Emma Cohen, esa chica del 68
La actriz publica su primera novela, 'Toda la casa era una ventana'
De repente me doy cuenta de que ha encanecido. Te cuesta descubrirlo porque, aparentemente, sigue siendo la misma muchacha que, en el 67, rodaba, para Tuset Street, una rara secuencia en la que caminaba por un pasillo con un mel¨®n en la mano. Sigue llevando la melena echada sobre el rostro, anchas camisas y ajustados tejanos, y sigue teniendo ese aire desma?ado, de chico crecido a trompicones, que era lo m¨¢s caracter¨ªstico en ella, junto con un par de ojos hermosos.
Emma Cohen tiene hoy, el d¨ªa de la presentaci¨®n de su primera novela -Toda la casa era una ventana, editada por Debate-, 36 a?os. Y no est¨¢ cansada, dice. "Y eso me pone muy contenta. Bueno, me han ido cansando las cosas que ya no me serv¨ªan, pero lo que me interesa ahora, no, y espero que no me canse nunca". A eso es a lo ¨²nico que tiene miedo.Hace diecis¨¦is, diecisiete a?os, Emma Cohen se llamaba Emma Beltr¨¢n y estudiaba Derecho en Barcelona, su ciudad, de cuyo Ayuntamiento su padre era teniente de alcalde. Contact¨® all¨ª con un grupo que le inocul¨® sus inquietudes: "All¨ª estaban Mario Gas, Carles Velat, Carlos Tr¨ªas, Gustavo Hern¨¢ndez, Cristina Fern¨¢ndez Cubas... Los malditos les llamo yo, y eso que ahora todos est¨¢n haciendo cosas. Con ellos me di cuenta de que, aparte de ser abogado -lo cual era como una predestinaci¨®n, porque lo eran mis padres y una de mis hermanas estudiaba para serlo-, se pod¨ªa aspirar a otras cosas. Descubr¨ª a Faulkner y Artaud, yo, que hasta, entonces hab¨ªa le¨ªdo El Corsario y Alicia en elpa¨ªs de las maravillas, y poco m¨¢s. Hicimos teatro".
Era una ¨¦poca en la que Raimon acud¨ªa a cantar a la universidad, y en que un chico que empezaba, llamado Joan de Segarra, publicaba sus primeras, fulminantes cr¨ªticas teatrales. Subterr¨¢neamente, las cosas empezaban a moverse. Entonces Emma -que ya hab¨ªa hecho Tuset Street y dirigido un par de cortos- se meti¨® en la Escuela de Arte Dram¨¢tico Adri¨¢ Gual y aprovech¨® un viaje de la compa?¨ªa a Nancy para airearse. Al regreso, se baj¨® del autob¨²s y se qued¨® en Francia: ten¨ªa el presentimiendo de que hab¨ªa cosas que ver. Y las vio. Lleg¨® a Par¨ªs, el primero de mayo y vivi¨® ese mes del 68 que reina sobre los otros meses.
Volvi¨® y vivi¨® en una comuna, hizo el Marat-Sade de Marsillach, sustituyendo a Serena Vergano en el papel de Carlota Gorday, y el sartriano A puerta cerrada, sustituyendo a Gemma Cuervo. Hizo La noche de los asesinos, con Juan Diego y Julia Pe?a. Y conoci¨® al manager Quique Herreros, que la propuso entrar en su cuadra: "El ten¨ªa yeguas como Jaime de Mora, Carmen Sevilla y Julio Iglesias. Acept¨¦, porque en Barcelona no hab¨ªa trabajo, y me vine a Madrid como quien se va a Alemania, en busca de un empleo. As¨ª fue como pas¨¦ de Glauber Rocha -con quien rod¨¦ Cabezas cortadas- a Rafael Gil. Me met¨ª en el cine comercial, empec¨¦ a salir en las revistas. Y un d¨ªa me cans¨¦, pens¨¦ que la vida es muy corta y para qu¨¦ sufrir, ?no? Y me dediqu¨¦ a hacer mis cosas".
Sus cosas: escribir guiones de largometrajes compartidos, dirigir cortos, escribir art¨ªculos, entrevistas, cuentos, hacer collage, hacer de Gallina Caponata durante un a?o: "Que me lo pas¨¦ muy bien, aunque era terrible salir a la calle y que las mam¨¢s me se?alaran con el dedo: 'Mira, ni?o, la Gallina Caponata', y el ni?o: 'No, no ves que no lo es', y yo: 'Claro que no, se?ora', y la se?ora emperrada en que s¨ª. Era fatal".
Le digo que a ella los hombres la han ayudado mucho -se me ocurren as¨ª, a vuelapluma, Mario Gas, Joaqu¨ªn Jord¨¢, Gonzalo Su¨¢rez, Adolfo Marsillach, Fernando Fern¨¢n-G¨®mez-, y me dice que no, que la han ayudado hombres y mujeres. Y me habla de su abuela, "que era una se?ora que me encantaba por lo que era, lo loca que estaba, no por abuela".
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