Wim Wenders: "Quiz¨¢ sea el p¨²blico el que nos aleja de la realidad"
El director alem¨¢n presenta en Espa?a 'El estado de las cosas'
El director alem¨¢n Wim Wenders, de 37 a?os, est¨¢ en Espa?a para presentar su pel¨ªcula El estado de las cosas. Ayer, en el cine en el que se estrena en Madrid, el famoso realizador reflexion¨® sobre el cine, que es adem¨¢s el objeto de su ¨²ltimo filme, premiado en cert¨¢menes internacionales y presentado recientemente en el Festival Internacional de Cine de Sevilla. En esta entrevista, Wim Wenders, habla de su obra en general y de la actitud que los cineastas mantienen ante su trabajo. En un momento, Wenders, hace una consideraci¨®n sobre el p¨²blico. Quiz¨¢ sea ¨¦ste, dice, "el que nos aleja de la realidad". En la personalidad de Wenders, opiniones como ¨¦stas forman parte de un car¨¢cter reflexivo, autocr¨ªtico.
Wim Wenders tiene un aire menos t¨ªmido que el que mostraba en Venecia cuando present¨® El estado de las cosas, la pel¨ªcula con la que consigui¨® el Le¨®n de Oro del festival. Tampoco coincide la seguridad que ahora tiene al responder con el desvalimiento que luc¨ªa en Cannes cuando los periodistas le asaetaban sobre los incidentes que surgieron durante el rodaje de Hammett, el filme que le enfrent¨® a Francis Ford Coppola, quien no estaba de acuerdo, como productor, con el trabajo de Wenders. No le apetece hablar de ello. Ya en Cannes contestaba con vaguedades que no conformaron a nadie: "Estamos ya de acuerdo en la versi¨®n definitiva de Hammett. La pel¨ªcula responde a lo que quer¨ªamos hacer".Este realizador alem¨¢n de 37 a?os ha cubierto ya buena parte de sus ambiciones. Apoyado por la televisi¨®n de su pa¨ªs, que tan buena promoci¨®n comercial ha sabido hacer de sus productos, film¨® algunas de las pel¨ªculas que le dieron a conocer en Europa. El amigo americano, especialmente, obtuvo un importante ¨¦xito, que le ayud¨® incluso a abrirse camino en Hollywood. A esta pel¨ªcula pudo a?adir luego, entre otras, Rel¨¢mpago sobre el agua, la tan discutida cr¨®nica de la muerte de Nicholas Ray. Al no triunfar con Hammett, tuvo que plantearse una pel¨ªcula m¨¢s barata que rod¨® aprovechando la infraestructura de producci¨®n del filme que rodaba Ra¨²l Ruiz, un buen amigo suyo. No le fue dif¨ªcil idear una historia que aprovechara el rodaje ajeno y, como es frecuente en Wenders, hablar del cine dentro del cine. Esta pel¨ªcula es El estado de las cosas, que ahora presenta en Madrid.
Reflexi¨®n sobre el cine
"Son varios los trabajos en los que he querido reflexionar sobre el propio cine, como hizo la novela sobre su propio lenguaje. Estaba demasiado preocupado por ello, pero prometo", y sonr¨ªe al decirlo, "que no lo har¨¦ m¨¢s. Pero lo cierto es que la mayor¨ªa de las pel¨ªculas que se hacen ahora (Spielberg, Lucas, por ejemplo) se inspiran siempre en viejos t¨ªtulos de la historia del cine. El estado de las cosas es, sin embargo, distinta, ya que no se remite a g¨¦neros anteriores, sino que pretende ser una reflexi¨®n sobre el hecho de hacer pel¨ªculas Hammett, en cambio, se inspira en un cine anterior. Quiz¨¢ sea culpa del p¨²blico el que no nos remitamos m¨¢s a la realidad; ha perdido su inter¨¦s por verla reflejada en la pantalla y prefiere las pel¨ªculas de fantas¨ªa".
El cine americano fascin¨® siempre a Wim Wenders. Sus vivencia ahora, tras la conflictiva experiencia de Hammett, no le han hecho cambiar su viejo entusiasmo por el cine cl¨¢sico. "S¨®lo", dice, "es que aquel sistema ya termin¨®. Ahora, dirigir una pel¨ªcula en Hollywood no es m¨¢s que coordinar el trabajo de los muchos t¨¦cnicos que realmente la hacen. En Europa a¨²n existe la posibilidad de ser creativo durante el rodaje. Se respira la idea de que las pel¨ªculas son u?a forma de arte; al menos, espero que esa idea no haya muerto todav¨ªa. Puede que lo est¨¦ y nadie me lo haya dicho, pero no lo creo. Por ejemplo, el extra?o matrimonio que hubo en los a?os setenta entre el cine alem¨¢n y la televisi¨®n fue un ejemplo de creatividad. Conseguimos independizarnos de la est¨¦tica de la peque?a pantalla y llevar, en su lugar, a ella las pel¨ªculas que rod¨¢bamos para el cine. Es algo que ya ocurre con dificultad en Estados Unidos, donde el cine se parece cada vez m¨¢s a la televisi¨®n: el p¨²blico se ha habituado a un lenguaje din¨¢mico que impide volar muy alto".
Te mira a trav¨¦s de unas gafas de concha que le tapan media cara. Cuando crees que ha contestado y el silencio empieza a ponerte nervioso, Comienza otra vez a hablar, como desperez¨¢ndose de ideas que dice a menudo: "Si comparo mis trabajos para la televisi¨®n, el costoso rodaje de Hammett y la experiencia de este filme pobre que es El estado de las cosas, llego a la conclusi¨®n de que he practicado tres profesiones distintas".
Habla con mucha lentitud en un ingl¨¦s relajado. Tambi¨¦n entiende el castellano y chapurrea un franc¨¦s extra?o. Se mantiene alerta sobre la posibilidad de que se le pregunte por sus relaciones con Ford Coppola y el escaso ¨¦xito de Hammett en el festival de Cannes. Son temas que han debido destruir el sue?o dorado del ni?o que quiso ser director de un Hollywood que ya no existe.
"Da un poco de pena, s¨ª. Pero es ahora cuando me gusta ser director, en mi propia ¨¦poca y no en otra anterior. Ahora tengo una libertad de expresi¨®n que no se ten¨ªa antes, que yo al, menos no he tenido nunca; la he encontrado en esta tierra de nadie en la que me muevo entre Alemania y Estados Unidos".
Sin embargo, ser¨¢ norteamericana -"de productora independiente", precisa- la pr¨®xima pel¨ªcula que haga: "No hay, sin embargo, que estar siempre haciendo pel¨ªculas. A¨²n dispongo de mi fren¨¦tica afici¨®n por la lectura, contin¨²o pintando y a¨²n me entusiasma viajar. Voy a dedicarme, a pesar de ello, a contar historias como un loco. S¨®lo quiero contar historias, ya que en El estado de las cosas me he despedido de este tipo de reflexi¨®n sobre el cine".
No hay que insistirle mucho para que explique, una vez m¨¢s, la l¨®gica de su amor por el cine de Hollywood. Wim Wenders ya lo ha declarado en numerosas ocasiones: "En la posguerra hubo en Alemania un sentimiento de verg¨¹enza hacia todo lo que hab¨ªa ocurrido en los ¨²ltimos a?os. Un vac¨ªo cultural que cubri¨® la cultura norteamericana, es decir, la cultura dominante. Sus pel¨ªculas nos mostraban un punto que no conoc¨ªamos, pero que nos fascinaba. Supongo que eso ocurr¨ªa tambi¨¦n en otros pa¨ªses europeos".
En El estado de las cosas, el director y productor sufren un atentado misterioso que cierra la pel¨ªcula. Una visi¨®n desolada de mundo del cine en el que, sin embargo, Wim Wenders piensa permanecer.
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