.
Fueron precisamente las presiones norteamericanas las que provocaron que, en el proyecto de declaraci¨®n, se colaran estos dos nuevos dossieres: el agr¨ªcola y el de servicios.
La introducci¨®n de ambos cap¨ªtulos marcaba un importante hito sobre los resultados de la reuni¨®n de Tokio -donde la CEE se neg¨® y consigui¨® que la cuesti¨®n agr¨ªcola quedara fuera del GATT- y, en este sentido, establec¨ªan las bases para un seguro enfrentamiento con la CEE en el apartado ya citado, y con los pa¨ªses en desarrollo, en el segundo.
Airada posici¨®n europea
Con estos precedentes, la reuni¨®n de Ginebra estaba pr¨¢cticamente condenada al fracaso. La delegaci¨®n comunitaria as¨ª lo hizo ver en el primer d¨ªa del encuentro cuando, en reacci¨®n a la filtraci¨®n del texto de la declaraci¨®n, manifestaba que la pretensi¨®n de Estados Unidos -y sus aliados en esta cuesti¨®n, Canad¨¢, Australia y Nueva Zelanda- era un atentado a la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC), y su principal sustento, las subvenciones a los agricultores y a la exportaci¨®n de productos agr¨ªcolas. "La CEE no aceptar¨¢ nada que vaya en contra de sus intereses vitales", lleg¨® a decir el vicecomisario de la Comisi¨®n Europea y jefe de la delegaci¨®n en Ginebra, Wilhelm Haferkamp.Sin embargo, el representante norteamericano en la conferencia, William Brock, pareci¨® ignorar la advertencia comunitaria y, no se sabe si por desconocimiento de la "realidad europea" o como resultado de las presiones internas norteamericanas (su delegaci¨®n inclu¨ªa media docena de senadores considerados halcones y defensores del m¨¢s puro proteccionismo, siempre latente en la sociedad norteamericana), decidi¨® jugarse el todo por el todo y mantener intacta su posici¨®n. Brock, en una campa?a orquestada con los senadores y congresistas visitantes, dejaba abierta la posibilidad de una guerra comercial, precisamente en el frente agr¨ªcola, si sus posiciones no eran escuchadas. "Tenemos los cereales, mantequilla, dinero y voluntad para mandar el mercado mundial de productos agrarios", declar¨® el representante norteamericano.
Las bases para un duro enfrentamiento estaban creadas. Paralelamente, los pa¨ªses en desarrollo, tradicionalmente descontentos dentro del GATT por lo que ellos llaman "ego¨ªsmo hist¨®rico" de los pa¨ªses ricos, pon¨ªan el grito en el cielo cuando comprobaban, a su vez, que la declaraci¨®n final conten¨ªa la cuesti¨®n servicios como un hecho consumado. Brasil, India y Filipinas, como representantes del Tercer Mundo en las negociaciones internas, y Cuba y Nicaragua, como delegaciones m¨¢s locuaces, pon¨ªan el grito en el cielo y acusaban a Estados Unidos de violar el esp¨ªritu de la convocatoria de la conferencia del GATT.
Las noches largas
Fueron necesarios cinco d¨ªas, con sus correspondientes largas noches, para poder armonizar las posiciones. Y, como siempre sucede en este tipo de conferencias internacionales, el consenso vino por medio de la sem¨¢ntica. Norteamericanos, europeos y pa¨ªses en desarrollo acordaron una nueva declaraci¨®n final que, pr¨¢cticamente, incluye en su seno la totalidad de los dossieres propuestos, pero sin apenas efectividad pr¨¢ctica en las cuestiones fundamentales.En cierto sentido, la conferencia conclu¨ªa con un apa?o alquimista cuando el encuentro se hab¨ªa convocado con la ingenua intenci¨®n de convertirlo en un acontecimiento hist¨®rico dentro del proceso de desarme arancelario que se inici¨® pocos a?os despu¨¦s de conclu¨ªda la segunda guerra mundial.
Punto por punto, las cuestiones fundamentales de la conferencia del GATT quedaron incluidas en la declaraci¨®n final bajo la siguiente concepci¨®n:
-Protecionismo. Los pa¨ªses firmantes del Acuerdo General se comprometen a respetar las normas del GATT en cuanto a no levantar nuevas barreras arancelarias o no tarifarias. Pero no se da ning¨²n paso adelante en nuevos compromisos, cuesti¨®n que los pa?ses en desarrollo consideraban fundamental para estimular sus propias ventas.
-Subsidios agr¨ªcolas. La agricultura debe ser contemplada dentro del sistema GATT como una cuesti¨®n prioritaria, incluyendo la paulatina desaparici¨®n de los subsidios a la exportaci¨®n de los productos agr¨ªcolas. El GATT y los pa¨ªses interesados -y aqu¨ª esta la condici¨®n- deben estudiar previamente el problema durante los dos pr¨®ximos a?os.
-Servicios. El sector servicios, que supone para algunas naciones, como Estados Unidos, m¨¢s del 50% de su comercio, debe estar regulado dentro del sistema multilateral de comercio. Pero de nuevo surge el retraso en cuanto a su entrada en vigor. Todo depende, en este problema, de los estudios que deben iniciarse.
-Resoluci¨®n de disputas. Los pa¨ªses firmantes deben comprometerse a no obstaculizar el proceso establecido para resolver las diferencias que surjan entre ellos. Pero, previamente, deben agotar todas las posibilidades de conciliaci¨®n.
-Salvaguardias y otros. Los pa¨ªses firmantes deben vigilar la firma de acuerdos que creen lo que se llaman las "zonas grises" y procurar incluirlos dentro del sistema multilateral. Respecto a las salvagurdias, futuros compromisos deben ser negociados con relaci¨®n a su selectividad y transparencia.
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