Mart¨ª Jusmet conf¨ªa en que el Gobierno aplicar¨¢ la LOAPA de forma generosa

Francesc Mart¨ª Jusmet ser¨¢ nombrado delegado del Gobierno en Catalu?a en el Consejo de Ministros que se re¨²ne hoy, si finalmente se superan las dificultades que han aplazado esta decisi¨®n en dos ocasiones anteriores. En una entrevista concedida a EL PAIS en exclusiva, Mart¨ª afirma que su principal tarea ser¨¢ colaborar con la Generalitat, al margen de partidismos y amortiguando las fricciones entre ambas administraciones. Considera que la LOAPA es mejorable y manifiesta su confianza en que el Gobierno del PSOE la aplicar¨¢ de forma generosa una vez dicte sentencia el Tribunal Constitucional.

Pregunta. ?Asume usted la petici¨®n, presentada ¨²ltimamente por Converg¨¨ncia y los comunistas catalanes, y con la que est¨¢n de acuerdo todos los partidos salvo Centristes, para que asuma el delegado del Gobierno las competencias de los gobernadores civiles y desaparezcan ¨¦stos en la pr¨¢ctica?Respuesta. Este es un tema de Estado. La absorci¨®n est¨¢ reconocida en las comunidades uniprovinciales, pero en las de ¨¢mbito geogr¨¢fico amplio, como Catalu?a, va a costar m¨¢s. Lo veo dif¨ªcil; habr¨ªa que introducir cambios de estilo y en el organigrama administrativo. Creo, por otra parte, que se magnifica el problema que puedan representar los gobernadores. Cuando esta proposici¨®n de casi todos los grupos prosper¨® se pensaba m¨¢s en el gobernador-virrey que en el gestor que ahora es.

P. ?Considera usted que Catalu?a es una naci¨®n?

R. Mi pensamiento sobre este tema es p¨²blico desde 1975. Desde los puntos de vista cultural, hist¨®rico, sociol¨®gico y ling¨¹¨ªstico, no hay ninguna duda de que Catalu?a es una naci¨®n. Espa?a es una naci¨®n de naciones. Que la Constituci¨®n y el Estatut recojan el concepto de nacionalidad se debe a la necesidad de buscar equilibrios por la confusi¨®n hist¨®rica entre naci¨®n-Estado y naci¨®n-pueblo. Pero incluso el t¨¦rmino "nacionalidad" implica la concepci¨®n de naci¨®n.

P. ?C¨®mo cree que van a ser en esta etapa las relaciones entre el Gobierno central y la Generalitat?

R. Espero que no se desarrollen en un clima de desconfianza. Hay un grado de compromiso personal en este cargo por mi parte. Creo en la realidad de Catalu?a, como motor de Espa?a y solidaria con ella, en la l¨ªnea de una profundizaci¨®n de la construcci¨®n auton¨®mica. Debemos lograr un progreso en el campo de la colaboraci¨®n y en el de las realizaciones de la autonom¨ªa catalana.

P. No le va a ayudar mucho, sin embargo, el rechazo frontal que hace el partido en el Gobierno de la Generalitat de la LOAPA...

R. La LOAPA va a ser uno de los grandes temas del tiempo que est¨¦ como delegado del Gobierno. Esta ley estuvo en su origen encaminada a poner un cierto rigor en el desarrollo auton¨®mico de toda Espa?a. Todas las leyes pactadas tienen unos puntos m¨¢s o menos oscuros; lo cierto es que la LOAPA es mejorable. Despu¨¦s de que salga del Tribunal Constitucional, estoy seguro de que, con la mayor¨ªa parlamentaria que dispone el PSOE, se aplicar¨¢ de forma generosa para la construcci¨®n auton¨®mica.

P. ?C¨®mo enjuicia la realidad que impera en Catalu?a, despu¨¦s de dos a?os y medio de Gobierno auton¨®mico, y el estado de las relaciones entre las autoridades catalanas y las centrales?

R. Me preocupa la tendencia a dramatizar cualquier problema o a transformarlo en insolidaridad de Madrid hacia nosotros o viceversa, porque puede tener una instrurnentalizaci¨®n pol¨ªtica inmediata. Los catalanes son conscientes de su grado de compromiso en la edificaci¨®n de una Espa?a democr¨¢tica. Catalu?a siempre se ha caracterizado por un sentimiento de apertura hacia el exterior y me preocupa el que ahora est¨¦ en recesi¨®n y que se abra paso un sentimiento de estanqueidad. En los resultados electorales ¨²ltimos se comprueba que ha cundido una cierta sensaci¨®n, un primer germen de divorcio entre la causa auton¨®mica y la democr¨¢tica. Para este pa¨ªs es francamente preocupante, porque si se pierde esa identificaci¨®n tan fuerte que exist¨ªa, se est¨¢ perdiendo la fuerza moral de las propias instituciones auton¨®micas.