Pol¨¦mica, sobre la posible anulac¨ª¨®n de la etapa en Nicaragua del viaje del Papa a Centroam¨¦rica

La Prensa italiana, recogiendo los rumores de ambientes norteamericanos y de las Naciones Unidas, hac¨ªa especulaciones sobre la posibilidad de que el Papa, en su viaje a Centroam¨¦rica, previsto para los d¨ªas 2 al 9 de marzo, omita la etapa prevista de ocho horas en Nicaragua. Juan Pablo Il est¨¢ hoy reunido con el secretario de Estado, Agostino Casaroli, y con el sustituto en la Secretar¨ªa de Estado, Eduardo Mart¨ªnez Somalo, para acabar de perfilar el programa del viaje.

El mismo portavoz del Papa, Romeo Panciroli, ha tenido que salir al paso, con una nota oficial, en la que se dice textualmente que no habr¨¢ cambios en el ya anunciado viaje. Pero, en realidad, el tono de la nota podr¨ªa dar motivos de preocupaci¨®n, ya que dice literalmente: "No consta por el momento que vaya a haber cambios sustanciales en el viaje del Papa ya programado".Lo que quiz¨¢ ha motivado los rumores de un posible anulamiento de la etapa de Nicaragua ha sido la llegada a Roma ayer por la ma?ana, procedente de Managua, de Obando Bravo, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, acompa?ado de su secretario particular y del nuncio apost¨®lico de Nicaragua, Cordero de Montezemolo.

Sin embargo, seg¨²n noticias recogidas por EL PAIS en ambientes muy bien informados se excluye categ¨®ricamente que el Papa pueda renunciar a ir a Nicaragua. Lo que ocurre es que el programa de las ocho horas de permanencia prevista en Nicaragua no est¨¢ a¨²n claro. Primero, porque existen divergencias importantes entre el nuncio, que es m¨¢s bien simpatizante con el programa que gustar¨ªa al Gobierno -por ejemplo, con la visita del Papa a la ciudad de Le¨®n-, y el que ha propuesto el arzobispo de Managua, que preferir¨ªa otra localidad considerada m¨¢s neutral o menos sandinista.

Otro problema es que, al parecer, los tres ministros sacerdotes no quieren renunciar a estar presentes en el pa¨ªs cuando llegue el Papa, como hab¨ªa sido decidido, llegando de esta forma a un compromiso con el Vaticano, que hubiera preferido que dimitieran como ministros, y el Gobierno, que se opuso a esta pretensi¨®n.

Y, por ¨²ltimo, est¨¢ el problema de la presencia de las autoridades del Estado y del Gobierno en el palco de la misa que se tiene previsto celebrar en Managua. Los obispos quieren que al lado del Papa est¨¦n s¨®lo obispos y autoridades religiosas, para que la visita de Juan Pablo II tenga car¨¢cter netamente pastoral, pero el Gobierno sandinista no quiere renunciar a tener una representaci¨®n oficial al lado del Papa durante la misa.

En realidad, hay todav¨ªa varios problemas acerca de la definici¨®n del programa del viaje. Existe tambi¨¦n el asunto de El Salvador, con el recrudecimiento de la guerrilla, y el de Guatemala. Las presiones sobre el Papa son muchas.