El congreso del Partido Comunista de Italia
EL CONGRESO que el Partido Comunista de Italia (PCI), la segunda fuerza electoral del pa¨ªs, inicia ma?ana en Mil¨¢n es, probablemente, el m¨¢s importante de los celebrados desde el final de la segunda guerra mundial. El partido dirigido por Berlinguer no s¨®lo debatir¨¢ la f¨®rmula para realizar el paso del compromiso hist¨®rico a la alternativa democr¨¢tica, sino que discutir¨¢ la renovaci¨®n de sus estructuras y la vigencia del centralismo democr¨¢tico, eufemismo que encubre el dominio de los ¨®rganos superiores de la jerarqu¨ªa burocr¨¢tica sobre las opiniones de los militantes.Si se compara el papel que el partido comunista desempe?a en la sociedad italiana con lo que ocurre en otros pa¨ªses del occidente europeo, casi habr¨ªa que hablar de una anomal¨ªa hist¨®rica. Desde hace tres d¨¦cadas, el PCI no s¨®lo ha recibido el apoyo de cerca de la tercera parte del electorado, sino que cuenta con una enorme fuerza sindical, gestiona amplios sectores de la administraci¨®n local, ha intervenido de forma activa en la configuraci¨®n de las instituciones constitucionales y es un factor de peso en la vida cultural italiana. Las causas de esta singularidad son diversas. Los comunistas italianos tuvieron que combatir, antes que otros, una dictadura fascista, lo que inevitablemente les oblig¨® a subrayar los valores de la libertad, la democracia y el pluralismo.
Entre sus fundadores y primeros dirigentes figuraron personalidades tan notables como Antonio Gramsci y Palmiro Togliatti, hombres de s¨®lida formaci¨®n cultural y gran inteligencia pol¨ªtica, que sembraron, de forma m¨¢s o menos voluntaria, un germen latente de heterodoxia respecto a la Internacional Comunista. A partir de la segunda guerra mundial, de Italia empez¨® a emanar una cultura comunista bastante diferente de la que difund¨ªa Mosc¨²: m¨¢s flexible, m¨¢s liberal, dentro de criterios gen¨¦ricos de dogmatismo y cerraz¨®n, visibles, por ejemplo, en la expulsi¨®n del grupo de la revista Il Manifesto. Ese estilo italiano influy¨® a amplios sectores en otros partidos comunistas y est¨¢ en el origen de lo que se ha llamado eurocomunismo.
La apertura del XVI Congreso del PCI tiene lugar en un ambiente de expectativa. ?Qu¨¦ cambios pueden salir de sus debates? Lo ocurrido en las ¨²ltimas semanas en los congresos de las federaciones provinciales permite aportar ciertos elementos de juicio, al menos sobre algunas cuestiones centrales. La primera sorpresa ha sido que la "enmienda Cossutta", en torno a la cual se han agrupado los sectores deseosos de conservar una actitud de apoyo a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, ha sufrido una derrota aplastante. La declaraci¨®n del PCI, despu¨¦s del golpe militar en Polonia, sobre el agotamiento de la ola liberadora engendrada por la Revoluci¨®n de Octubre, ha obtenido el consenso aplastante de los comunistas italianos.
El segundo tema que ocup¨® el centro de los debates de preparaci¨®n del congreso ha sido la estrategia: el tr¨¢nsito del "compromiso hist¨®rico" a la "alternativa democr¨¢tica". Las discusiones sobre el sentido de esta nueva formulaci¨®n han sido viv¨ªsimas y se han polarizado en gran parte en torno a las relaciones con el Partido Socialista de Italia, que atraviesan un momento dif¨ªcil en varias juntas municipales. Cabe distinguir dos interpretaciones de la nueva estrategia: una, m¨¢s conservadora, ve en la alternativa una nueva f¨®rmula para preparar Gobiernos capaces de parchear la crisis; otra, m¨¢s innovadora, critica el derechismo que hab¨ªa en el concepto de compromiso hist¨®rico, quiere ir m¨¢s al fondo en el an¨¢lisis de la crisis actual y pretende reconocer el protagonismo, al lado de los partidos pero sin subordinaci¨®n a ¨¦stos, de los nuevos movimientos sociales (feminismo, ecologismo, etc¨¦tera), expresi¨®n de nuevas demandas nacidas fuera de la esfera directamente productiva.
El tercer problema, el de los cambios a introducir en las estructuras org¨¢nicas y en el funcionamiento del partido, se ha colocado en el centro del debate precongresual y ha deparado otra sorpresa a la direcci¨®n del PCI. Una enmienda propuesta por Pietro Ingrao, no aceptada por el comit¨¦ central, ha obtenido, en cambio, votaciones mayoritarias en numerosos congresos de federaciones; su contenido tiende a despenalizar la discrepancia y a dar transparencia a los debates internos. En algunos lugares -como en la c¨¦lula del peri¨®dico L'Unitb de Roma- se han aprobado propuestas m¨¢s radicales que piden la superaci¨®n del centralismo democr¨¢tico. Quiz¨¢ la inc¨®gnita m¨¢s interesante del XVI Congreso del PCI sea, precisamente, lo que pueda ocurrir con esas propuestas de renovaci¨®n interna.
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