El CDS tiene en Catalu?a solamente 600 afiliados
El conflicto desatado en el Centro Democr¨¢tico y Social (CDS) de Catalu?a a ra¨ªz del cese de la gestora de Barcelona, decretado por la ejecutiva estatal, acaba definitivamente con las esperanzas que los suaristas catalanes ten¨ªan puestas en la consolidaci¨®n de un espacio pol¨ªtico propio. Con un endeudamiento de doce millones de pesetas, una militancia que ronda los seiscientos afiliados y los abandonos producidos por el intervencionismo de la direcci¨®n nacional del partido -se han dado de baja en principio Santiago Guill¨¦n, Juli¨¢n Val¨®n y Jos¨¦ Antonio S¨¢nchez Llibre-, va a resultar extraordinariamente dif¨ªcil para los representantes de Adolfo Su¨¢rez en Catalu?a afrontar el reto de las elecciones municipales y el posterior de los comicios auton¨®micos.En esta "pr¨¢ctica desintegraci¨®n" del proyecto suarista en Catalu?a coinciden las diferentes fuentes consultadas tras el conocimiento de la crisis desatada por las sanciones, dimisiones y bajas (v¨¦ase EL PAIS del pasado d¨ªa 30). El presidente de la gestora, Josep Pujadas, que de acuerdo con Adolfo Su¨¢rez decret¨® los ceses, opina, por el contrario, que no se puede hablar de desintegraci¨®n, y que quienes se han marchado del grupo son precisamente los que no quer¨ªan acatar la estrategia marcada por los ¨®rganos nacionales.
La crisis se debe fundamentalmente a un enfrentamiento por el grado de autonom¨ªa del partido y por las elecciones municipales.
La decisi¨®n estatal de acudir a las urnas con listas propias fue criticada en su momento por la mayor¨ªa de los dirigentes catalanes, que la consideraron inviable, ante la situaci¨®n de falta de estructura e implantaci¨®n del partido. En su lugar defend¨ªan la consecuci¨®n de pactos locales a derecha e izquierda, con Converg¨¦ncia Democr¨¢tica (CDC) y el Partit dels Socialistes (PSC), integrando militantes en ambas listas en calidad de independientes. Los suaristas catalanes ve¨ªan en este camino la ¨²nica posibilidad de conseguir una cierta parcela de poder municipal.
Desde la sede estatal del CDS se acusa a este sector de no tener autorizaci¨®n para negociar con los socialistas ning¨²n tipo de acuerdos, lo que significa una cr¨ªtica directa a las recientes conversaciones de Guill¨¦n con el PSC, sobre temas municipales y coincidencias en el Parlamento de Catalu?a.
En este conflicto existe tambi¨¦n un fuerte componente de enfrentamiento personal entre los dirigentes catalanes. A Josep Pujadas se le critica una l¨ªnea de "total subordinaci¨®n a Madrid". Est¨¢ apoyado por el dirigente leridano y miembro del ejecutivo del CDS estatal, Manuel S¨¢rraga. Los otros once integrantes de la gestora de Barcelona han votado siempre en bloque contra su presidente, buscando una mayor autonom¨ªa del partido, amenazada, seg¨²n uno de los cesados, "por la burocracia centralista dura que ha montado el secretario general, Jos¨¦ Ram¨®n Caso".
Para frenar las presiones de Ia secretar¨ªa general, que en opini¨®n de los dirigentes cesados eran "contrarias a la autonom¨ªa pactada con Su¨¢rez cuando en agosto se cre¨® el partido", toda la gestora, salvo Pujadas, convoc¨® para finales de este mes de enero la asamblea provincial, a fin de elegir los ¨®rganos ejecutivos del partido, decisi¨®n plenamente estatutaria. Para entonces, los compa?eros de Pujadas en la direcci¨®n de Barcelona ya le hab¨ªan hecho saber que no le apoyar¨ªan para la presidencia definitiva del CDS.
La situaci¨®n en el CDS es ca¨®tica. Algunos de los ahora sancionados estaban pagando de sus bolsillos el alquiler del local donde est¨¢ instalada la sede del partido y otros gastos de diversa cuant¨ªa. El tel¨¦fono est¨¢ cortado por impago. A las personas que se emple¨® para la campa?a electoral pasada se les adeudan unos tres millones de pesetas. S¨®lo en Barcelona la deuda electoral a los proveedores suma entre diez y doce millones de pesetas.
Las continuas reclamaciones de los dirigentes catalanes a la sede central del Centro Democr¨¢tico y Social Madrid han sido sistem¨¢ticamente desatendidas. En Gerona, L¨¦rida y Tarragona no se llega a los cien militantes por provincia; concretamente, en L¨¦rida son 82. En Barcelona hay 419. Los cesados opinan que con todo este conflicto se reducir¨¢n a la mitad. "Encima quer¨ªan que organiz¨¢ramos una campa?a propia para las municipales. Est¨¢ claro que a Su¨¢rez no le interesan ni las elecciones locales ni las auton¨®micas.
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