Juan Cueto
Juan Cueto publica en Salvat sus Mitolog¨ªas de la modernidad, un nutrido, movido y resplandeciente ensayo sobre el mogoll¨®n y las movidas en que andamos. Yo, descendiendo de su levantada categor¨ªa a mi humilde an¨¦cdota, voy a ponerle nombre y apellido a algunos de los ep¨ªgrafes / cap¨ªtulos de su bell¨ªsimo libro:Desmitificaci¨®n y posmodernidad: nacionalizaci¨®n y Miguel Boyer.
Factor¨ªas de lo hist¨®rico: las torres de Jeri?ac.
La morada de los nuevos dioses: La Moncloa.
Cuerpos gloriosos en el escaparate: Marisa Medina en la tele.
El h¨¦roe de las mil caras: Ricardo de la Cierva.
El imperio de la eterna juventud: Camu?as.
Licencia para seducir: Carmina Ord¨®?ez.
La rebeli¨®n de las mesas: La huelga de notarios.
La mirada de Narciso: Fraga.
H¨¢gase usted mismo: Fernando S¨¢nchez-Drag¨®.
El esp¨ªritu de la colmena planetaria: Rumasina.
Estrellas vivas y muertas: Mart¨ªn Villa.
De la pol¨ªtica de representaci¨®n a la representaci¨®n de la pol¨ªtica: Verstrynge.
El poder de la velocidad. Calvo Sotelo.
El v¨¦rtigo ef¨ªmero: Landelino Lavilla.
El boom de la frivolidad: la CEOE.
De la moda a la novedad: Emilio Romero.
La violencia ordinaria: Alvarez del Manzano.
El chantaje de la seguridad: "los sepulvedanos".
El arte de la fuga: P¨ªo Caban¨ªllas.
El regreso de lo sagrado: Fernando Arrabal.
El para¨ªso perdido: don Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora.
La sociedad l¨²dica: Vallecas.
Necesidades del azar: Herrero de Mi?¨®n.
El show es la masa: Wojtyla.
Mito y ciencia: L¨®pez Ibor.
Musas y robots: Mari Cruz Soriano.
La m¨¢quina en el jardin: La Vaguada.
Intelectuales y fasc¨ªculos: el "Bolet¨ªn Oficial".
Las artes intermediarias: Luis Mar¨ªa Ans¨®n.
La era Liliput: el Centro Azca.
Crisis, ?qu¨¦ crisis?: Eduardo Sotillos.
La utilidad de la crisis: UCD.
El futuro ya no es lo que era: la "mayor¨ªa natural".
Dice Cueto en un momento de su libro: "La modernidad literaria se reconoce en lo peque?o, en lo corto, despu¨¦s de haber comulgado religiosamente con las novelas-r¨ªo de nunca acabar: los cuentos de Borges, los pensamientos de Nietzsche, los diarios de Gide, el haik¨² japon¨¦s, los aforismos de Cioran, los fragmentos discursivos de Barthes, la moral telef¨®nica de Warhol, los tics de Allen, los columnistas en candelero".
Cueto toca aqu¨ª nada menos que su personal cuesti¨®n, su ensayismo r¨¢pido, su pensamiento "a traici¨®n", que coge siempre la actualidad por la espalda, su periodismo entre la cibern¨¦tica y la l¨ªrica, cuajado de mitos de nuestro tiempo y, por eso precisamente, hecho en clave de iron¨ªa, por defenderse / distanciarse de lo que le fascina.
Es uno de los grandes hallazgos del libro, s¨ª, el hallazgo de "lo peque?o", y es, adem¨¢s, el m¨¢ximo momento autobiogr¨¢fico de un Cueto que apenas quiere llamarse Juan.
Uno mismo tiene escrito sobre la pasi¨®n por el fragmento, que es una pasi¨®n rom¨¢ntica, de Her¨¢clito a Fernando Pessoa, un "sistema de respuestas" (Alberto Portera) o de "iluminaciones" (Rimbaud) muy fin-de-siglo.
Y estamos en otro fin de siglo Un disparar graneado y l¨²cido sobre la actualidad. Un compromiso con el presente. Pura modernidad, de Voltaire a Ortega.
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