Y de ¨¢rbitro, el padre precepto
Al ¨²nico saldo favorable del Mundial-82, ese regalo africano llamado Nkono, le marcaron tres el ¨²ltimo domingo. A juzgar por la tabla y por lo visto, la Real Sociedad juega peor que el Atl¨¦tico de Madrid, que juega tan mal como todos los de la zona de la UEFA. Salvo el Celta, que no hay quien sepa si sube o baja en la clasificaci¨®n, la zona infernal nos permite vislumbrar ya el dantesco espect¨¢culo del Valencia perdiendo frente a un Castell¨®n presidido por Ramos Costa.Ni siquiera se puede afirmar que jueguen rematadamente mal, porque ni siquiera rematan a puerta. ?Qu¨¦ ha ocurrido en el f¨²tbol espa?ol despu¨¦s del Mundial? Acuden m¨¢s espectadores que antes a ver menos juego que nunca. ?Esper¨¢bamos que aquella desdichada selecci¨®n fuese la excepci¨®n y a¨²n no hemos entendido que fue la regla?
De aquellos desdichados se aprendi¨®, por lo menos, la lecci¨®n de las justificaciones. De los injustificables argumentos con los que nos obsequian t¨¦cnicos y jugadores despu¨¦s de los partidos puede deducirse la filosof¨ªa de un nuevo f¨²tbol, que yo dir¨ªa, como dice Enrique Tierno, el f¨²tbol de la bola el¨¢stica. A saber: es m¨¢s dificil jugar en el campo propi.o que en el contrario; no hay m¨¢s t¨¢ctica ofensiva que la del contragolpe; dominar el centro del campo significa quedarse a sestear apelotonados en el centro del campo; no es necesariamente obligatorio pasar siempre el bal¨®n a los del propio equipo.
Eso s¨ª, la Liga (ya que no el Gobierno) est¨¢ al rojo vivo. Desde que los ¨¢rbitros tratan al Real Madrid casi como a uno m¨¢s, parece posible que el Barcelona este a?o corra al final lo que otros a?os s¨®lo corr¨ªa de salida. Va perseguido por la inercia del f¨²tbol vasco, que la Real le ha transmitido al Athl¨¦tic de Bilbao. Ahora bien, como los jugadores del Madrid siguen protestando -las decisiones arbitrales y ganando recursos, en cualquier momento recuperamos la tradici¨®n y se demuestra intolerable que Maradona, desde el reposo hepat¨ªtico, pretendiese que una temporada m¨¢s el Madrid no ganase el campeonato.
La filosofia y el f¨²tbol, que son dos campos del conocimiento m¨¢s similares de lo que sospechaba santo Tom¨¢s de Aquino, siempre consuela. Esta Liga al rojo encendido est¨¢ llena de esa carnaza del sexo sin amor, del sexo por el sexo, de la pura bestialidad de los instintos, de los puntos,y del goal average. En la cancha er¨®tica es de buen gusto aseverar que la pornograf¨ªa resulta tediosa. En un estadio, desde luego. Pero no parece que nos importe mucho.
Y quiz¨¢ no nos importa, porque el buen aficionado suple los continuos errores y las incesantes torpezas con la representaci¨®n imaginativa de las jugadas tal como deb¨ªan haber sido. As¨ª, supliendo las deficiencias del ser con la memoria del deber ser, todo padre ve jugar a su hijo en los patios colegiales. Cualquier tarde de ¨¦stas, habituados ya al barullo, a los trompicones y a los despejes en vertical de la bola el¨¢stica, veremos nosotros saltar al c¨¦sped al tr¨ªo arbitral de sotana. Cierto f¨²tbol ¨²nicamente lo dirige bien el padre precepto, auxiliado en las bandas por dos escolapios.
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