Un terrorista en el cuarto de estar
EL MINISTRO del Interior del Gobierno socialista resolvi¨® ayer aplicar los diez millones de votos obtenidos por el PSOE a la ardua empresa de buscarle las vueltas a las garant¨ªas constitucionales. Emul¨® as¨ª las haza?as represivas callejeras y masivas de cualquiera de sus recientes predecesores en el cargo. E incluso los super¨® en la emulaci¨®n. El barrio madrile?o del Pilar, habitado por m¨¢s de 70.000 personas, fue acordonado por las Fuerzas de Orden P¨²blico para comprobar si una pista o una denuncia -qui¨¦n sabe si animada por el inmoral cebo de 20 millones de pesetas ofrecidos por la Direcci¨®n de Seguridad de] Estado- sobre el paradero de Diego Prado resultaba refrendada por los hechos. El Gobierno del cambio ha multiplicado con esta redada las afrentas a una modesta barriada de la capital de la Espa?a democr¨¢tica, transformada por Barrionuevo en una mala copia de la casbash argelina en los tiempos de la dominaci¨®n colonial francesa.La secci¨®n de la Constituci¨®n que consagra y protege los derechos fundamentales y las libertades p¨²blicas de los ciudadanos fue considerada por los socialistas como la gran contribuci¨®n del grupo parlamentario del PSOE a la elaboraci¨®n de nuestra norma fundamental. Sorprende as¨ª que un miembro del Gobierno socialista desate una operaci¨®n policial propia de los estados de excepci¨®n o de sitio, como si se tratara de una simple medida dirigida a ordenar el tr¨¢fico de entrada en la ciudad tras un largo puente. La Constituci¨®n garantiza la inviolabilidad del domicilio y se?ala que "ninguna entrada o registro podr¨¢ hacerse en ¨¦l sin consentimiento del titular o resoluci¨®n judicial, salvo caso de flagrante delito". Aunque la aplicaci¨®n de la ley antiterrorista, cuya constitucionalidad ha sido cuestionada por algunos eminentes juristas, permite suspender ese derecho, resulta estrafalaria, inconstitucional y abusiva la aplicaci¨®n de esa norma a los vecinos de un barrio entero. Fraga Iribarne no lo hubiera hecho mejor, ni lo hizo mejor tampoco Mart¨ªn Villa. Como represor in¨²til -si es que hay utilidad alguna en la represi¨®n-, Barrionuevo no tiene precio. Nunca los derechos y las libertades de tantos ciudadanos han sido vulnerados para tan poco: la polic¨ªa no tiene, que sepamos, ninguna pista decisiva del paradero de D¨ªego Prado, que no result¨® hallado en el cuarto de estar de ninguno de los trabajadores cuyos domicilios fueron registrados. A anotar tambi¨¦n el hecho de que ha sido el barrio del Pilar, y no el de Salamanca, el sometido al peine. Los terroristas no habitan en barrios bien.
Las resistencias de los propietarios o inquilinos de los pisos a los registros domiciliarios fueron resueltas seg¨²n informa la agencia de noticias del Estado- mediante el procedimiento de bloquear la vivienda entera mientras un agente corr¨ªa presuroso al juzgado para conseguir un mandamiento ad hoc. Las cosas, sin embargo, no fueron, al parecer, tan id¨ªlicas como la pintura oficial de los hechos describe. De un lado, la presi¨®n psicol¨®gica y las int¨ªmidaciones pueden bastar para viciar el consentimiento de cualquier ciudadano al allanamiento de su domicilio. De otro, el juez de guardia ordinario no fue requerido, durante el d¨ªa de ayer, para expedir ning¨²n mandamiento de registro domiciliario, lo que hace suponer que fue el juzgado central de la Audiencia Nacional el que despach¨® generosamente esas eventuales autorizaciones al cobijo de la Ley Antiterrorista. Aqu¨ª lo tenemos todojunto: leyes especiales aplicadas porjueces especiales para allanar domicilios de miles de ciudadanos, sospechosos de actividades terroristas para la calenturienta mente de los responsables del Ministerio del Interior.
Aunque el motivo expreso de esta gigantesca redada ha sido la b¨²squeda de Diego Prado, secuestrado hace d¨ªas por ETA militar, los agentes aprovecharon el viaje para ense?ar tambi¨¦n al vecindario del barrio del Pilar fotograrlas de militantes de los GRAPO, tal vez con la intenci¨®n de realizar un doblete investigador que les permitiera economizar esfuerzos, tiempo y dinero. Si la operaci¨®n hubiera terminado con el descubrimiento del piso franco en el que los terroristas reten¨ªan a su v¨ªctima, la moral del ¨¦xito, de la que se muestran ¨²ltimamente tan fervorosos partidarios los socialistas oscurecer¨ªa seguramente la grave conculcaci¨®n del esp¨ªritu de las garant¨ªas constitucionales perpetrada ayer por el Ministerio del Interior. Pero liquidada la redada con un fracaso, los electores socialistas y los ciudadanos todos tienen derecho a saber que la pol¨ªtica de polic¨ªa del Gobierno no va a ser, en manos de la incompetencia, mezclada de arbitrariedad. Barrionuevo es un pol¨ªtico indigno de los 10 millones de votos del cambio y los espa?oles no somos dignos deque nuestra seguridad resida en tales manos. Pero no es preciso hacerse ilusiones: est¨¢ tan bien aferrada al principio de autoridad, la autoridad misma, que Barrionuevo seguir¨¢ siendo ministro como Balb¨ªn sigue siendo el responsable de la informaci¨®n televisiva.
La superioridad de un sistema democr¨¢tico respecto a un r¨¦gimen autoritario no estriba, como algunos socialistas convertidos a la arrogancia del poder parecen creer, en una mejor utilizaci¨®n de los resortes autoritaxios del Estado para intimidar a los ciudadanos, sino en una ampliaci¨®n del ¨¢mbito de las libertades ¨ªndividuales, y de la autonom¨ªa de la sociedad. El principio de que las cosas funcionen, convertido ¨²ltimamente en regla de oro para calibrar las excelencias de una organizaci¨®n humana, puede resultar mas id¨®neo para la administraci¨®n de un espl¨¦ndido campo de concentraci¨®n que para la gobernaci¨®n de un humilde r¨¦gimen d emocr¨¢tico. Churchill dec¨ªa que democracia es que llamen al timbre a las cinco de la ma?ana y sea el lechero. Aqu¨ª, el lechero se llama Barrionuevo. Aunque, eso s¨ª, ha sido m¨¢s morigerado en la hora.
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