Agradecimiento al m¨¦dico

Ahora que est¨¢ de moda el hablar de los m¨¦dicos, por haberse ¨¦stos molestado un tanto con eso de las incompatibilidades, yo pienso que hab¨ªa que individualizar m¨¢s, y denunciar con nombres y apellidos a los que son pluriempleados y no pueden cumplir bien con sus pacientes asegurados, de los cuales reciben el sueldo, y, autom¨¢ticamente, dejarlos con un solo empleo para bien de los enfermos y de sus compa?eros. Pero tambi¨¦n pienso que hab¨ªa que resaltar a los profesionales de la Medicina que, por su comportamiento con los enfermos y familiares, se hacen merecedores a una menci¨®n en alg¨²n medio de comunicaci¨®n -pues no s¨®lo se va a escribir de los que no quieren cumplir con sus obligaciones-, y en este sentido del buen comportamiento, no puedo dejar de mencionar al doctor Ignacio Pascual Castroviejo, jefe del servicio de Neurolog¨ªa de la residencia infantil de la ciudad sanitaria La Paz, de Madrid, al cual he llevado un hijo a su consulta privada desde Santiago, donde resido, y, al contrario de otros, me ha aconsejado que lo deb¨ªa ingresar en su servicio en la residencia infantil, donde pod¨ªa atenderlo mejor, dando una lecci¨®n de humanidad y desinter¨¦s, ya que ha preferido el bien del ni?o al lucro de posteriores consultas privadas.Una vez el ni?o ingresado en su servicio, me ha sorprendido muy favorablemente su atenci¨®n para con el enfermo y el r¨¢pido descubrimiento de su gravedad, de lo que nos daba amplia informaci¨®n, tanto si se le solicitaba como cuando ¨¦l lo hac¨ªa espont¨¢neamente, pero siempre con su proverbial amabilidad, paciencia y cortes¨ªa, y por estas cualidades se granjea el reconocimiento, el cari?o y el respeto de los padres de los ni?os all¨ª ingresados, pues en una ocasi¨®n -para ser m¨¢s exacto, el 21 de febrero del presente a?o- eran las 15.30 horas y a¨²n estaba en su despacho, reunido con sus colaboradores y mi familia, habl¨¢ndonos de lo peligroso que ser¨ªa intervenir al ni?o quir¨²rgicamente en esta ocasi¨®n, pues el doctor Castroviejo nunca tiene prisa cuando habla con los familiares de los ni?os enfermos.

Lo mismo tenemos un buen recuerdo del doctor Tendero, as¨ª como de las ATS, que con tanta paciencia, puntualidad y amabilidad atend¨ªan al ni?o, y por lo que all¨ª supe, este trato es habitual en aquel servicio. Por tanto, si todos los servicios de la ciudad sanitaria La Paz funcionan como la residencia infantil, puede estar su director t¨¦cnico muy satisfecho, pues los enfermos y sus acompa?antes est¨¢n atendidos con esmero, no exento de exquisitez. /