Una llamada an¨®nima permiti¨® a la Guardia Civil liberar a Orbegozo y detener a sus secuestradores
Una llamada an¨®nima, de las muchas que diversas instituciones han recibido durante los ¨²ltimos d¨ªas sobre el paradero de Saturnino Orbegozo, permiti¨® ayer a una patrulla de la Guardia Civil la liberaci¨®n del secuestrado y la detenci¨®n de los dos j¨®venes que le reten¨ªan en una borda o choza de pastores de Donamar¨ªa (Navarra). Acogido con grandes muestras de alegr¨ªa por sus familiares, vecinos y trabajadores, Orbegozo, por quien no se ha pagado rescate alguno -seg¨²n la familia y el propio mediador con los terroristas- se encuentra relativamente bien de salud, aunque padece arritmia card¨ªaca y gran cansancio. Orbegozo fue secuestrado por ETA Pol¨ªtico Militar VIII Asamblea el 14 de noviembre.La familia y el propio industrial declinaron hacer declaraciones a los informadores, quienes solamente conocieron unas breves palabras del secuestrado a los mandos policiales que le trasladaron a su casa de Urretxu: "Me han tratado bien, pero ha habido situaciones en las que he sentido miedo y tambi¨¦n p¨¢nico". Las autoridades no han explicado con exactitud las circunstancias en que se produjo la liberaci¨®n de Orbegozo. El ministro del Interior, Jos¨¦ Barrionuevo, que visit¨® al industrial en la tarde de ayer, se limit¨® a decir que "la fortuna y los esfuerzos de los cuerpos de seguridad" hab¨ªan hecho posible el feliz desenlace del secuestro. Barrionuevo resalt¨® asimismo la realizaci¨®n de este servicio, mientras la Guardia Civil velaba los cad¨¢veres de dos compa?eros asesinados el d¨ªa anterior en Ir¨²n.
Una nota oficial del ministerio del Interior da a entender que el hecho se debi¨® a las sospechas del jefe del puesto de Echalar (Navarra), un sargento de la Benem¨¦rita que, con seis n¨²meros del cuerpo, entr¨® por el tejado en una choza y hall¨® en su interior al secuestrado y a los que le reten¨ªan. Al parecer, estos ¨²ltimos -dos j¨®venes armados, guipuzcoanos- se entregaron sin ofrecer resistencia.
El Gobierno felicit¨® p¨²blicamente a las fuerzas de seguridad del Estado.
P¨¢ginas 9, 10 y 11
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