Crecimiento cero, devaluaciones e inflaci¨®n, exponentes de una crisis generalizada
Argentina es seguramente el caso m¨¢s claro de c¨®mo unos Gobiernos incapaces pueden hundir a un pa¨ªs que lo tiene casi todo para ser una potencia de tipo medio: es autosuficiente en hidrocarburos, tiene la clase media mejor preparada de Am¨¦rica Latina, carece de problemas demogr¨¢ficos, est¨¢ considerada como uno de los graneros del mundo y en los ¨²ltimos seis a?os casi no ha tenido una huelga. Con estos ingredientes los militares han logrado en 1982 un crecimiento negativo de cinco puntos. El aparato industrial est¨¢ materialmente desmontado, una inflaci¨®n del 200% ha proletarizado a las clases medias, la moneda ha perdido dos tercios de su valor y el pa¨ªs est¨¢ endeudado en 40.000 millones de d¨®lares.En palabras recientes del ex ministro de Econom¨ªa, Alsogaray, ning¨²n Gobierno anterior tuvo las cosas tan f¨¢ciles, incluidas varias cosechas del siglo; y nunca nadie lo hizo tan mal. El convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) -1.700 millones de d¨®lares- y los pr¨¦stamos prometidos por la Banca Comercial -2.600 millones- son apenas una cataplasma para un enfermo ag¨®nico.
La situaci¨®n de Chile es quiz¨¢ a¨²n peor, porque sus recursos tambi¨¦n son menores. Cada chileno que nace en este 1983 debe cargar con una deuda de 1.500 d¨®lares (194.000 pesetas), que es la m¨¢s alta por habitante.
El fracaso chileno
El milagro chileno, del que se mostraba tan autocomplaciente el general Augusto Pinochet, se ha convertido en un monumental fiasco: su Producto Interior Bruto (PIB) ha descendido en un 13% y el desempleo alcanza ya al 25% de la poblaci¨®n activa. Incluso los sectores adictos al sistema comienzan a volverle la espalda ante la magnitud de la crisis.
Los responsables econ¨®micos de Santiago se han convencido finalmente de la. inviabilidad del proyecto ultraliberal, puesto en pr¨¢ctica durante los ¨²ltimos a?os bajo la inspiraci¨®n directa de los Chicago boys. La total apertura de fronteras contribuy¨® a hundir la infraestructura industrial, favoreciendo ¨²nicamente a los especuladores del dinero.
La situaci¨®n ha alcanzado tal gravedad que en Santiago lleg¨® a circular el ins¨®lito rumor de que el Gobierno podr¨ªa nacionalizar la Banca para poner orden en las finanzas internas. Es poco probable que ¨¦sto se lleve a efecto, pero resulta suficientemente expresivo el solo hecho de que un Gobierno como el de Pinochet pueda pensar en ello. Para aliviar su cuenta externa (17.500 millones de d¨®lares) Chile acaba de ponerse tambi¨¦n a la cola del FMI con una petici¨®n de novecientos millones. Para cubrir sus necesidades debe obtener por lo menos otros 1.400 millones.
Venezuela, uno de los cinco mayores exportadores de petr¨®leo, tampoco ha podido salvarse de la crisis. Por quinto a?o consecutivo cerr¨® el ejercicio 1982 sin un crecimiento sensible del PIB, en tanto que la deuda externa ascend¨ªa hasta 18.000 millones de d¨®lares. Dado su elevado nivel de reservas, la deuda parece todav¨ªa manejable, pero no puede olvidarse que ¨¦sta era tambi¨¦n la situaci¨®n de Brasil o M¨¦xico seis meses atr¨¢s. Nadie pensaba entonces en la suspensi¨®n de pagos. El Gobierno venezolano acaba de refinanciar su deuda y dispone en ¨²ltima instancia de cuantiosas reservas de oro, cuya venta parcial a la reserva federal de Estados Unidos ha llegado a plantearse en las ¨²ltimas semanas como una posible salida.
Per¨² fue uno de los primeros en pedir auxilio al FMI el pasado verano. Aunque firm¨® entonces un convenio que le obliga a una rigurosa austeridad por espacio de tres a?os, su deuda exterior no ha hecho sino crecer hasta los 12.000 millones de d¨®lares. El Gobierno tuvo que devaluar la moneda casi en un 50% y la inflaci¨®n ronda el 70%. La deuda exterior de Colombia es proporcionalmente la m¨¢s baja del continente, a lo que sin duda contribuyen poderosamente los d¨®lares de la droga, pero otros datos internos (inflaci¨®n, desempleo) no le colocan en situaci¨®n envidiable.
Un panorama desolador
Bolivia tendr¨ªa que destinar el 75% de sus exportaciones a pagar sus obligaciones internacionales si no logra reestructurar una deuda de 2.600 millones de d¨®lares. Uruguay, defensor a ultranza del liberalismo econ¨®mico, ha cerrado el a?o con una moneda que vale la mitad y ha abierto 1983 firmando un cr¨¦dito de cuatrocientos millones con el FMI. Su deuda por habitante es similar a la de Chile. Su Producto Interior Bruto decreci¨® en un 7%.
Ecuador est¨¢ en una situaci¨®n similar: deuda de 6.400 millones de d¨®lares, elevada inflaci¨®n y devaluaci¨®n de su moneda. Unicamente Paraguay parece quedar al margen, ya que mantiene su crecimiento, pero los problemas financieros ya han dado pie a que el guaran¨ª se cotice en el mercado negro a un tercio de su valor oficial.
Queda para el final el caso centroamericano, que en su conjunto ha visto descender sus rentas por habitante a niveles en algunos casos inferiores a los de hace diez a?os. Costa Rica, Panam¨¢, Honduras y El Salvador est¨¢n en manos del FMI. Nicaragua tiene dificultades cada vez mayores para pagar una deuda que refinanci¨® hace dieciocho meses. La conflictividad de Guatemala ha contribuido a que su producto descienda en los ¨²ltimos a?os.
El Caribe muestra un panorama no m¨¢s halag¨¹e?o. Cuba suspendi¨® pagos, el FMI tuvo que acudir en socorro de Jamaica, Hait¨ª, Dominica y Barbados, y en una situaci¨®n muy pr¨®xima a la insolvencia se encuentran Granada y Rep¨²blica Dominicana.
La crisis continental ha adquirido tales proporciones que ya no basta con el parche de un cr¨¦dito aqu¨ª y otro all¨¢. Los Gobiernos latinoamericanos reclaman cada vez con mayor insistencia una negociaci¨®n global. Mientras ¨¦sta llega a muchos no les queda otra salida, que volver a la econom¨ªa de trueque. En Centroam¨¦rica empieza a ser ya bastante habitual cambiar, en operaciones de Gobierno a Gobierno, telas por carne o az¨²car por fertilizantes.
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