El quinto centenario del Descubrimiento, una ocasi¨®n para la pol¨ªtica exterior espa?ola / 1
El v¨ªa crucis de nuestro ingreso en la Comunidad Europea no parece terminar nunca. Ya hemos batido otro r¨¦cord: Espa?a es el pa¨ªs que m¨¢s ha esperado a las puertas de la CEE.En los medios europeos y comunitarios se tiene la impresi¨®n de que la marcha de las negociaciones de adhesi¨®n no es precisamente un ¨¦xito, ni de la CEE ni, menos a¨²n, de Espa?a, y todos comentan -que nuestro pa¨ªs llevaba arrastrando las negociaciones con una actitud pasiva y resignada.
Tambi¨¦n entre nosotros ha bajado mucho el entusiasmo ante nuestro ingreso en el Mercado Com¨²n. La verdad es que el espa?ol medio nunca estuvo muy informado del asunto (quiz¨¢ porque, ante la gran dificultad de avanzar en la negociaci¨®n, el Gobierno anterior lo fue enterrando discretamente), y la opini¨®n p¨²blica ha terminado por desinteresarse del tema.
Sin embargo, muchos espa?oles creemos todav¨ªa que Espa?a ha de integrarse en Europa y que debe nacer el esfuerzo que la integraci¨®n exige. Pero son cada vez m¨¢s los que piensan que esta Europa de los mercaderes en la que, en su opini¨®n, se va convirtiendo la CEE (y donde se nos acaba de proponer una integraci¨®n pol¨ªtica, pero no global) no tiene nada que ver con a Europa fuerte, unida y solidaria que quiso ir creando el Tratado de Roma. "Nos ofrecen un coche de pedales y ya tenemos edad de carn¨¦ de conducir", dec¨ªa hace unos d¨ªas el ministro Fernando Mor¨¢n ante sus asombrados colegas de la Comunidad, y no sin raz¨®n.
Una historia interminable
A mediados de los setenta, cuando las negociaciones CEE-Espa?a no se hab¨ªan convertido a¨²n en la historia interminable, alguien urdi¨® la teor¨ªa de la alternativa: Europa o Iberoam¨¦rica. Frente a la Europa que no nos quiere, la comunidad hispanoamericana de naciones. Gracias a Dios la cosa no pas¨® de ah¨ª, porque el planteamiento es demasiado simplista para ser serio. No se puede confundir la velocidad con el tocino.
En cualquier caso, algo est¨¢ claro: aunque los plazos razonables se est¨¦n agotando -que lo est¨¢n-, hay que seguir negociando en Bruselas. Pero tambi¨¦n est¨¢ claro que hemos perdido mucho tiempo y que hay que recuperarlo. El problema es c¨®mo.
Habr¨ªa que distinguir dos cosas: una, c¨®mo negociar; otra, m¨¢s profunda y delicada, qu¨¦ hacer mientras se negocia.
En un caj¨®n de los palacios de la Presidencia del Gobierno debe estar bien guardado un amplio informe, contratado hace muchos meses por la propia Presidencia, sobre la adhesi¨®n de Espa?a a las Comunidades y sus consecuencias directas en las relaciones entre Espa?a y Am¨¦rica Latina. Uno m¨¢s de los muchos an¨¢lisis, estudios e investigaciones que sobre los aspectos pr¨¢cticos de nuestra integraci¨®n deben estar corriendo por este pa¨ªs, pero que parece que nuestros negociadores no recibieron en su momento.
Sabemos que el proceso de adhesi¨®n es complejo, pero tambi¨¦n lo es la coyuntura pol¨ªtica y econ¨®mica internacional. Hay que profundizar en el fondo y la forma de llevar adelante este proceso, hay que trabajar coordinadamente con informaci¨®n detallada y al d¨ªa, hay que reforzar el papel internacional de Espa?a. Nuestros negociadores deben ser apoyados porque tienen que presentar un pa¨ªs fuerte, que tiene bazas que jugar y que sabe c¨®mo hacerlo.
El segundo gran tema es qu¨¦ hacer mientras se negocia. Espa?a tiene que acentuar su apertura al exterior; nuestra econom¨ªa debe ser mucho m¨¢s flexible y no perder de vista los centros neur¨¢lgicos del mundo donde se deciden las cosas; nuestra pol¨ªtica internacional, ser m¨¢s diversificada. Todo no empieza y termina en Bruselas, aunque Bruselas sea algo importante. Hay mucho que hacer en las relaciones bilaterales.
Hay mucho que hacer tambi¨¦n en Am¨¦rica Latina. Este pa¨ªs, que sabe m¨¢s de lo que parece, sabe tambi¨¦n que Latinoam¨¦rica, en palabras recientes del ministro Mor¨¢n, "es uno de los ejes fundamentales de nuestra pol¨ªtica exterior". Un eje fundamental que en buena parte es un proyecto a realizar. Y el quinto centenario del Descubrimiento de Am¨¦rica se nos presenta como una formidable ocasi¨®n para ir avanzando.
Derechos humanos, desarrollo, comunicaci¨®n
El quinto centenario no puede ser una conmemoraci¨®n sin m¨¢s. Las relaciones con las tierras y los pueblos del otro lado del mar, tan ligados a nuestra historia y a nuestra vida, exigen un tratamiento global de c¨®mo llevar a cabo juntos un proyecto com¨²n cerca ya del a?o 2000.
?Cu¨¢les podr¨ªan ser las l¨ªneas maestras de tal proyecto com¨²n? Sugerimos aqu¨ª algunas: la solidaridad y el respeto a los derechos humanos, la cooperaci¨®n al desarrollo, el est¨ªmulo a los intercambios y la comunicaci¨®n. Merece la pena que nos detengamos en ellas.
1. Solidaridad internacional y derechos humanos. Es preciso avanzar decididamente en un campo como este, donde, a pesar del art¨ªculo 10 de nuestra Constituci¨®n, la joven democracia espa?ola parec¨ªa estar empantanada. Me refiero, concretamente, al respeto y protecci¨®n de los derechos humanos fundamentales y, como consecuencia, a la solidaridad con los reg¨ªmenes democr¨¢ticos y tambi¨¦n con los pueblos que no pueden elegir libremente. Defensa de los derechos humanos y apoyo a la libertad y a la democracia, que no s¨®lo han de aplicarse dentro de nuestras fronteras, sino que son puntos claves de la nueva pol¨ªtica internacional de Espa?a.
En este sentido, parece necesario andar con los ojos bien abiertos por este continente inmenso y desigual como es el americano. Recordaba hace unos d¨ªas en Estocolmo el Nobel Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez que los desaparecidos por motivos de represi¨®n son casi 120.000 personas, "que es como si hoy no se supiera d¨®nde est¨¢n todos los habitantes de la ciudad de Upsala". Y conclu¨ªa: "El pa¨ªs que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de Am¨¦rica Latina tendr¨ªa una poblaci¨®n m¨¢s numerosa que Noruega".
Este es el ambiente donde se va a mover nuestra acci¨®n exterior en Am¨¦rica Latina. No ser¨ªa por ello un mal comienzo la regulaci¨®n definitiva del estatuto del refugiado pol¨ªtico en Espa?a.
2. Cooperaci¨®n al desarrollo. Una de cada cinco personas en el mundo se est¨¢ muriendo de hambre, as¨ª como suena. Hace veinte a?os, trescientos millones de hombres, mujeres y ni?os se encontraban subalimentados. El Banco Mundial ha dicho que de seguir las cosas as¨ª los trescientos de entonces se convertir¨¢n en m¨¢s de setecientos millones dentro de unos quince a?os.
Datos m¨¢s cercanos a nosotros: antes de cumplir los dos a?os se mueren veinte millones de ni?os latinoamericanos, que son m¨¢s que cuantos han nacido en Europa desde 1970. A los quince a?os abandonan la escuela el 70% de los ni?os del nuevo continente (excluidos Estados Unidos y Canad¨¢), frente al 15% de ni?os europeos.
Hay un enorme contraste entre las posibilidades de bastantes pa¨ªses de Am¨¦rica Latina (con un desarrollo intermedio, importantes recursos y una gran capacidad de absorci¨®n de mercados externos) y sus apremiantes necesidades en algunos aspectos de su equipamiento social (hospitales y servicios asistenciales, escuelas elementales y de grado medio, infraestructura b¨¢sica de transportes, redes de distribuci¨®n alimentaria, viviendas sociales, etc.)
Todos los indicios llevan a la misma conclusi¨®n: es necesario un gran esfuerzo para paliar los desequilibrios entre los pueblos. Por fortuna, se est¨¢n levantando voces autorizadas para que vayamos construyendo ya un mundo m¨¢s austero, m¨¢s solidario y donde los recursos naturales se distribuyan m¨¢s equitativamente. Ah¨ª est¨¢n los ejemplos de M. Bow, Malitza Bocking, Albert T¨¦vo¨¦djr¨¦ y Mohammed Bedjaoui, as¨ª como la actividad incansable del presidente del Club de Roma, Aurelio Peccei, cuya reciente obra Testimonio sobre el futuro es un libro crucial.
Entre nosotros queda mucho todav¨ªa por hacer en la cooperaci¨®n al desarrollo: desde la puesta en marcha del organismo de cooperaci¨®n internacional anunciado hace unos d¨ªas por nuestro ministro de Asuntos Exteriores hasta un apoyo decidido por parte de Espa?a a las entidades e instituciones que en Centroam¨¦rica, el Caribe y Suram¨¦rica se ocupan del desarrollo y de la integraci¨®n regional. Sin olvidar la participaci¨®n de nuestra juventud (la actual es m¨¢s solidaria y abierta al exterior), de los grupos sociales de base y de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en este gran reto, y al mismo tiempo gran esperanza, que es el desarrollo latinoamericano.
3. Est¨ªmulo a los intercambios. Como explicaba muy bien Mario Bunge, es impensable crear una verdadera comunidad hisp¨¢nica de naciones sin tomarse antes mucho m¨¢s en serio los intercambios comerciales y financieros (y tecnol¨®gicos, habr¨ªa que a?adir).
En el terreno puramente comercial, la relaci¨®n es realmente pobre. S¨®lo el 10% de las exportaciones espa?olas se dirigen a Latinoam¨¦rica. Y, lo que es m¨¢s curioso, apenas un 3,4% de las exportaciones latinoamericanas se dirigen a Espa?a. Aqu¨ª se ve que las relaciones especiales no lo son tanto.
Hay que conseguir que los intercambios comerciales mutuos sean m¨¢s importantes y que los mercados lleguen a ser m¨¢s estables que ahora. Y esto es dif¨ªcil sin seleccionar sectores y productos m¨¢s id¨®neos, de acuerdo con an¨¢lisis previos de complementariedad.
En el campo financiero se deber¨ªa profundizar en la informaci¨®n actual, que es muy pobre. ?C¨®mo se estudian los riesgos de todo tipo, y en especial los pol¨ªticos? ?Qu¨¦ est¨ªmulos gubernamentales existen y c¨®mo se aplican? ?Qu¨¦ fuentes de financiaci¨®n son m¨¢s id¨®neas? ?Qu¨¦ datos se tienen para diferenciar las inversiones especulativas de las estables? ?Qu¨¦ partido se ha sacado del art¨ªculo 24 del Acuerdo de Cartagena? ?Qu¨¦ ayudas hay y c¨®mo se utilizan para la promoci¨®n de las coinversiones y de los acuerdos de distribuci¨®n? ?Son uniformes, parecidos o diferentes los sistemas de garant¨ªa, en caso de existir, y cu¨¢les son los id¨®neos? ?Se conocen y se difunden las ventajas diferenciales de los pa¨ªses latinoamericanos respecto de los europeos o de Estados Unidos? Demasiadas preguntas sin respuesta.
En el terreno de la ciencia y la tecnolog¨ªa, la situaci¨®n de dependencia tecnol¨®gica en muchos sectores, tanto en Am¨¦rica Latina como en Espa?a, har¨ªa pensar que aqu¨ª hay poco que hacer.
S¨ª lo hay, sin embargo. Espa?a y bastantes pa¨ªses latinoamericanos tienen desarrolladas tecnolog¨ªas no de punta, sino intermedias o de segundo grado; tecnolog¨ªas que se podr¨ªan compartir sobre la base de programas y proyectos conjuntos de investigaci¨®n y de transferencia. Estamos pensando, por ejemplo, en el sector pesquero y de las industrias del mar, en la infraestructura de las comunicaciones, en las industrias agroalimentarias diversificadas seg¨²n necesidades regionales, en el desarrollo del turismo receptivo en grandes ¨¢reas seleccionadas de acuerdo con un modelo de desarrollo cualitativo, en el urbanismo y construcci¨®n de viviendas sociales, en la prospecci¨®n, explotaci¨®n y comercializaci¨®n de recursos mineros y de minerales b¨¢sicos.
Es necesario para todo ello tener una visi¨®n realista y actual de la cooperaci¨®n al desarrollo, y tambi¨¦n una planificaci¨®n coordinada de la pol¨ªtica de intercambios. En esa l¨ªnea, el actual secretario de Estado de Comercio, Luis de Velasco, dec¨ªa hace unas semanas en Barcelona que era preciso un programa de cooperaci¨®n a largo plazo con los pa¨ªses del bloque latinoamericano "con objetivos definidos, instrumentos adecuados y un esfuerzo continuado". Al menos, la idea est¨¢ clara.
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