Aburrida ficci¨®n
. La primera parte de Star Trek no fue, fuera de Estados Unidos, ning¨²n ¨¦xito apote¨®sico. Es m¨¢s, no creo que en nuestro pa¨ªs los personajes creados por Gene Rodenberry para la peque?a pantalla tuvieran, en su momento, una acogida muy favorable. Las orejas puntiagudas del se?or Spock no ocupan un lugar demasiado importante en la panoplia de recuerdos televisivos. Esta falta de atractivo del referente -que hay que datar a finales de los sesenta- pesa como una losa sobre este mortecino filme de ficci¨®n cient¨ªfica. Ni tan s¨®lo los efectos especiales sirven para animar el deca¨ªdo esp¨ªritu que lo impulsa.
Si en la prirnera parte Robert Wise pon¨ªa oficio, dispon¨ªa de dinero y daba un amplio margen de lucimiento a los expertos en trucaje con v¨ªdeo y electr¨®nica, aqu¨ª Nicolas Meyer no puede disponer con la misma generosidad de ninguno de los tres elementos.
Star Trek II
Director: Nicolas Meyer. Int¨¦rpretes: William Shatner, Leonard Nimoy, Ricardo Montalb¨¢n.Locales de estreno: El Espa?oleto, Salamanca y Madrid 3.
El t¨®pico sobre las segundas partes no siempre es cierto, pero s¨ª funciona muy a menudo. Este es uno de esos casos, y la sensaci¨®n que se tiene viendo el filme, observando al se?or Spock, es la de haber sido invitados a visitar a gente que conocemos muy poco, de o¨ªdas, y que, para mayor desgracia, tampoco nos interesa demasiado.
El hipot¨¦tico encanto del reconocimiento, del reencuentro, no se da, y todos los personajes quedan reducidos a la condici¨®n de mu?eco de museo de cera, de extra con frase en un mundo en el que los verdaderos protagonistas son Hal, los robots de La guerra de las galaxias o el Richard Dreyfuss de Encuentros en la tercera fase.
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