El violinista Kogan, solista y maestro

Con ser un virtuoso fuera de serie, el violinista Leonid Kogan, que acaba de morir, no alcanzaba la espectacularidad de su compatriota David Oistrakh, m¨¢ximo exponente de la violin¨ªstica sovi¨¦tica contempor¨¢nea. S¨ª pose¨ªa una musicalidad comparable a la del maestro y, adem¨¢s, suficientemente diferenciada.Nacido en Dnepropetrovsk (Ukrania) el a?o 1924, se form¨® en el Conservatorio de Mosc¨², del que ser¨ªa profesor desde 1952. El gran salto a la fama internacional de Kogan se produce al conseguir el Premio de Bruselas (1951). Despu¨¦s, su prestigio se afianza no s¨®lo como concertista, sino tambi¨¦n como miembro de un ilustre tr¨ªo que con Kogan forman el pianista Emil Gilels y el violoncelista Rostropovitch.

Quiz¨¢ desde los tiempos del denominado tr¨ªo del mill¨®n (por alusi¨®n a su elevado coste), en el que se unieron Rubinstein, Heifetz y Piatigorsky, no se hab¨ªa dado una agrupaci¨®n de c¨¢mara tan sensacional.

La belleza sonora de Kogan, la suprema elegancia de su fraseo, el cuidado por los m¨¢s m¨ªnimos detalles expresivos, el ligado tenso, la ductilidad para abordar con ¨¦xito todos los estilos -desde Bach y Vivaldi hasta Prokofiev y Shostakovich- hac¨ªan de ¨¦l un artista antol¨®gico que en varias ocasiones pudo ser escuchado en Espa?a como solista de orquestas o en recitales con piano. A pesar de la actual riqueza interpretativa, la p¨¦rdida de Kogan es doblemente sensible: por su condici¨®n de solista y por su larga tarea de maestro.