La primera visita

NO DEJA de ser significativo que la primera visita oficial de un alto funcionario extranjero que recibe el reci¨¦n inaugurado Gobierno socialista sea la del secretario de Estado norteamericano, George Shultz, que llega a Madrid s¨®lo unas fechas despu¨¦s de que el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n, anunciara oficialmente la decisi¨®n de su Gobierno de congelar la incorporaci¨®n de Espa?a a la estructura militar de la Alianza Atl¨¢ntica.Shultz, que tiene una aureola de negociador abierto, quiz¨¢ por contraste con su predecesor en el cargo, el general Alexander Haig, deber¨¢ tratar con el nuevo ejecutivo espa?ol no s¨®lo este tema de las relaciones espa?olas con la OTAN, sino tambi¨¦n otros no menos importantes en el campo bilateral, como el deseo veladamente anunciado por los socialistas de renegociar el actual acuerdo de defensa y cooperaci¨®n entre los dos pa¨ªses o el futuro del programa FACA, que dotar¨¢ al Ej¨¦rcito del Aire espa?ol de modernos aviones de combate made in USA.

Durante su estancia de veinticuatro horas en Madrid, George Shultz se entrevistar¨¢ con el Rey, con el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n, y el l¨ªder de la oposici¨®n, Manuel Fraga. El secretario de Estado norteamericano aprovechar¨¢ su visita a la capital espa?ola para leer una declaraci¨®n ante la estancada Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE), que languidece desde hace m¨¢s de dos a?os en Madrid, v¨ªctima de la incomprensi¨®n Este-Oeste.

Este primer contacto oficial y directo entre el nuevo Gobierno espa?ol y la Administraci¨®n Reagan, que acaba de pasar la prueba de las elecciones legislativas que marcan la mitad del mandato republicano, viene precedida por una notable discreci¨®n, incluso podr¨ªa hablarse de comprensi¨®n, de Washington hacia las primeras medidas adoptadas en pol¨ªtica exterior por los socialistas espa?oles, entre las que se incluye la abstenci¨®n a la hora de firmar el reciente comunicado de los ministros de Exteriores de la Alianza Atl¨¢ntica.

La ausencia de cr¨ªticas norteamericanas hacia el nuevo Ejecutivo espa?ol, por encima de los prejuicios que puedan albergar el Pent¨¢gono y la Casa Blanca con relaci¨®n al primer Gobierno socialista en casi medio siglo de historia espa?ola, se encuadra en el marco de la desobediencia europea occidental respecto al gasoducto sovi¨¦tico y a la posterior rectificaci¨®n de Ronald Reagan al levantar las sanciones econ¨®micas contra las empresas europeas que contribuyeran a la construcci¨®n del gasoducto.

El relevo del liderazgo en la Uni¨®n Sovi¨¦tica -habr¨¢ que esperar los cien d¨ªas de Andropov en asuntos como la distensi¨®n, Polonia o Afganist¨¢n- y la exigencia europea de un mayor di¨¢logo Este-Oeste marcan tambi¨¦n esta primera toma de contacto entre Shultz y el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, quien expresaba el pasado domingo en estas p¨¢ginas su intenci¨®n de "replantear, con la m¨¢xima calma y rigor, las necesidades defensivas de Espa?a", de cara al convenio bilateral con Estados Unidos.

Hasta el momento, Washington ha adoptado una actitud moderada respecto a los "j¨®venes nacionalistas" que tienen desde hace apenas dos semanas la responsabilidad de la gobernaci¨®n del Estado espa?ol. La permanencia de los respectivos embajadores en Madrid y en la capital federal norteamericana parece demostrar tambi¨¦n que ninguna de las dos partes tiene prisa por redefinir sus relaciones, que hay abierto un comp¨¢s de espera. La breve visita de Shultz, entre sus escalas en Par¨ªs y Londres, servir¨¢ para esbozar las coordenadas de lo que ser¨¢ la pol¨ªtica bilateral entre los dos ¨²ltimos a?os de esta Administraci¨®n Reagan y la Espa?a del cambio.