Los pa¨ªses del Este usar¨¢n la microelectr¨®nica para incrementar el consumo de su poblaci¨®n
(RDA) La Feria de Leipzig, el mayor certamen comercial del Este europeo, ha sido exponente, durante la semana terminada ayer, de los nuevos rumbos del consumismo en los pa¨ªses del bloque socialista. El medio mill¨®n de personas que ha duplicado la poblaci¨®n de dicha ciudad, segunda en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) ha podido sentir especialmente la esperanza que suponen aqu¨ª los robots y la microelectr¨®nica para aumentar la productividad y, con ella, las posibilidades del consumo, amenazado por la tensi¨®n internacional en cuanto a productos alimenticios.La RDA, donde la carrera armamentista se refleja en las crecientes consignas oficiales en favor de la paz, no ha sufrido la escasez alimentaria que se tem¨ªa hace algunos meses. Adem¨¢s, esta vanguardia de la competencia vecinal con el capitalismo ostenta el mayor nivel de vida de todo el bloque, junto a Checoslovaquia y Hungr¨ªa. Pero tiene, como otros pa¨ªses amigos, razones de peso para penetrar en la rob¨®tica y en la microelectr¨®nica.
Un motivo destacado estriba en acentuar la todav¨ªa insuficiente oferta de productos para satisfacer, a precios m¨¢s asequibles, a una colectividad que espera mucho del consumo. Desde otra posici¨®n, se intenta garantizar el necesario paso de la econom¨ªa extensiva de las ¨²ltimas d¨¦cadas a otra m¨¢s intensiva, mediante la productividad que proporcionen los avances t¨¦cnicos. Pero hay otro factor m¨¢s: las "muy importantes decisiones" que adopt¨® la ¨²ltima reuni¨®n ministerial del Mercado Com¨²n del Este (Comecon) sobre la introducci¨®n de robots en el trabajo, la colaboraci¨®n en el desarrollo de la microelectr¨®nica y la investigaci¨®n al respecto, seg¨²n fuentes oficiales de la RDA.
Palabra m¨¢gica
En los tres frentes re¨²ne buenas condiciones para iniciar una ofensiva la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, pa¨ªs con base cient¨ªfica indudablemente menor que la URSS, pero colaborador muy estrecho de la misma desde la aventura del Sputnik. Jap¨®n es muy admirado en la RDA, donde vende algunos de sus productos m¨¢s t¨ªpicos y ha llegado a construir hoteles. Tanto que el partido comunista gobernante (Partido Socialista Unificado de Alemania) ha hecho de la microelectr¨®nica palabra m¨¢gica de sus dos ¨²ltimos congresos. De todas formas, tambi¨¦n en el Este la especializaci¨®n derivada de la divisi¨®n internacional del trabajo se topa con problemas.As¨ª se ha visto en Leipzig, cuyos 350.000 metros cuadrados de feria han exhibido maquinaria y productos de consumo duradero competitivos entre uno y otro bloque, pero tambi¨¦n dentro socialista. Salvo en los casos particulares de la URSS -el mayor expositor-, y de una treintena de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, las 9.000 firmas representadas, procedentes de sesenta naciones de los cinco continentes, han expuesto sus productos por ramos industriales. Y la similitud no ha sido exclusivo patrimonio del bloque capitalista.
Se ha podido ver maquinaria agr¨ªcola e industrial muy concurrente. Pero ha sido incluso mayor la competencia en otros ramos. Que la RDA haya expuesto una industria constructora que incorpora controles microelectr¨®nicos en m¨¢s del 70% de los objetos, que varios combinados empresariales se mostraran bajo el signo de la digitaci¨®n progresiva, no ha sido obst¨¢culo para que diversos pa¨ªses socialistas hayan dado cuenta de sus avances en el mismo campo, desde la Uni¨®n Sovi¨¦tica hasta Bulgaria, mientras que Jap¨®n present¨® una amplia exposici¨®n de robots y media docena de pa¨ªses de Europa occidental pusieron el acento en elementos constructivos microelectr¨®nicos.
Tambi¨¦n se ha observado competencia en aplicaciones de la microelectr¨®nica que interesan en general al p¨²blico consumidor: desde c¨¢maras fotogr¨¢ficas hasta aparatos para asar carne, pasando por televisores y electrodom¨¦sticos. Uwe G?rIt, director general de la feria, resalt¨® a este peri¨®dico que la crisis econ¨®mica ha incrementado la presencia de art¨ªculos de consumo, y que el inter¨¦s de su Gobierno en la microelectr¨®nica no se destina s¨®lo a aumentar la producci¨®n, sino que existe el objetivo prioritario de que "cada ciudadano sienta algo en su propia vida".
En muy contados pa¨ªses y en pocas ciudades como Leipzig se puede organizar un certamen anual de tales caracter¨ªsticas y dimensiones. Aqu¨ª dicen que es el mayor del mundo, y le ponen el signo general de Encuentro Este-Oeste, pero los alemanes de la Rep¨²blica Federal opinan que le gana la Feria de Hannover.
Medio mill¨®n de visitantes
Dada la centralizaci¨®n de decisiones propias de los pa¨ªses socialistas y la consiguiente atracci¨®n que ello ejerce en los otros, Leipzig es visitada durante la semana ferial por miles de empresarios y delegaciones diplom¨¢ticas y econ¨®micas de casi todo el mundo. Las autoridades de la RDA afirman que el 60% o 70% de su comercio anual se deriva de la convocatoria, repartida en sesiones de primavera y oto?o.La ciudad -en otro tiempo cruce de los caminos entre Francia y Rusia y entre Italia y el Norte- se vuelca prusianamente durante estos d¨ªas, cuando su poblaci¨®n, de medio mill¨®n de habitantes, llega a duplicarse, seg¨²n fuentes oficiales. Personas individuales, grupos de estudiantes y organizaciones de f¨¢bricas se dirigen a Leipzig -situada entre Berl¨ªn y el Estado de Carlos Marx-, para hacer turismo, entusiasmarse ante lo que alg¨²n d¨ªa podr¨¢n comprar, ver quiz¨¢ las m¨¢quinas con las que trabajar¨¢n o, simplemente, conseguir las bolsas de pl¨¢stico que entregan en numerosas casetas.
Parte de esa multitud procede de otros pa¨ªses de este lado del tel¨®n de acero, sobre todo de Checoslovaquia y Hungr¨ªa. Los polacos casi han suprimido su presencia en el ¨²ltimo a?o, desde que requieren pasaporte y un permiso especial.
Colas
Como en la feria no hay venta al p¨²blico, a pesar de que los art¨ªculos de consumo ocupan un 30% del total, los visitantes compran en las tiendas permanentes de alimentaci¨®n, calzado o vestido. Los comercios, donde se observa mayor presencia privada que en el resto de la econom¨ªa nacional (s¨®lo algo m¨¢s del 3%), recurren con naturalidad a la formaci¨®n de colas. No es ¨¦ste, curiosamente, el ¨²nico mecanismo de regulaci¨®n de mercado en uno de los pa¨ªses de mayor colectivizaci¨®n: tambi¨¦n suben los precios de los productos b¨¢sicos o no subvencionados, llamados populares. Algunos nativos relacionan sarc¨¢sticamente este movimiento con el alumbrado p¨²blico de la ciudad: suben unos y otro durante la semana ferial, luego todo vuelve a la gris normalidad.Pero pagar en estos d¨ªas un paquete de tabaco o un refresco a tres marcos (cerca de doscientas pesetas) no es obst¨¢culo para que se llenen, al estilo de la Gran V¨ªa madrile?a, terrazas como la que contempla, cubierta por varios siglos de contaminaci¨®n de productos derivados del lignito, la iglesia donde la m¨²sica de Juan Sebasti¨¢n Bach rasc¨®, por primera vez el cielo (Santo Tom¨¢s de Aquino).
Pocos pueden gastar 3.000 pesetas por una cena en el restaurante subterr¨¢neo donde Goethe y Schiller, emulados cada noche por alemanes y extranjeros que ponen el "completo", ejercitaban su buen gusto por el vino -o la cerveza- y tambi¨¦n por las mujeres, abundantes en este pa¨ªs. Uno decada tres matrimonios termina aqu¨ª ahora en divorcio. Y las autoridades de la RDA se precian de dar empleo al 89% de la poblaci¨®n femenina.
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