Cambio y transformaci¨®n social
Estos diez millones de votantes han apostado por el cambio ¨¦tico en las actitudes y comportamientos de los gobernantes, de manera que el Estado est¨¦ al servicio de la sociedad y no de una minor¨ªa que se ha venido sirviendo del Estado, y tambi¨¦n por el cambio pol¨ªtico, por la modernizaci¨®n y racionalizaci¨®n del ejercicio del poder y la consolidaci¨®n del sistema de libertades conquistado. Pero hay una importante franja del electorado socialista (en mi opini¨®n, de la comparaci¨®n de los datos electorales del 1 de marzo de 1979 y del 28 de octubre de 1982 resulta claro que una parte sustancial de los votos obtenidos por el PSOE lo han sido desde la izquierda. Entre AP, UCD y CDS han sumado juntos m¨¢s votos el 28-O que los obtenidos por UCD y CD en 1979) que no aspira ¨²nicamente a una pol¨ªtica reformista y de regeneraci¨®n nacional, sino que, apoy¨¢ndola y consider¨¢ndola necesaria, la entienden vinculada con el cambio social y econ¨®mico, con la batalla por la transformaci¨®n de las estructuras sociales y econ¨®micas de nuestro pa¨ªs.Bipolarizaci¨®n pol¨ªtica y confrontaci¨®n social
Ahora bien, ?cabe aqu¨ª y ahora una pol¨ªtica de regeneraci¨®n y modernizaci¨®n sin confrontaci¨®n social frente a la tentaci¨®n de parte de la direcci¨®n socialista antes de las elecciones de formar una coalici¨®n con sectores de la derecha democr¨¢tica como estrategia clave de la transici¨®n, los resultados electorales del 28-O han producido una decantaci¨®n del mapa pol¨ªtico y del sistema de partidos sobre la base de una dr¨¢stica bipolarizaci¨®n pol¨ªtica, por la pr¨¢ctica desaparici¨®n del centro y del PCE, con la divisi¨®n del cuerpo electoral en dos grupos parlamentariamente enfrentados que, en mi opini¨®n, se va a traducir en un fuerte incremento de la confrontaci¨®n social entre los intereses y fuerzas de la derecha y de la izquierda. S¨®lo con que el Gobierno socialista intente seriamente aplicar su programa, por moderado que en algunos aspectos pueda ser, va a levantar fuertes resistencias. Cuando la representaci¨®n pol¨ªtica de la derecha, no habituada a los usos democr¨¢ticos y menos a¨²n a estar alejada del poder pol¨ªtico, compruebe que el Parlamento no defiende ya sus intereses y que ¨²nicamente le sirve para exponer sus ideas y perder votaciones, sin duda que va a cambiar de modo de actuaci¨®n y, siguiendo el ejemplo de la derecha francesa, va a salir a la calle y movilizarse. De la pura confrontaci¨®n dial¨¦ctica se va a pasar a la confrontaci¨®n real, al incremento de conflictos colectivos provocados por y desde la derecha, cuyos intereses, corporativos o de clase, est¨¦n siendo perjudicados. Pronto seremos testigos de actitudes colectivas frente al Gobierno de sectores de la clase m¨¦dica, de la Fere y otros grupos religiosos y conservadores en el tema de la escuela, de resistencias de sectores de funcionarios, transportistas, pilotos, cajas de ahorro y banca, Ceoes y, en definitiva, grupos de presi¨®n y privilegiados de todo tipo, incluido el amigo americano.
Ante esta tesitura de agudizaci¨®n de la lucha de clases, de tensi¨®n y de conflicto real, el Gobierno socialista tendr¨¢ dos alternativas: avanzar con prudencia, pero con firmeza, en la supresi¨®n de privilegios y cumplimiento del programa, o ceder ante la presi¨®n de la derecha y poderes f¨¢cticos. En definitiva, el poder pol¨ªtico podr¨¢ ser un instrumento fundamental en manos de las fuerzas sociales progresistas, y el mayor o menor grado de avance o de cesi¨®n depender¨¢ precisamente de la relaci¨®n real de fuerzas existentes en la sociedad, de la fortaleza o debilidad de los sectores populares objetivamente interesados en el cambio: el movimiento obrero organizado en centrales sindicales de clase, las asociaciones vecinales, de padres de alumnos, de consumidores, feministas, jubilados, ecologistas, pacifistas, estudiantes, etc¨¦tera; movimientos sociales que resulta necesario fortalecer y en los que el PSOE y sus militantes tienen que estar presentes para aglutinar su acci¨®n frente a la derecha, a la vez que reinvidicativa, sin caer en el error que supondr¨ªa encerrarse en las instituciones y abandonar la sociedad.
Los riesgos: desideologizaci¨®n y moderaci¨®n
En todo caso, creo importante se?alar algunos factores que est¨¢n ya actuando en favor de una interpretaci¨®n derechizada del programa del PSOE y que es necesario, a mi modo de ver, compensar o neutralizar. En primer lugar, el acusado proceso de desideologizaci¨®n que se viene propiciando desde los ¨®rganos de direcci¨®n del propio partido hace ya alg¨²n tiempo, al menos desde el congreso extraordinario, y que es m¨¢s acelerado en el ¨²ltimo a?o; proceso que est¨¢ llevando a postular un cierto interclasismo -con olvido de los intereses propios de clase-, a exaltar el sistema de econom¨ªa de mercado, a insistir hasta la exasperaci¨®n que el PSOE no defiende y persigue un modelo de sociedad alternativo del de la derecha, incluso en abierta contradicci¨®n con la resoluci¨®n pol¨ªtica del ¨²ltimo congreso -el 29?- del partido, que sigue preconizando (?y c¨®mo no?) que el proyecto pol¨ªtico del PSOE se dirige "a la profunda transformaci¨®n del sistema capitalista en una sociedad nueva, sin clases, es decir, en una sociedad socialista"; incluso a la apolog¨ªa doctrinal de la instituci¨®n mon¨¢rquica, sustituyendo el accidentalismo pablista por la m¨¢s acendrada fe en la monarqu¨ªa, con independencia -por supuesto- de la persona del actual Rey, quien merece el sincero respeto y apoyo de todos los dem¨®cratas espa?oles por el importante papel que est¨¢ jugando en la defensa de la Constituci¨®n y de las libertades conquistadas.
Y por otra parte, la moderaci¨®n, a mi juicio excesiva, que impregna una parte importante de la actuaci¨®n pol¨ªtica del partido y del Gobierno; moderaci¨®n que, si en cierto modo significa realismo pol¨ªtico -es decir, pol¨ªtica gradualista y seriamente de izquierdas-, en parte est¨¢ trayendo consigo concesiones innecesarias a la derecha, con riesgo de hipotecar que en el futuro se puedan abordar los problemas econ¨®micos, sociales y culturales del pa¨ªs con m¨¢s profundidad de la que hoy cabe. En este sentido es necesario que el Gobierno socialista hable y haga pol¨ªtica no tanto para los poderes f¨¢cticos y los grupos sociales dominantes, cuanto para los diez millones de votantes y, especialmente, para el electorado propio del PSOE: los trabajadores, los j¨®venes y los intelectuales. Ser¨ªa un grave error pensar que, como esos votos son seguros, vale m¨¢s dedicarse a tranquilizar a la derecha, actuando voluntaria o involuntariamente de desmovilizador de la izquierda, cuyo apoyo puede perderse tambi¨¦n hacia la abstenci¨®n.
El pluralismo del PSOE
En un partido abierto y plural como es el PSOE, con tan bastos apoyos populares, parece necesario aglutinar y representar a esa franja del electorado que aspira a un proyecto de transformaci¨®n profunda de las estructuras sociales y econ¨®micas de nuestro pa¨ªs, que defienden los avances, que no renuncian a la utop¨ªa y a la sociedad sin clases y que, precisamente por ello, apoyan plenamente la actual oferta de cambio del PSOE y al primer Gobierno de izquierdas en Espa?a desde hace m¨¢s de cuarenta a?os.
Ese proyecto pol¨ªtico de izquierdas, ni social liberal ni socialdem¨®crata, sino claramente socialista, que algunos lamentan no exista fuera del PSOE, menos a¨²n despu¨¦s de la profunda descomposici¨®n y derrota del PCE, s¨®lo cabe y puede tener existencia precisamente en el seno del PSOE como corriente de opini¨®n dentro de la organizaci¨®n socialista, que, al tiempo que apoya al Gobierno en el cumplimiento del programa de cambio, exige ese cumplimiento en todos sus aspectos; especialmente los m¨¢s progresistas y m¨¢s vinculados a los intereses y esperanzas de los sectores sociales y pol¨ªticos tradicionalmente menos favorecidos (entre otros, plena garant¨ªa y protecci¨®n de las libertades p¨²blicas individuales y colectivas, desarrollo auton¨®mico solidario, reforma de la Administraci¨®n y de la Justicia -con la creaci¨®n de la instituci¨®n del jurado-, aborto terap¨¦utico, escuela p¨²blica autogestionada, Sanidad y Seguridad Social p¨²blicas y eficaces, primac¨ªa del plan sobre el mercado, creaci¨®n de los empleos prometidos, mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios -puntos estos dos ¨²ltimos que, en mi opini¨®n, constituyen la verdadera piedra de toque del programa econ¨®mico del PSOE- participaci¨®n en la gesti¨®n de las empresas p¨²blicas, convocatoria de refer¨¦ndum para sacar a Espa?a de la OTAN, etc¨¦tera), optando, en fin, por la interpretaci¨®n m¨¢s progresista en todos aquellos puntos del programa susceptibles de lecturas ambivalentes.
Exige, pues, una izquierda socialistafuerte e imbricada en el seno del partido y en la sociedad, que pueda incorporar plenamente a la organizaci¨®n socialista a todos cuantos apoyan la oferta de cambio desde la izquierda y que lleve su acci¨®n desde y a la propia sociedad, participando en la concienciaci¨®n de los trabajadores y en la difusi¨®n de los an¨¢lisis e ideas socialistas.
Ciertamente que tal opci¨®n conlleva dos requisitos: requiere, ahora m¨¢s que nunca, que se modifiquen definitivamente las normas de funcionamiento interno del PSOE, fortaleciendo la democracia y la unidad mediante el reconocimiento del pluralismo y de las corrientes de opini¨®n que existen en su interior, a trav¨¦s fundamentalmente de las t¨¦cnicas de la representaci¨®n proporcional en los ¨®rganos deliberantes y del voto individual en los Congresos. Sin duda que la conferencia org¨¢nica a convocar en breve plazo, y que tiene inexcusablemente que celebrarse, es momento id¨®neo para tal fin.
El PSOE y el control del Gobierno
Pero requiere tambi¨¦n que el Gobierno socialista sea realmente un Gobierno del PSOE, pues ha sido ¨¦ste quien realiz¨® la oferta el ectoral que el pueblo eligi¨®; de manera que es todo el partido, adem¨¢s de la ciudadan¨ªa, quien tiene no s¨®lo el derecho, sino la obligaci¨®n, de realizar el seguimiento y control del cumplimiento del programa de cambio por el Gobierno, sin que quepa hurtarle directa o indirectamente tal control para atribuirselo a otros ¨®rganos institucionales, cual es el Grupo Parlamentario, que no es ¨®rgano de representaci¨®n interna de partido, sino que es un instrumento de ¨¦ste para desarrollar una tarea institucional de m¨¢xima importancia. Han de ser, por consiguiente, los ¨®rganos de representaci¨®n y direcci¨®n interna, y en ¨²ltima instancia, los congresos del partido socialista, quienes asuman esa labor de control, desarrollando esa irrenunciable dial¨¦ctica a¨²n no suficientemente elaborada entre el Gobierno que aplica un programa pol¨ªtico y el partido, que tiene un proyecto ideol¨®gico y pol¨ªtico m¨¢s amplio y profundo que aqu¨¦l, cual es el de quebrar el modelo de sociedad en beneficio de la inmensa mayor¨ªa.
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