La inversi¨®n extranjera y el presidente Gonz¨¢lez
EN LA conferencia de Prensa celebrada con motivo de los cien d¨ªas de gobierno, el presidente se felicitaba de que las autorizaciones para inversiones extranjeras hubieran aumentado en los dos primeros meses del a?o comparadas con los dos primeros meses de 1982. Los ingresos netos procedentes de inversiones extranjeras ascendieron en 1982 a 200.000 millones de pesetas. Esta cantidad supuso un aumento del 18% sobre la cifra registrada en 1981. Pero, medida en d¨®lares, la inversi¨®n extranjera, a causa de la fuerte depreciaci¨®n de la peseta, descendi¨® un 2% durante el pasado a?o. Adem¨¢s, si se tiene en cuenta que en las inversiones contabilizadas en 1982 se encuentran desembolsos correspondientes a proyectos anteriores, como es la f¨¢brica de autom¨®viles General Motors en Figueruelas, se podr¨ªa temer que se estuviese agotando la rama ascedente del ciclo de entradas de capital extranjero en Espa?a. Las noticias del presidente del Gobierno parecen, sin embargo, querer anunciar un cambio de tendencia.El mejor indicador de la evoluci¨®n actual y futura de la inversi¨®n extranjera es la estad¨ªstica mensual de la Direcci¨®n General de Transacciones, que recoge los expedientes aprobados por la Administraci¨®n para autorizar inversiones extranjeras mayoritarias en nuestro pa¨ªs. Sin embargo, esta serie estad¨ªstica ha dejado de publicarse desde marzo de 1982 y s¨®lo ha vuelto a emerger verbalmente en la conferencia de Prensa de los cien d¨ªas, con la informaci¨®n de que las autorizaciones de enero y febrero de 1983 son mayores que las correspondientes a los mismos meses del pasado a?o. Para analizar la afirmaci¨®n del presidente ser¨ªa deseable conocer los datos de esos nueve meses desaparecidos y disipar los malos pensamientos sobre las razones del anterior Gobierno para dejar de publicarlos.
En general, no corren buenos tiempos para las empresas industriales en el mundo, pero aquellas que cuentan con capital extranjero atraviesan una situaci¨®n particularmente dif¨ªcil en Espa?a. Muchas de esas empresas que se implantaron en nuestro territorio lo hicieron al abrigo de una fuerte protecci¨®n arancelaria que les reservaba el mercado interior. Cuando nuestra econom¨ªa deja de crecer, el invento se tambalea. Los ¨²nicos sectores que -como el autom¨®vil- han tenido alg¨²n dinamismo en la crisis han sido aquellos que contaron con un proceso de apertura al exterior. El resultado es que contamos con una fuerte penetraci¨®n interior extranjera en la producci¨®n industrial y una participaci¨®n exterior relativamente baja en el comercio internacional.
Por otro lado, las empresas han llevado a cabo una pol¨ªtica de reducci¨®n de sus plantillas, orientada a rebajar la carga salarial y mejorar su competitividad. Y el proceso de depreciaci¨®n de la peseta, m¨¢xime desde la primavera de 1982, ha aumentado los riesgos de devolver los capitales invertidos en d¨®lares. Para conseguirlo hac¨ªa falta obtener unos beneficios en pesetas no s¨®lo positivos, sino que compensaran una devaluaci¨®n de la peseta con el d¨®lar de un 30% en los ¨²ltimos doce meses.
El sobresalto del 23-F de 1981 trajo ya alg¨²n comentario cautelar de la gran Prensa financiera internacional sobre las posibilidades de invertir en nuestro pa¨ªs. Despu¨¦s, la crisis de algunas grandes industrias y bancos medianos aument¨® los recelos, que volvieron a manifestarse con ocasi¨®n de los avisos de golpe para octubre del a?o pasado. La decisi¨®n sobre Rumasa ha merecido un juicio positivo por la firmeza del Gobierno, pero hay que evitar cualquier malentendido sobre futuras intenciones estatalistas si se quiere seguir atrayendo capitales for¨¢neos. Tampoco se pueden echar en saco roto, en este dif¨ªcil equilibrio de la confianza, las consecuencias de las recientes propuestas de la direcci¨®n de Explosivos R¨ªo Tinto, que no parecen ayudar a la imagen de la empresa espa?ola ante el sistema financiero internacional.
Hoy por hoy es dif¨ªcil pensar en una econom¨ªa espa?ola aislada de los mercados exteriores, pero por eso mismo es imprescindible una activa participaci¨®n de la inversi¨®n extranjera. Eso exige una econom¨ªa interna bien administrada, con un control m¨¢ximo de la inflaci¨®n. Se precisan tambi¨¦n iniciativas en favor de la inversiones extranjeras que racionalicen su tramitaci¨®n administrativa, a la vez que el sistema fiscal y los instrumentos financieros deben brindar la mejor acogida a quien decida emprender un riesgo empresarial. De otra manera, carecer¨ªa de significado el recordatorio del presidente del Gobierno de que este indicador de la confianza empresarial estaba en alza al comenzar el mandato socialista.
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