El aborto, la vida y la ciencia
Por ejemplo, uno de los argumentos m¨¢s frecuentemente utilizados por aquellos grupos es que la interrupci¨®n del embarazo mediante el aborto es "equivalente, en t¨¦rminos cient¨ªficos, a la interrupci¨®n de la vida de una persona, y, por tanto, es un homicidio". En contestaci¨®n, quisi¨¦ramos aclarar que no es cierto que desde el punto de vista cient¨ªfico el embri¨®n o el feto sean seres humanos o personas. Para poder hablar de persona o ser humano es necesario que aquella masa celular viva pueda existir fuera del ¨²tero de la mujer embarazada. Toda evidencia cient¨ªfica existente muestra que durante los tres primeros meses esa vida fuera del ¨²tero de la madre es imposible.Ello explica que la Corte Suprema de EE UU decidiera en 1973 que durante el primer trimestre de embarazo la mujer y el m¨¦dico de su elecci¨®n son los ¨²nicos responsables de decidir sobre tener o no un aborto inducido. A partir del primer trimestre, dicha Corte indic¨® que el Estado s¨®lo puede intervenir para garantizar la seguridad de intervenci¨®n, a fin de proteger la vida y la salud de la mujer. La Corte Suprema tambi¨¦n indic¨® que el Estado s¨®lo puede prohibir el aborto a partir del momento en que el feto pueda existir independientemente de la madre. En el momento del dictamen de la Corte Suprema (1973), este per¨ªodo fue estimado de veinticuatro semanas. Incluso en este ¨²ltimo caso, la Corte Suprema indic¨® que el aborto debiera permitirse cuando hubiera indicaciones terap¨¦uticas o el aborto se justificara m¨¦dicamente.
Este criterio tambi¨¦n ha regido el comportamiento de organismos oficiales tales como la Asociaci¨®n Norteamericana de Salud P¨²blica, la Asociaci¨®n M¨¦dica Americana (AMA) y los colegios de obstetras y ginec¨®logos. Todas estas asociaciones reconocen el derecho de la mujer al aborto y el derecho del m¨¦dico a intervenir y asistir. Desde 1970, el C¨®digo Etico M¨¦dico norteamericano explicita claramente que el m¨¦dico tiene el derecho de ayudar a la mujer a abortar. Tanto la Corte Suprema como aquellas asociaciones profesionales consideran que durante el periodo de gestaci¨®n, antes de que el feto sea viable fuera del ¨²tero, la mujer tiene el derecho a elegir si quiere o no abortar. La intervenci¨®n del Estado se justifica s¨®lo para garantizar la seguridad de la intervenci¨®n. El 90% de los abortos tiene lugar en los primeros tres meses, y s¨®lo un 1% tiene lugar una vez transcurridas las veinticuatro semanas de embarazo.
El aborto reduce la mortalidad materna e infantil
Ni que decir tiene que no es nuestra intenci¨®n sugerir que las instituciones jur¨ªdicas y profesionales espa?olas debieran asemejarse a las estadounidenses. En absoluto. Existen diferencias culturales e ideol¨®gicas, que reflejan distintas estructuras de poder, que explican diferencias en comportamientos jur¨ªdicos y profesionales. Pero creemos que aquellas diferencias deben presentarse como tales diferencias ideol¨®gicas, sin utilizar el conocimiento cient¨ªfico como legitimador de aquellas posturas. Nos parece muy preocupante que posturas claramente ideol¨®gicas se presenten como cient¨ªficas. Otro aspecto que es importante aclarar es que es igualmente err¨®neo que aquellos grupos antiabortistas se autodefinan como defensores de la vida. Existe abundante evidencia cient¨ªfica que muestra precisamente lo contrario. La legalizaci¨®n del aborto ha sido una de las intervenciones pol¨ªtico-sociales m¨¢s importantes para reducir tanto la mortalidad materna como la mortalidad infantil. En EE UU, por ejemplo, la mortalidad materna debida al aborto ilegal descendi¨® un 40% el a?o que el aborto se legaliz¨®, y ha continuado descendiendo desde entonces. La mortalidad infantil ha disminuido tambi¨¦n considerablemente debido a varios factores, entre los que cabe destacar la legalizaci¨®n del aborto. En un estudio retroactivo publicado en la revista Demography en 1981 analizando el impacto de varios programas -tales como los de planificaci¨®n familiar, atenci¨®n prenatal, beneficencia y legalizaci¨®n del aborto-, los autores concluyeron que el factor m¨¢s importante entre los estudiados para explicar la reducci¨®n de la mortalidad neonatal en EE UU fue la legalizaci¨®n del aborto. Otros estudios han llegado a conclusiones parecidas.La legalizaci¨®n del aborto ha permitido la reducci¨®n voluntaria del n¨²mero de embarazos y partos entre mujeres que por su baja nutrici¨®n o malas condiciones de vida se encuentran en situaci¨®n de alto riesgo. Hoy, la Asociaci¨®n Norteamericana de Salud P¨²blica -asociaci¨®n de los profesionales de salud p¨²blica norteamericana- ha calculado que, si el aborto no fuera legal, la mortalidad neonatal entre blancos aumentar¨ªa un 19%, y entre negros, un 21%. Es un objetivo de salud p¨²blica que todo ni?o nacido sea sano, deseado y querido, en la medida de lo posible. En realidad, la evidencia cient¨ªfica muestra que la legalizaci¨®n del aborto reduce no s¨®lo la mortalidad materna e infantil, sino tambi¨¦n mejora la salud de los ni?os ya nacidos. Ello explica que la Asociaci¨®n Norteamericana de Salud P¨²blica haya declarado "que no existen dudas hoy de que la legalizaci¨®n del aborto en 1973 ha tenido efectos positivos sobre la salud y la vida del pueblo estadounidense".
La despenalizaci¨®n es positiva
Hay que subrayar que no s¨®lo en EE UU, sino tambi¨¦n en otros pa¨ªses donde se ha legalizado el aborto, se ha podido observar c¨®mo aquella legalizaci¨®n ha prevenido gran cantidad de muertes de ni?os y mujeres, as¨ª como gran cantidad de enfermedades. Basados en la experiencia internacional, que, naturalmente, tiene relevancia para Espa?a, nosotros concluirnos que la despenalizaci¨®n del aborto propuesta por el Gobierno socialista ser¨¢ un paso positivo, pero muy insuficiente, para prevenir la mortalidad y morbilidad causadas por la ilegalidad del aborto.Quisi¨¦ramos terminar este art¨ªculo indicando que respetamos la postura de aquellos colegas que discrepan de estos hechos y posturas. Y apoyamos y defendemos el deseo de aquellos m¨¦dicos y otros profesionales de no realizar intervenciones que van en contra de su conciencia. Consideramos antidemocr¨¢tico y ¨¦ticamente inaceptable que se forzara a todos los m¨¦dicos y otros grupos profesionales a realizar el aborto. Pero consideramos igualmente antidemocr¨¢tico que un grupo profesional o religioso imponga sus propios criterios ideol¨®gicos al resto de la sociedad. Y creemos ¨¦ticamente intolerable que aquellos criterios se presenten como verdades cient¨ªficas, absolutas y universales. Saludamos, aplaudimos y apoyamos los cambios democr¨¢ticos que est¨¢n ocurriendo en Espa?a. Pero nos preocupa que dogmatismos e intolerancias de ¨¦pocas anteriores contin¨²en reproduci¨¦ndose, da?ando con su existencia tanto la salud como la democracia del pueblo espa?ol, dos bienes por los que este pueblo tanto ha luchado para alcanzar y que tanto se merece.
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