El festival de Huelva invita a conocer las tendencias del cine iberoamericano
Desde hace ocho a?os, el festival de cine de Huelva est¨¢ empe?ado en una lucha dif¨ªcil: hacer conocer en Espa?a la realidad del cine latinoamericano, tan desconocida ahora en Europa. Los distribuidores y exhibidores no contemplan habitualmente la posibilidad de mostrar las pel¨ªculas rodadas en Venezuela, Brasil, Argentina o Per¨². Y se equivocan, porque espor¨¢dicamente surgen en esos pa¨ªses autores de mucho mayor inter¨¦s que los simples artesanos de Hollywood de quien, sin embargo, vemos todo cuanto hacen. En Huelva se ha descubierto ya a Rom¨¢n Chalbaud, Adolfo Aristarain, Maurico Wallerstein o Francisco Lombardi; en los locales espa?oles, a¨²n no.No acuden espont¨¢neamente a Huelva suficientes representantes de la industria espa?ola. Y, cuando lo hacen, no siempre contemplan con atenci¨®n las pel¨ªculas programadas. Quiz¨¢ porque, en conjunto, la realidad del cine iberoameriano no es extraordinaria, y cuesta soportar muchas veces la torpeza narrativa de unos autores que no cuentan con la experiencia ni los medios suficientes para lograr productos que puedan competir con los europeos; pero no es despreciable tampoco la teor¨ªa de que existe en la industria espa?ola un rechazo previo, anclado en el pasado, poco sensible a la aventura, a la novedad, a lo distinto.
La evidencia de que son numerosas las pel¨ªculas latinoamericanas realizadas con buenas intenciones pero escaso talento, fue uno de los temas debatidos ampliamente por el jurado oficial del octavo festival de Huelva. Pens¨¢bamos algunos de los espa?oles que lo compon¨ªamos que pod¨ªan ser destacadas en el palmar¨¦s pel¨ªculas que se presentaban como testimonio de incipientes cinematograf¨ªas (la uruguaya, por ejemplo), aunque su resultado estuviera lejos de ser apasionante.
Los cineastas latinoamericanos, sin embargo, defend¨ªan la necesidad de olvidar cualquier paternalismo: "Estoy convencido de que el cine de nuestros pa¨ªses ser¨¢, al cabo de pocos a?os, el m¨¢s importante", dec¨ªa el director chileno Helvio Soto, a quien no creo moleste la transcripci¨®n de este comentario secreto. "Hay que exigir", dec¨ªa m¨¢s o menos, "una presentaci¨®n formal m¨ªnimamente defendible".
Hallazgos seguros
No resulta inveros¨ªmil su previsi¨®n: los premios otorgados en Huelva dan fe de la consistencia de documentalistas tan rigurosos como los colombianos Jorge Silva y Marta Rodr¨ªguez, autores de la galardonada Nuestra voz de tierrra, memoria y futuro; de la madurez narrativa del peruano Lombardi, director de la excelente Muerte de un magnate; de la valent¨ªa de Mauricio Wallerstein al atreverse a discutir el respetado concepto de la familia en su pel¨ªcula La m¨¢xima felicidad; de la b¨²squeda de nuevas f¨®rmulas est¨¦ticas del brasile?o Joaquim Pedro de Andrade; del indiscutible talento de Adolfo Aristarain, a quien, al mismo tiempo, estaban premiando en el festival de La Habana, quiz¨¢ con la misma inquietud de que el premio fuera manipulado pol¨ªticamente por los representantes oficiales del actual Gobierno argentino.Ser¨ªa injusto, sin embargo, que el talento del cineasta fuera olvidado por quienes s¨®lo juzg¨¢bamos pel¨ªculas. Mucho padecieron los cineastas espa?oles la dificultad de los extranjeros para entender realmente las circunstancias del franquismo como para mantener a¨²n tal aberraci¨®n.
Hubo muchas pel¨ªculas en Huelva, quiz¨¢ demasiadas; no se pueden conocer con facilidad, ni figuran en la secci¨®n competitiva todas las que deber¨ªan destacarse. Por otra parte, no se informa al p¨²blico local con los suficientes datos, lo que trasciende al premio concedido por votaci¨®n popular; no se dan bastantes oportunidades para recuperarlos t¨ªtulos ya exhibidos. Pero son aspectos corregibles.
En cambio, parece m¨¢s dif¨ªcil que la Administraci¨®n atienda al festival como merece. Su escasez de medios econ¨®micos dificulta los contactos entre cineastas de distintos pa¨ªses. Ser¨ªa un error que los nuevos gestores de la cinematograf¨ªa espa?ola no corrigieran el presupuesto de ayuda establecida.
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