El documento de la CEOE
UNA DE las mas tranquilizadoras noticias de la etapa postelectoral ha sido la proclamaci¨®n por los dirigentes de la CEOE de su voluntad de alcanzar acuerdos con el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. El cuidado y la atenci¨®n prestados por, las autoridades socialistas a esa oferta de di¨¢logo terminan de perfilar una esperanzadora perspectiva de entendimiento entre el poder pol¨ªtico y la organizaci¨®n que agrupa a los l¨ªderes empresariales. La gravedad de la crisis econ¨®mica, al reducir los m¨¢rgenes para la maniobra y limitar las salidas para los problemas, refuerza el reflejo de los agentes sociales a buscar la colaboraci¨®n y evitar el enfrentamiento. Con el trasfondo de una econom¨ªa dom¨¦stica dependiente de las oscilaciones del mercado mundial, el di¨¢logo, la negociaci¨®n y los acuerdos entre el poder pol¨ªtico y los centros de decisi¨®n sociales se imponen como una necesidad absoluta, cualesquiera que sean las diferencias ideol¨®gicas entre los interlocutores y las discrepancias entre sus propuestas para resolver los males de una situaci¨®n que env¨ªa se?ales tan desesperanzadoras como las ¨²ltimas cifras de paro -m¨¢s de dos millones de trabajadores- registradasTras hacer un r¨¢pido repaso de la situaci¨®n econ¨®mica, el documento de 58 p¨¢ginas elaborado por la CEOE con el objetivo de ratificar su voluntad de di¨¢logo y definir sus posiciones ofrece un cat¨¢logo de sugerencias al servicio de una pol¨ªtica econ¨®mica para la recuperaci¨®n y el empleo. El informe ha preferido seguir una l¨ªnea de recomendaciones espec¨ªficas en lugar de elegir el dise?o de una pol¨ªtica global de corte macroecon¨®mico. El enfoque adoptado permite plantear, desde el punto de vista empresarial, soluciones espec¨ªficas para conseguir el saneamiento y reajuste del aparato productivo. Sin embargo, el car¨¢cter encomiablemente concreto de las recomendaciones no se sit¨²a en ninguna perspectiva global capaz de suscitar un m¨ªnimo de entusiasmo. El documento, dominado por el aburrimiento que suele colorear los informes oficiales y los programas de los partidos, es algo as¨ª como el cat¨¢logo de preceptos que podr¨ªa formular un buen administrador para sanear las cuentas de una familia bien venida a menos.
El informe de la CEOE insiste en la necesidad de reducir el d¨¦ficit del sector p¨²blico, aboga por una mayor flexibilidad del marco legal de relaciones laborales y propone una negociaci¨®n de los incrementos de las retribuciones laborales en t¨¦rmino de salario-hora. Los redactores del documento temen una intensificaci¨®n de la presi¨®n fiscal en el caso de que no se produzca una reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, lo que significar¨ªa, en una situaci¨®n de estancamiento de la producci¨®n de bienes y servicios, el retroceso del sector privado y un aumento, en la misma proporci¨®n, del sector p¨²blico. Esta desviaci¨®n de recursos desde la sociedad hacia el Estado no ser¨ªa, sin embargo, un juego de suma cero, ya que la eficacia del sector p¨²blico, seg¨²n el punto de vista de los empresarios, es muy inferior al del sector privado y podr¨ªa conducir, a medio plazo, a un retroceso global de la actividad econ¨®mica. El d¨¦ficit p¨²blico tiene, adem¨¢s, influencias muy adversas sobre la financiaci¨®n de los sectores productivos. Frente a un comportamiento estancado o negativo del ahorro, la concurrencia del sector p¨²blico y del sector privado en los mercados financieros produce un encarecimiento de los tipos de inter¨¦s de los cr¨¦ditos, repercute de manera directa en los costes empresariales y reduce las expectativas de las empresas tanto en lo que concierne a los beneficios como en lo que se refiere a la expansi¨®n. Adem¨¢s, el crecimiento total del cr¨¦dito por encima de los dep¨®sitos es un indicador de que el pa¨ªs est¨¢ viviendo por encima de sus posibilidades y ha de acudir al endeudamiento exterior para mantener su funcionamiento. Finalmente, el d¨¦ficit causado por el crecimiento de los gastos p¨²blicos soporta a un conjunto de Administraciones cuyo mantenimiento resulta demasiado caro. El informe subraya de manera brutal c¨®mo entre 1976 y 1981 los gastos corrientes de las administraciones p¨²blicas han pasado del 22,8% al 30,3% del PIB, es decir, que los gastos de inversi¨®n, incluyendo las transferencias de capital, mantienen un nivel absoluto muy parecido al de hace unos a?os.
El informe de la CEOE afirma que los costes salariales unitarios aumentaron en Espa?a, entre 1975 y 1981, a un ritmo medio anual del 20%, frente al 10% de la CEE, pero reconoce que estos datos encubren la importante moderaci¨®n que se ha producido en 1980 y 1981, parcialmente contrarrestada por la reducci¨®n de la jornada laboral durante este ¨²ltimo per¨ªodo. Los empresarios aspiran, en el terreno de las relaciones laborales, a la desaparici¨®n de trabas y requisitos administrativos sobre los contratos temporales, los trabajos a tiempo parcial, los expedientes de regulaci¨®n de empleo y los mecanismos indemnizatorios en los casos de suspensi¨®n de la relaci¨®n laboral. En este dominio, las centrales sindicales han expresado reiteradamente su resistencia a una modificaci¨®n del r¨¦gimen vigente. Ahora bien, en tanto que la negociaci¨®n salarial y el funcionamiento del mercado laboral tienen como principales interlocutores a los agentes sociales -empresarios y sindicatos- que ejercen su autonom¨ªa en este ¨¢mbito, el dise?o legal de las relaciones laborales es competencia de las Cortes Generales. El nuevo Gobierno, que dispone de una c¨®moda mayor¨ªa parlamentaria respaldada por casi diez millones de votos, tendr¨¢ que arbitrar soluciones claras y contundentes en la perspectiva de que el paro contin¨²a siendo el mas grave problema que atenaza a nuestra sociedad y exige una acci¨®n inmediata de los poderes p¨²blicos. La pregunta decisiva a este respecto, y para la que no existe una contestaci¨®n segura, es saber si la solidaridad con los parados pasa por una modificaci¨®n de la normativa de relaciones laborales, a fin de establecer una comunicaci¨®n de doble direcci¨®n entre la poblaci¨®n empleada y la poblaci¨®n desempleada, o si la alteraci¨®n de ese marco legal tan s¨®lo facilitar¨ªa la destrucci¨®n de puestos de trabajo y el crecimiento en t¨¦rminos absolutos del paro registrado. La flexibilidad de plantilas no es, sin duda, un remedio milagroso, pero la rigidez del actual marco laboral, muy superior al resto de las econom¨ªas industriales, tampoco parece haber sido un arma eficaz contra el paro, si se toma en consideraci¨®n no s¨®lo el n¨²mero de espa?oles desempleados sino tambi¨¦n la incapacidad de nuestra econom¨ªa para generar un solo nuevo puesto de trabajo desde hace ya bastantes a?os. En cualquier caso, parece claro que el modelo laboral heredado del antiguo r¨¦gimen ha dejado de ser una conquista para esos amplios sectores de la clase trabajadora que esperan en el fr¨ªo y en la desesperanza del desempleo la reactivaci¨®n, sin plazo definido, de la actividad econ¨®mica.
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