Derechos humanos en el 'metro'
No hay derecho a que nos traten as¨ª. Cuando todas las ma?anas me veo obligada a empujar a mis semejantes para poder entrar en un vag¨®n del metro en la estaci¨®n de la avenida de Am¨¦rica, no s¨®lo siento pisoteados mis m¨¢s elementales e inalienables derechos como ser humano (en estos momentos me entra complejo de vaca -con todos mis respetos- camino del matadero), sino lo que m¨¢s duele, mis juanetes. En una palabra, que el metro es anticonstitucional.Todo cambia; el metro permanece. Las diarias v¨ªctimas de este medio de locomoci¨®n quisi¨¦ramos que tambi¨¦n cambiara, de verdad. De este modo llegar¨ªamos al trabajo un poco m¨¢s contentos y a lo mejor hasta producir¨ªamos m¨¢s, que es de lo que se trata, ?no? / .
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