Balb¨ªn
Hemos centripetado el mal en Balb¨ªn como, algunos autonomistas/ nacionalistas/patriotistas han centripetado el mal en Umbral.Es siempre m¨¢s c¨®modo, consolador y razonable corporalizar el mal colectivo en un individuo malo. As¨ª nos evitamos la mala conciencia colectiva y jungiana. Lo que mejor entiende el hombre es el libro de estampas de los hombres, uno por uno, como los ¨¢lbumes de uniforimes que nos regalaban cuando ni?os. Pero Baib¨ªn (a quien no conozco, con quien no tengo rungun trato: una vez que me invit¨® a su programa no fui) es s¨®lo la virgen sacrificial de la tribu, con nevaditos y con infrarrojos. Hay un ingenio espacial sovi¨¦tico que nos esp¨ªa desde el cielo y que, seg¨²n informa este peri¨®dico, se nos puede caer en el Oesayuno cualquier ma?ana, mat¨¢ndonos a todos, porque al robot le ha patinado el cerebelo. Del mismo modo, la televisi¨®n es un invento que no dominamos. A esto, Gabriel Elorriaga, Arthar Miller y los apocal¨ªpticos de los cincuenta/sesenta lo llamaban "la rebeli¨®n de las m¨¢quinas". Con el robot de 2001, de Kubrick, que muere y se deshojalata cantando una balada vaquera que le hab¨ªa ense?ado el ingeniero, nos quedamos todos tranquilos y pensamos que las m¨¢quinas se bat¨ªan en retirada. No. La televisi¨®n es el ojo implacable del dios del siglo, que nos mira a todos como ojo teol¨®gico (habr¨ªa que hacer los televisores en forma de tri¨¢ngulo), y ni la derecha ni la izquierda, en Espa?a ni en el mundo, soportan la mirada altruista, cruel y ver¨ªdica de la tele. Por eso se ha archivado La clave que trataba de los ayuntamientos.
Por eso Fraga fue siempre ministro de una televisi¨®n gubernamental e incompartible (aunque ahora quieta chupar tanta c¨¢mara como el presidente).
Sin ponerme yo apocal¨ªptico, dir¨¦ que la televisi¨®n es la objetividad del siglo XX, de este fin de siglo, como Flaubert y Zola fueron la objetividad del anterior, y que no hay pol¨ªtica ni pol¨ªtico que soporten indefinidamente la objetividad del chisme. Llego a Dinamarca, ceno, abro el invento; retransmisi¨®n inglesa, la reina bautizando un barco. Do?a Carmen Polo de Franco, se?ora de Meir¨¢s, tambi¨¦n lo hac¨ªa muy bien. A lo que m¨¢s tiene que enfrentarse Felipe Gonz¨¢lez no es a Multifraga, ni a Antonio Garrigues Walker (ya traicionado por Pedro Shwartz, como yo previne hace mucho, por escrito y en familia). A lo que m¨¢s tiene que enfrentarse el Ulises de pana del socialismo ribere?o es al Polifemo/TVE. Se hace muy crudo dejar la verdad por libre, dejar a Alonso Puerta por libre, un anarcomunicipal, en plena campa?a para las municipales, ya. La rebeli¨®n de las m¨¢quinas, que dec¨ªamos los ni?os redichos de los cincuenta, era verdad. Los sat¨¦lites se nos caen encima y por la tele no aguanta nadie, salvo Cela y yo, que vamos de impert¨¦rritos. Luis Tom¨¢s Melgar se mont¨® el fin de semana su movida del. Metro y la tele, con Vian Ortu?o, Aguinaga, Guido Brunner y toda una basca. Y me present¨® a su maravillosa hija, que me besaba generosamente, ay la adolescencia. El mal no es BaIb¨ªn, oculto, enfermo o manipulado. El mal es la m¨¢quina, lo f¨¢ustico, lo prometeico, los robots, ¨²nicos marcianos posibles (sabemos de sobra que en Marte no hay vida). Un Gobierno, un partido, un cambio, una gente que no soportase la mirada imparcial, neutral, de la tele, estar¨ªan perdidos.
Llamarle a todo esto Balb¨ªn es un reduccionismo. Como llamarlo Calvi?o o Puerta. Hemos creado unas m¨¢quinas que nos juzgan. La televisi¨®n es para los modernos Estados el espejo de Blancanieves. Y no saben c¨®mo manejar el espejo. Ni la izquierda ni la derecha. La tele es una sobredosis de realidad. Coge siempre las instant¨¢neas de la Historia. El reto, se?or Guerra, es con el espejo.
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