Los primeros nombramientos
EL PRIMER Consejo de Ministros del Gobierno presidido por Felipe Gonz¨¢lez ha realizado los nombramientos iniciales de una serie que tendr¨¢ su necesaria prolongaci¨®n durante las pr¨®ximas semanas. La renovaci¨®n de los altos cargos del Estado todav¨ªa no ha operado sobre ¨¢reas tan importantes como los gobiernos civiles, las embajadas y las empresas p¨²blicas, y s¨®lo ha afectado, en buen n¨²mero de departamentos ministeriales, a la estructura b¨¢sica de su organigrama. Aunque ser¨ªa improcedente tratar de formular un juicio definitivo sobre un proceso apenas comenzado, existen, sin embargo, elementos suficientes para conjeturar cu¨¢les pueden ser las grandes l¨ªneas del cambio dentro de la clase gobernante.En consonancia con las caracter¨ªsticas de los ministros socialistas, los nuevos altos cargos combinan, por regla general, su antigua militancia en diversos grupos y partidos de la oposici¨®n antifranquista (cuyo reflujo fue inteligentemente capitalizado por el PSOE renovado tras el Congreso de Suresnes) con capacidades t¨¦cnicas y de gesti¨®n adquiridas en el desempe?o de la funci¨®n p¨²blica o, m¨¢s recientemente, en la Administraci¨®n municipal. Situados en una zona fronteriza entre la juventud y la madurez, los apellidos de los reci¨¦n designados resultar¨¢n tan desconocidos para la Espa?a del antiguo r¨¦gimen, como familiares para quienes se movieron e,. los c¨ªrculos de la oposici¨®n durante la d¨¦cada de los sesenta y los comienzos de los setenta. Aunque tal vez se pudiera echar en falta una mayor presencia de gentes procedentes de la sociedad civil y se?alar la sobreabundancia de funcionarios p¨²blicos, lo cierto es que las eventuales resistencias o boicoteos en el seno de la propia Administraci¨®n contra el cambio pol¨ªtico explican que el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez haya recurrido a sus militantes o simpatizantes dentro de los escalafones estatales. De otro lado, los altos cuerpos privilegiados, cantera inagotable para los Gobiernos tecnocr¨¢ticos del franquismo y de UCD, han sido desplazados por cuerpos t¨¦cnicos de la Administraci¨®n de los que no cabe sospechar ni ego¨ªsmos corporativos ni conexiones con el mundo de los intereses.
El nombramiento de varias mujeres -entre ellas Carmina Virgili como secretaria de Estado para Universidades, Mar¨ªa Izquierdo como secretaria de Estado para las Autonom¨ªas y Carmen Mestre como directora general de la Energ¨ªa- tiene el doble significado positivo de contrarrestar la tendencia a la misoginia de nuestra vida p¨²blica (puesta otra vez de relieve en la formaci¨®n del primer Gobierno) y de recaer sobre cargos duros impropios para la asignaci¨®n de cuotas compensatorias por raz¨®n de sexo. Antonio Hern¨¢ndez Gil, v¨ªctima de las absurdas suspicacias de los Gobiernos centristas tras su cese como presidente de las Cortes Constituyentes, pasa a ocupar la presidencia del Consejo de Estado en un gesto que podr¨ªa ser interpretado como una se?al de que el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez se propone excluir a las grandes instituciones p¨²blicas -entre las que figura tambi¨¦n el Tribunal Constitucional- de un eventual sistema de reparto de despojos para consolar a militantes descontentos. Un socialista hist¨®rico, Luis Y¨¢?ez, ha sido designado presidente del Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana, tan necesitado de una dr¨¢stica renovaci¨®n de planteamientos pol¨ªticos y culturales para realizar sus objetivos. En el Ministerio del Interior, los nombres de Carlos San Juan, un hombre con buena experiencia jur¨ªdica, y de Rafael Luis del R¨ªo, comisario del Cuerpo General de Polic¨ªa, contrastan con el desconcertante curr¨ªculo del nuevo director de la Seguridad del Estado. Julio Feo y Eduardo Sotillos, con experiencia en medios de comunicaci¨®n y un buen conocimiento de la sociedad civil, pueden ser dos eficaces colaboradores del presidente del Gobierno. Miguel Boyer ha designado a personas con prestigio profesional para ocupar altos cargos en Hacienda, Comercio y en el Instituto de Cr¨¦dito Oficial. En los ministerios de Sanidad, Industria, Trabajo, Agricultura, Obras P¨²blicas y Presidencia no faltan tampoco los nombramientos asociados con la competencia y la honestidad. Francisco Huet y Juan Jos¨¦ Mart¨ªnez Zato, dos miembros de la autodisuelta Justicia Democr¨¢tica, la ejemplar organizaci¨®n de magistrados y fiscales que combati¨® durante al anterior r¨¦gimen en pro de los derechos y libertades garantizados hoy por la Constituci¨®n, ocupar¨¢n dos importantes direcciones generales en el Ministerio de Justicia. Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall ha formado un buen equipo en el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, mientras que los primeros nombramientos en el Ministerio de Cultura tambi¨¦n parecen acertados.
Ser¨ªa deseable que los consejos de ministros anteriores a la pausa navide?a cerraran por entero el cuadro de los altos cargos del Estado, de forma tal que el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez pudiera dedicarse, a pleno rendimiento y sin huecos por cubrir, no s¨®lo a resolver los problemas pendientes que esperan respuestas urgentes, sino tambi¨¦n a establecer las coordenadas del cambio en aquellas ¨¢reas que necesitan el dise?o de nuevas estrategias. La devaluaci¨®n de la peseta y la subida de los productos energ¨¦ticos son ejemplos de contestaciones inaplazables a cuestiones heredadas del anterior Gabinete. Pero ese Gobierno que gobierne anunciado por los socialistas durante la campa?a electoral tendr¨¢ que ganarse la confianza de los ciudadanos por su capacidad para abrir caminos de reformas profundas, que concilien el realismo y la prudencia de los procedimientos con la ambici¨®n y la congruencia de los objetivos, en terrenos tan variados como la creaci¨®n de empleo, la protecci¨®n simult¨¢nea de la seguridad ciudadana y las libertades, el reajuste de nuestra pol¨ªtica exterior, la eficacia y la moralizaci¨®n de la Administraci¨®n, la extensi¨®n y la mejora de la ense?anza en todos sus grados, la negociaci¨®n e instrumentaci¨®n de las l¨ªneas definitivas del mapa auton¨®mico, el saneamiento de la Seguridad Social, el fomento y protecci¨®n de la cultura, la reestructuraci¨®n de la salud p¨²blica y ese largo etc¨¦tera de promesas que moviliz¨® la voluntad y las esperanzas de casi diez millones de espa?oles el 28 de octubre.
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