Recuerdo de Isam Sartaui
Isam Sartaui ten¨ªa grande el coraz¨®n y despierto el cerebro. Era un intelectual en toda regla. Un intelectual comprometido con una causa justa, con todo un pueblo, con su pueblo palestino. Serv¨ªa a la causa con moderaci¨®n y realisnio. Sab¨ªa que el primer deber de un colectivo humano que persigue un fin concreto, en este caso la autodeterininaci¨®n e independencia de los palestinos, es sobrevivir. Sobrevivir ante el acoso encarnizado y sanguinario de las fuerzas de la destrucci¨®n -las mismas que han acabado con la vida f¨ªsica de Sartaui- para despu¨¦s seguir adelante. Sobrevivir para despu¨¦s vivir. Para vivir una vida que mereciera la pena vivir. Una vida colectiva e individual dignas, no la miseria de los campos de refugiados de sus compatriotas, expulsados de Palestina por la intransigencia sionista.La paz, a ser posible
En 1974, Yasir Arafat se dirigi¨® a la Asamblea General de las Naciones Un¨ªdas vali¨¦ndose de un doble s¨ªmbolo: el fusil y la rama de olivo. La paz, a ser posible. La guerra, si aqu¨¦lla, por la obcecaci¨®n del enemigo, resultaba imposible. Desde entonces ha transcurrido casi una d¨¦cada. Isam Sartaui ha dedicado su vida -y ha ofrecido su muerte- a cultivar la rama de olivo.
Isam pertenec¨ªa a una generaci¨®n de palestinos intelectuales y profesionales que ha logrado el reconocimiento y la admiraci¨®n p¨²blicos por parte de un importante sector de la opini¨®n occidental carente de prejuicios racistas. Intelectuales que, como Edward Said, profesor de literatura inglesa en la neoyorquina universidad de Columbia, o Walid Jalidi, profesor en la universidad Americana de Beirut, actualmente ense?ando en Harvard, se han esforzado durante los ¨²ltimos a?os en desbrozar un camino que conduzca a la coexistencia -si no placentera, al menos pac¨ªfica- de ¨¢rabes y jud¨ªos. Todos ellos, en uni¨®n de multitud de palestinos an¨®nimos, han luchado y luchan por un futuro digno para unos y otros.
Un camino dif¨ªcil
Un camino muy dif¨ªcil de recorrer. Obstaculizado por la violencia directa o por la agresividad institucional o ambiental en Occidente, en especial en Estados Unidos, hacia la causa de los palestinos. De la violencia directa es muestra palpable el asesinato de Isam. La agresividad ambiental queda bien reflejada en las l¨ªneas siguientes, escritas por Said en su libro Orientalismo: "La vida de un ¨¢rabe palestino en Occidente, particularmente en Estados Unidos, es descorazonadora. Existe aqu¨ª un consenso casi un¨¢nime de que pol¨ªticamente no existe. Y cuando se le permite que exista, se le tiene por una molestia o por un oriental. El ambiente de racismo, estereotipos culturales, imperialismo pol¨ªtico, ideolog¨ªa deshumanizadora en torno a lo ¨¢rabe y a lo musulm¨¢n es, en verdad, muy fuerte, y es algo que todo palestino ha llegado a sentir como una maldici¨®n del destino".
El terrorista que en Albufeira, Portugal, ha destrozado a balazos el cerebro de un hombre admirable ha evidenciado una vez m¨¢s que la violencia es simple. Las alternativas a la violencia son complejas, e Isam Sartaui lo sab¨ªa mejor que nadie. Es preciso continuar buscando la alternativa.
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