Una campa?a de disciplina laboral deja Mosc¨² semivac¨ªo por las ma?anas
La en¨¦rgica campa?a a favor de la disciplina laboral puesta en pr¨¢ctica por el equipo Yuri Andropov ha transformado las calles de Mosc¨². Ahora, por la ma?ana, pueden verse los comercios semivac¨ªos de p¨²blico. Lo mismo sucede con los cines, las peluquer¨ªas, las escasas cervecer¨ªas de la ciudad y las banias (ba?os p¨²blicos), lugares estos ¨²ltimos que son el punto de cita preferido de muchos moscovitas."Antes hab¨ªa colas. Ahora pasamos casi todo el d¨ªa sin hacer nada", dice la empleada de una de las banias m¨¢s frecuentadas de la capital, a la que el sector m¨¢s sibarita de los absentistas moscovitas acud¨ªa a tomar su ba?o de vapor, azotarse mutuamente con las ramas de abedul y, luego, conversar sobre todo lo divino y humano en torno a unas cervezas.
Los controles hechos en estos establecimientos parecen haber dado resultados positivos. Los druschinik (voluntarios para el control popular) entraban de repente en estos establecimientos y ped¨ªan a los clientes que justificaran su ausencia del trabajo.
En ocasiones se han tomado medidas m¨¢s refinadas: en unos almacenes de la avenida Kalinin se cit¨® a trav¨¦s de los altavoces a los funcionarios de una gran empresa. Estos acudieron ilusionados, pensando quiz¨¢ que se trataba de un regalo-sorpresa, y se toparon con los druschinik, que les interrogaron sobre su ausencia al trabajo.
Las sanciones afectan por lo general a los complementos que las empresas sovi¨¦ticas ofrecen a sus trabajadores y funcionarios. Habitualmente, a los absentistas se les suprime la ansiada putiovska (bono para pasar las vacaciones en un balneario o casa de descanso).
Pero no se descarta que las medidas contra el absentismo se endurezcan en los pr¨®ximos meses. A principios de esta semana el ministro de Justicia de la URSS defend¨ªa en Pravda la necesidad de mejorar las leyes sobre disciplina laboral.
La inquietud del Kremlin al respecto parece bien respaldada por las estad¨ªsticas. Recientemente, la Prensa moscovita informaba que el absentismo hizo perder el a?o pasado un total de 125.000 millones de horas de trabajo. Es decir, el equivalente al trabajo, durante un a?o, de cerca de 66 millones y medio de trabajadores, lo que coincide pr¨¢cticamente con la mitad de la poblaci¨®n activa, cifrada en 134,9 millones en el censo de 1979.
Las medidas contra el absentismo, el parasitismo y el alcoholismo, tomadas por el equipo de Andropov, est¨¢n siendo acompa?adas por un nuevo lenguaje y unas nuevas formas pol¨ªticas. As¨ª se vio a principios de esta semana, cuando Yuri Andropov tom¨® su primer ba?o de multitud en una f¨¢brica de Mosc¨².
Para empezar, los peri¨®dicos informaban al d¨ªa siguiente que la visita de Andropov se hab¨ªa producido durante una pausa, dejando bien claro que no se trataba de interrumpir la reglamentada jornada laboral.
El tono del discurso pronunciado en esta ocasi¨®n por el dirigente comunista sovi¨¦tico era de gran dureza y daba escaso cuartel al triunfalismo: casi nada m¨¢s llegar, Andropov afirm¨® que la productividad en la URSS "crece a ritmo insatisfactorio" y que buen n¨²mero de indicios del plan quinquenal -que ha comenzado ya su tercer a?o- se encuentran retrasados.
"Jam¨¢s", dijo, "he escuchado hablar de correcciones del plan que supongan un aumento de los ¨ªndices previstos. Si se dice hay que corregir, significa que se trata de disminuir la producci¨®n. No es dif¨ªcil imaginar los resultados: la fabricaci¨®n de productos disminuye y los sueldos siguen siendo los mismos".
"Los milagros no existen", concluy¨®; "pod¨¦is comprender que el Estado no puede dar nada m¨¢s que las mercanc¨ªas que se han producido. Si el crecimiento de salarios no es cubierto por la producci¨®n de bienes necesarios de buena calidad y si el sector terciario falla, no podr¨¢ obtenerse una elevaci¨®n real del nivel de vida".
Adem¨¢s de disciplina laboral, Andropov reclam¨® "eficacia en la producci¨®n", "gastos m¨ªnimos, buena calidad, rapidez y solidez".
Operaci¨®n 'limpieza'
Paralela a su campa?a antiabsentismo, los nuevos dirigentes sovi¨¦ticos han comenzado a efectuar una limpieza entre los dirigentes de empresa y una parte de los responsables de la Administraci¨®n.Menos preocupados por la ideolog¨ªa que por el pragmatismo, los nuevos tecn¨®cratas de Andropov parecen querer dinamizar la econom¨ªa sovi¨¦tica, que, si en la base se distingue por el absentismo, en los puestos de direcci¨®n se caracteriza por su conservadurismo y su tendencia a cubrir con el triunfalismo sus innegables malos resultados.
La tarea de comenzar a cambiar la mentalidad de los propios dirigentes ser¨¢, sin duda, m¨¢s dif¨ªcil que la de vaciar de absentistas las calles, tiendas y 'banias' de Mosc¨².
Nuevamente, en la URSS se plantea la dicotom¨ªa pragm¨¢ticos-contra-ide¨®logos, que ha protagonizado gran parte de los procesos de transici¨®n vividos en los m¨¢s de 65 a?os que han pasado desde la revoluci¨®n bolchevique.
Durante el ¨²ltimo a?o -a¨²n antes de la muerte de Le¨®nidas Breznev-, vino apareciendo de forma aislada en diversas publicaciones sovi¨¦ticas una serie de art¨ªculos que o bien reivindicaban la NEP -nueva econom¨ªa pol¨ªtica, trazada en vida de Lenin y suprimida por Stalin-, o propon¨ªan atrevidas y nuevas tesis en las que se llegaba a sugerir, incluso, la necesidad de que no s¨®lo la producci¨®n y el comercio, sino tambi¨¦n el mercado de trabajo, tomaran en cuenta la relaci¨®n oferta-demanda.
Ahora, los hombres de Andropov se encuentran con un problema similar al que soport¨® Alexei Kosiguin, jefe de Gobierno durante buena parte de la era Breznev. Kosiguin quiso introducir las tesis de Evsei Liberman: un economista que, cuando a¨²n estaba en el poder Nikita Kruschev, propuso en Pravda que la econom¨ªa sovi¨¦tica tomara en cuenta las nociones de rentabilidad y beneficio como criterios para juzgar el funcionamiento de las empresas.
Los ortodoxos del partido atacaron duramente este punto de vista, que consideraban re?ido con los grandes ideales.
Cierto es que ahora -diecinueve a?os despu¨¦s de que Kosiguin iniciara su fallido intento-, los ortodoxos se encuentran en una posici¨®n m¨¢s d¨¦bil, y por ello a Andropov puede resultarle m¨¢s f¨¢cil su tarea.
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