Emma Penella es Isabel la Cat¨®lica en 'Juana del amor hermoso', de Mart¨ªnez Mediero
Con 52 a?os -que dice ella que no es edad para estos tragos-, Emma Penella se dispone a enfrentarse a una de sus espor¨¢dicas aventuras teatrales. El jueves estrena, en el teatro Pr¨ªncipe de Madrid, la obra de Manuel Mart¨ªnez Mediero Juana del Amor Hermoso, en el papel de Isabel la Cat¨®lica. El de Juana la Loca corre a cargo de Lola Herrera, y no hay que ser demasiado sagaz para afirmar que el plato fuerte de este montaje, que se propone desmitificar ambas figuras y su circunstancia, ser¨¢ el duelo interpretativo entre las dos actrices.
Lo que te puede pasar entrevistando a Emma Penella es que te arrolle. Como un torrente, esta mujer desmesurada invade, arrasa y coloniza empleando un arma poco usual en estos tiempos: la fogosa ternura. Muy madre es Emma Penella, madre de sus hijas, de su marido, de su cine, de su teatro y del periodista que acude a preguntarle por todo ello. Tan madre como Isabel, la reina, aunque quiz¨¢s en clave de Juana, la hija, en clave de obsesi¨®n. Por eso, en la vida, esta mujer podr¨ªa ser Emma Penella del Amor Hermoso."Mira qu¨¦ voz, qu¨¦ voz" -dice, mientras deposita sobre la mesa de la cafeter¨ªa un amasijo de bolsas, abrigo y otros anejos. Tiene, como todo buen aficionado no ignora, un vozarr¨®n espeso, roto, que J.A. Bardem reivindic¨® justamente en la pel¨ªcula C¨®micos, hace casi veinte a?os. Hasta entonces, Emma se hab¨ªa ofrecido al espectador disociada, con hechuras de hembra de rompe y rasga y el habla convencional de la dobladora de turno.
"Fue una suerte que fuera Bardem el que le hiciera caso a mi voz. Porque, si a ¨¦l le gustaba, ?qui¨¦n iba a atreverse a volverme a doblar?". Emma ha trabajado con dos de las tres B del cine espa?ol: Bardem y Berlanga -el otro, como todo el mundo sabe, es Bu?uel-, y tiene una opini¨®n muy concreta de los dos: "A m¨ª, Bardem, en aquella ¨¦poca, me impresionaba mucho, porque era un hombre con mucha t¨¦cnica, o por lo menos aparentaba tenerla, y todos nos qued¨¢bamos mir¨¢ndole como si fuera dios. Con Berlanga tengo m¨¢s cosas en com¨²n, es as¨ª, como yo, con mucho sentido del humor, y luego tiene esa forma de dirigir como si no estuviera, que luego resulta que est¨¢ en todo, y le interesa m¨¢s que nada el aspecto humano de los actores".
Hermana de actrices -Elisa Montes y Terele P¨¢vez-, Emma tiene antecedente art¨ªstico musical por la v¨ªa materna: su abuelo era el maestro Penella y su t¨ªa, la cantante de ¨®pera y zarzuela Teresita Silva. Ella, de peque?a, quer¨ªa ser bailarina, "pero por suerte no lo fui, y no lo digo por lo gorda que estoy, que a lo mejor bailando no me hubiera puesto as¨ª, sino porque tengo una artrosis brutal, y hubiera sido, pues bueno, como Nureyev con gota. Imagina qu¨¦ trauma". As¨ª que no bail¨®, pero a los dieciocho a?os su padre, que estaba harto de o¨ªrla decir que quer¨ªa ser artista, le pidi¨® a Amparito Rivelles que la metiera de doble de luces suya en La duquesa de Benamej¨ª, esperando que semejante ingratitud de trabajo la har¨ªa abandonar la vocaci¨®n.
"Y lo que pas¨® es que, en cuanto entr¨¦ en el plat¨®, me di cuenta de que en toda mi vida no podr¨ªa hacer otra cosa, que no podr¨ªa dejar lo nunca". Pero lo dej¨®, vaya si lo dej¨®, aunque eso ocurri¨® a?os m¨¢s tarde, cuando ya hab¨ªa sido la Fedra leonina de Mur Oti, la protagonista de Los peces rojos, de El verdugo, La busca y Lola espejo oscuro, entre otros muchos t¨ªtulos que hicieron de Emma Penella la actriz desgarrada por excelencia de nuestro cine, una mujeraza a la italiana que estaba en posesi¨®n de una sexualidad realista y directa muy poco frecuente en las pantallas.
Simulaci¨®n de la audacia
"S¨ª, eso fue por mi f¨ªsico, porque yo siempre he sido muy t¨ªmida, es que soy Piscis, ?sabes?, y los de mi signo parece que nos lo vayamos a comer todo pero somos muy introvertidos y estamos siempre llenos de inseguridad. A lo mejor por eso somos tan lanzados".El caso es que Emma Penella, un buen d¨ªa, encontr¨® al productor de su vida, y se cas¨® con ¨¦l. Y entonces hizo lo que nunca hubiera cre¨ªdo posible: abandon¨® el cine. "No fue un prop¨®sito consciente, pero me sent¨ªa tan feliz, estaba tan colmada, tan... ?c¨®mo se dice ahora, realizada?, que ni se me ocurri¨® seguir haciendo cine. Quiz¨¢s es que la vida que llevaba no me acababa de convencer, que una cosa es el plat¨® y otra las fiestas y toda la superficialidad que entra?a el oficio".
Dieciocho a?os de matrimonio le han dado tres hijas y el convencimiento de que su vida se divide en dos etapas: antes y despu¨¦s de Emiliano Piedra. Y te habla de su hombre con tal entusiasmo -de c¨®mo es Emiliano, de las pel¨ªculas de Emiliano, de esa Carmen que Emiliano produce para Saura y Gades-, que te preguntas qu¨¦ se ha hecho de la Emma Penella independiente y rompedora de corazones que, en sus buenos tiempos paseaba su vitalidad en festivales estrenos y otros festejos. "Es que yo soy una mujer muy de antes, muy conservadora, aunque, por suerte, en una profesi¨®n benditamente tolerante, que me hace entenderlo todo".
Con ella, en Juana del Amor Hermoso, est¨¢ Vicente Parra, que fue el Hip¨®lito de su Fedra de anta?o, haciendo de Fernando el Cat¨®lico: "Ayer mismo, Vicente y yo nos est¨¢bamos acordando de los viejos tiempos, de lo ingenuos que ¨¦ramos. Fig¨²rate que cre¨ªamos que cualquier d¨ªa nos iba a contratar un productor de Hollywood y que nos iban a dar el Oscar... Y es que, en aquella ¨¦poca, todo parec¨ªa un milagro. Viv¨ªamos al d¨ªa, cre¨ªamos que aquello no se iba a acabar nunca".
Y no ten¨ªan, en general, conciencia de ser unos privilegiados, de que en los a?os cincuenta el resto del pa¨ªs resta?aba sus heridas e intentaba trampear la miseria: "No, yo no me sent¨ªa una privilegiada, pero s¨ª he tenido, siempre, ideas muy claras acerca de lo bueno que me ha ido dando la vida. Eso, seguramente, me qued¨® de los dos a?os que estuve como enfermera en Salus Infirmorum, que era una cosa ben¨¦fica, en el hospital provincial. Pero s¨¦ de muchos compa?eros que se cre¨ªan semidioses, y pensaban que lo natural era que se les adorara como al becerro de oro".
Del cine de aquel tiempo echa en falta la magia, el mito -"los rodajes de ahora son como muy de estar por casa, el cine se ha acercado tanto a la vida que pienso que nos hemos pasado"- y no a?ora en absoluto el divismo, con el que, dice, hab¨ªa que acabar. Y de las actrices de sus tiempos habla bien, "porque no nos tir¨¢bamos el pelo, como la gente cre¨ªa, sino que nos respet¨¢bamos mucho". Y afirma que para ella, que no hace teatro desde Los ba?os de Argel, cuatro a?os sin pisar un escenario, la profesi¨®n es algo que la devuelve a su ni?ez, que le trae recuerdos muy ¨ªntimos, muy profundos, porque "el otro trabajo, el de ama de casa, el de madre, es una segunda piel, una funda que poco a poco se ha convertido en yo misma, y a veces no me doy cuenta de la mujer que hay debajo".
?Y c¨®mo es esta nueva Isabel la Cat¨®lica? "Pues muy madre, muy de mesa camilla, que pone la parte humana por encima de todo. Bueno, de todo, menos de Espa?a".
Dice Lola Herrera, que s¨®lo cuenta cinco a?os menos que Emma, que a la media hora de ensayar con ella ya se le echar¨ªa al cuello y le gritar¨ªa madre. Y no me extra?a: "?Un poco de champ¨¢n, unas pastitas? Nena, ?de verdad no quieres comer algo?". Toda entra?a y desvelo. El fot¨®grafo y yo hu¨ªmos, despavoridos, antes de que le entre un repente y nos cante una nana.
Babelia
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