EL PAIS y el terrorismo

LAS DECLARACIONES realizadas ayer por Manuel Prado y Col¨®n de Carvajal, a trav¨¦s de diversos medios de comunicaci¨®n -y, se?aladamente, de Televisi¨®n Espa?ola-, para desmentir una informaci¨®n de EL PAIS -que ya 'hab¨ªa recogido dicho ment¨ªs- sobre el dinero exigido por ETA a cambio de la liberaci¨®n de su hermano, merecen quiz¨¢ comprensi¨®n humana, pero no un absoluto silencio. Los familiares de todo secuestrado pueden esgrimir en su disculpa, en casos como ¨¦ste, la tensi¨®n casi insoportable a la que est¨¢n sometidos, los nervios y el miedo que padecen. No obstante, es una grave injusticia -y una temeridad- acusar a la Prensa, como se viene haciendo, de no colaborar en la lucha antiterrorista o de poner en peligro las vidas de las v¨ªctimas de secuestros con la publicaci¨®n de determinadas informaciones.La gran mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n, y no s¨®lo este peri¨®dico, han dado repetidas muestras de su empe?o por contribuir a la lucha social contra la violencia pol¨ªtica. La Prensa ha sufrido de manera dram¨¢tica las consecuencias de esta actitud, y periodistas y peri¨®dicos han ca¨ªdo v¨ªctimas de las balas y de las bombas. Por eso, ni siquiera la tribulaci¨®n de un momento permite pasar por alto las palabras que ayer se escucharon en Televisi¨®n Espa?ola durante cuatro minutos, sin que adem¨¢s el redactor del telediario se preocupara por conocer la opini¨®n de los responsables de este peri¨®dico.

Por lo dem¨¢s, s¨®lo cabe se?alar, de mom¨¦nto, que informaciones solventes, de fuentes distintas y fiables, cuya identidad est¨¢ protegida por la ley y por la jurisprudencia en todos los pa¨ªses democr¨¢ticos, corroboran la petici¨®n de 1.300 millones por parte de ETAm como principio de negociaci¨®n a cambio de la vida de Diego Prado. Estos datos estaban en poder de nuestra Redacci¨®n hace cinco d¨ªas, y no menos de cinco redactores de este peri¨®dico, profesionales honestos y de largo historial, emplearon este tiempo en contrastar la informaci¨®n. EL PAIS ha rectificado siempre, y nuestros lectores tienen prueba de ello, cuantas informaciones equivocadas y cuantos errores ha publicado. Los datos a nuestro alcance no nos permiten hoy rectificar nuestra primera p¨¢gina de ayer ni prestar credibilidad al ment¨ªs de Manuel Prado.

Respecto a las involucraciones que se han pretendido hacer de la figura del Rey y la lamentable actitud del Ministerio del Interior en su trato con los medios informativos, de los que pide y recibe constante colaboraci¨®n, nos reservamos nuestra opini¨®n hasta tanto no se produzca la liberaci¨®n de Diego Prado.