Por una candidatura unitaria de los grupos con voz disidente
Los m¨¢s de doscientos firmantes de este art¨ªculo, en su mayor¨ªa miembros de organizaciones vecinales, feministas, partidos de la izquierda extraparlamentaria, ecologistas, antinucleares y de otros movimientos sociales y pol¨ªticos, presentan sus argumentos para la formaci¨®n de una candidatura conjunta de todos los grupos marginados, con objeto de presentarla a las elecciones municipales de Madrid.
Desde las primeras elecciones parlamentarias de junio de 1977, y por diversos medios, desde el sistema d'Hont hasta la, de momento, aplazada elecci¨®n directa de los alcaldes, pasando por una permanente discriminaci¨®n y descalificaci¨®n en los grandes medios de comunicaci¨®n, p¨²blicos o privados, la maquinaria del sistema parlamentario viene funcionando a pleno rendimiento para marginar y aplastar a los sectores, movimientos y colectivos que pudieran hacer o¨ªr una voz disidente, no encuadrable en las eternas coordenadas de la aceptaci¨®n como algo inevitable de una distribuci¨®n de la riqueza tremendamente desigual, de un sistema que fuerza a la iniciaci¨®n a m¨¢s de dos millones de personas de la glorificaci¨®n de unas fuerzas represivas que son enemigas juradas de las libertades, del sometimiento a una pol¨ªtica de bloques que amenaza al mundo con un holocausto sin precedentes, de una pol¨ªtica industrial que destruye los recursos naturales y el equilibrio ecol¨®gico por las ansias de rapi?a de unos pocos, de unos c¨®digos morales sexistas que someten a las mujeres a funciones subordinadas y devaluadas.Todos hablan de empleo, de la libertad, de la paz, del medio ambiente, de los derechos de los j¨®venes y las mujeres, pero ni la demagogia electoral oportunista de la derecha enga?a a nadie ni el vago discurso moral de la izquierda parlamentaria sirve para abordar estos problemas y otros pendientes.
El objetivo, tanto de la una como del otro, es, principalmente, acallar a los parados, a quienes soportan unas condiciones de vida indignas, a las mujeres, a los j¨®venes, a los movimientos ecologistas, antinucleares, antibelicistas, alternativos y de izquierda revolucionaria.
Volver¨¢ a ser as¨ª, si nadie lo remedia, en el pr¨®ximo futuro y, particularmente, en las inmediatas elecciones municipales. Salvo un respeto no demasiado convincente a las reglas del juego parlamentario, la derecha patrocina hoy una pol¨ªtica econ¨®mica y social m¨¢s antipopular a¨²n que la del franquismo, del que es heredera. La izquierda parlamentaria, presa de la aceptaci¨®n del sistema, ofrece una pol¨ªtica continuista, aderezada con peque?as concesiones a la poblaci¨®n y grandes sometimientos a los poderes f¨¢cticos.
Tras cuatro a?os de gesti¨®n de los ayuntamientos por la izquierda parlamentaria, el balance es francamente pobre. M¨¢s all¨¢ de una pol¨ªtica de gestos y peque?as mejoras econ¨®mica y pol¨ªticamente baratas, la izquierda gobernante en el municipio ha tomado a su cargo la deuda heredada de la corrupci¨®n y especulaci¨®n anteriores, se ha dedicado a aumentar indiscriminadamente las tasas sin abordar una reforma fiscal local y no ha sabido o no ha querido ofrecer soluciones eficaces -que necesariamente habr¨ªan de ser radicales- a los problemas del urbanismo, la vivienda, el transporte, el medio ambiente, la sanidad, la educaci¨®n, la cultura, etc¨¦tera. A cambio de lo poco hecho, y para no verse acuciados por lo no hecho, eso s¨ª, se ha procedido al desmantelamiento sistem¨¢tico del movimiento ciudadano y sus organizaciones, neg¨¢ndole cualquier posibilidad de participaci¨®n o control municipales y bombarde¨¢ndolos desde dentro cuando ya no eran necesarios como plataforma electoral.
Balance pobre
Antes, la coartada esgrimida era que el Gobierno central, en manos de la derecha, no permit¨ªa a los ayuntamientos asumir m¨¢s competencias y les somet¨ªa a un' cerco financiero (contra lo que, sin embargo, se negaban a movilizar a la opini¨®n p¨²blica y las organizaciones ciudadanas). Ahora llevamos ya cien d¨ªas de Gobierno socialista, y la ¨²nica actuaci¨®n municipal en la que han mostrado prisa ha sido el intento, de momento pospuesto, de reproducir en los ayuntamientos el bipartidismo surgido de las ¨²ltimas elecciones generales mediante la reforma de la ley de Elecciones Locales.
Pero las responsabilidades de la izquierda parlamentaria no nos absuelven a los dem¨¢s. A esta situaci¨®n hemos contribuido, con nuestra desuni¨®n, con incomprensiones constantes y sectarismos frecuentes, los militantes y colectivos que, bajo etiquetas rojas o verdes, deb¨ªamos haber levantado una alternativa. Es este curso y estos resultados lo que ahora, tras experiencias aleccionadoras, queremos invertir, Quienes abajo firmamos, hombres y mujeres, organizados e independientes, rojos, morados y verdes, de la izquierda revolucionaria y de colectivos alternativos, sindicalistas, dirigentes de organizaciones vecinales, militantes feministas, pacifistas, antinucleares, ecologistas, trabajadores de la cultura, creemos firmemente en la posibilidad y la necesidad de confluir de manera progresivamente estable en un frente capaz de plantar cara a los poderes de siempre y a las concesiones o vacilaciones de los nuevos gobernantes ante ellos. Creemos en esta confluencia porque ya la hemos visto parcialmente realizada en las luchas contra el ingreso en la OTAN, por el derecho al aborto o contra algunos procesos de reestructuraci¨®n industrial y eliminaci¨®n de empleos.
Creemos en ella, fundamentalmente, porque vamos a trabajar por conseguirla en vez de esperar que llueva del cielo.
Fracaso de la izquierda revolucionaria
Las pasadas elecciones generales fueron un fracaso para las alternativas de izquierda revolucionaria presentes en Madrid. Los militantes de colectivos ecologistas o pacifistas, ausentes de la contienda electoral, hubieron de presenciar impotentes c¨®mo alg¨²n que otro tinglado arribista pretend¨ªa usurpar sus colores en los medios de comunicaci¨®n.
Quienes entonces, con planteamientos posibilistas, optaron por votar el mal menor, habr¨¢n ahora de sacar conclusiones sobre la forma en que esos diez millones de votos del partido gobernante, en vez de ser considerados como un compromiso con los electores, son utilizados como una patente de corso para adoptar o dejar de adoptar cualquier medida, para que sigamos en la OTAN, para apoyar la opci¨®n armamentista de Reagan, para. terminar de vender a los saharauis, para proseguir el programa nuclear, para reestructurar empresas p¨²blicas creando m¨¢s paro, para abandonar viejas reivindicaciones como la desmilitarizaci¨®n de la Guardia Civil o la reintegraci¨®n de los militares de la UDM, para subir los precios en la primera reuni¨®n del Gobierno, pero no bajarlos cuando desciende el petr¨®leo, y as¨ª, sucesivamente, una larga lista de medidas que ocupar¨ªa numerosos folios.
Un paso m¨¢s
Quienes abajo firmamos no queremos engrosar las filas de la indiferencia ni servir de justificante a nadie. Creemos, por ello, que como un paso m¨¢s y un instrumento m¨¢s en el camino hacia la confluencia en las luchas, en estas pr¨®ximas elecciones municipales debiera haber en Madrid una, candidatura en la que los movimientos, colectivos, partidos y opciones diversas dentro de organizaciones vecinales y sindicales en los que estamos integrados, pudieran verse representados unitariamente, con el respeto necesario a las distintas posiciones individuales y colectivas.
Una candidatura, en fin, que hiciera de las elecciones, en vez de un desfile de modelos que repiten los de temporadas anteriores, una combinaci¨®n de propaganda y movilizaci¨®n y un trampol¨ªn para las luchas y la unidad futuras.
Sabernos que para ello ser¨¢ necesario superar muchos resquemores e incompresiones, as¨ª corno una fuerte dosis de tolerancia, respeto mutuo, di¨¢logo y voluntad unitaria. Pero estamos convencidos de que, en general, y mucho m¨¢s en esta ocasi¨®n particular, es m¨¢s importante lo que nos une que lo que nos separa.
Adem¨¢s de Juan Jos¨¦ Soriano firman esta tribuna libre Luis Vega, V¨ªctor Garc¨ªa-Hoz Rosales, Justa Montero, Mariano Gamo, Carmen Grimau, Jaime Pastor, Javier S¨¢enz Baku, Maite P¨¦rez Guti¨¦rrez, Pepe S¨¢nchez, Teresa Pascual, Gabriel Albiac y otras doscientas personas.
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