La pol¨ªtica econ¨®mica socialista y el fracaso de la oposici¨®n conservadora
El Gobierno socialista -dice el autor- est¨¢ aplicando desde su toma de posesi¨®n una pol¨ªtica econ¨®mica coherente y eficaz, destinada a enfrentarse con la crisis econ¨®mica. "Pretender, como hace la oposici¨®n, que una pol¨ªtica dise?ada para cuatro a?os surta sus efectos en cuatro meses, solucionando problemas acumulados durante cuarenta a?os y especialmente agravados en los diez ¨²ltimos, es, cuando menos, negligente".
El programa con que los socialistas nos presentamos a las elecciones generales no dejaba ninguna duda sobre nuestra intenci¨®n de afrontar decididamente los problemas de paro, inflaci¨®n y balanza de pagos. Entonces constitu¨ªa nuestra mayor preocupaci¨®n, y hoy sigue siendo el foco de nuestra atenci¨®n y preocupaci¨®n. Entre aquella fecha y hoy se ha producido el salto cualitativo de la aplicaci¨®n de recetas socialistas, que son las ¨²nicas que pueden permitir la mejora de la situaci¨®n econ¨®mica.La pol¨ªtica econ¨®mica expuesta por el Gobierno puede resumirse en mi opini¨®n, en torno a tres ejes. la reactivaci¨®n, la reestructuraci¨®n y la redistribuci¨®n, que giran dentro de los condicionantes que nos marca la dif¨ªcil situaci¨®n internacional. La reactivaci¨®n, que se acentuar¨¢ progresivamente, se expresa en el 2% de crecimiento del PIB previsto para este a?o. Los motores de este crecimiento son el sector exterior -m¨¢s exportaciones y menos importaciones, por medio de toda una bater¨ªa de actuaciones- y la inversi¨®n p¨²blica. Esto potenciar¨¢ la incorporaci¨®n del resto de los sectores a una fase expansiva, cuando los condicionantes externos lo permitan.
El primer objetivo que se plantea, por tanto, la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno es la creaci¨®n de riqueza: incrementar el producto total del pa¨ªs, tratando de que el empleo siga la senda m¨¢s favorable posible. Es evidente que, dada la profundidad que la crisis ha adquirido en nuestro pa¨ªs, esta tasa de crecimiento no va a significar la soluci¨®n de nuestros problemas de empleo ni mucho menos. Pero es la m¨¢s alta que se puede conseguir sin quedar ahogados por el sector exterior, posibilitando as¨ª su aceleraci¨®n ulterior. Se mueve en el m¨¢s estricto posibilismo; es lo m¨¢ximo que se puede conseguir en nuestra econom¨ªa, haci¨¦ndolo compatible con los otros objetivos, y ante m¨¢s de dos millones de parados, este m¨¢ximo debe convertirse en la meta.
En l¨ªnea con la reactivaci¨®n planteada para cuatro a?os, y como adosamiento inseparable de aqu¨¦lla, se acomete la reestructuraci¨®n y reconversi¨®n de diversos sectores productivos. Con objetivos claros: incremento de la competitividad a medio plazo de nuestra econom¨ªa y generaci¨®n ue un mayor excedente, cuidando que la reestructuraci¨®n no sea simplemente la. destrucci¨®n de puestos de trabajo. Los criterios de aqu¨¦lla deben ser los de racionalizar el aparato productivo desde la ¨®ptica del conjunto del mismo, cumpliendo todos las actuaciones necesarias, ya sean de tecnolog¨ªa, adecuaci¨®n de tama?o, y no solamente las de reducci¨®n de empleo.
La redistribuci¨®n hace su presencia en la pol¨ªtica socialista tambi¨¦n en consonancia con la grave situaci¨®n general. El incremento de las pensiones, el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios, que hasta ahora hab¨ªan perdido terreno, etc¨¦tera, son medidas conducentes a una elemental justicia distributiva. El aumento del volumen del Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial ayudar¨¢ a eliminar las desigualdades de distribuci¨®n territorial de la renta, sin perjudicar a las zonas avanzadas.
Mayor crecimiento y menor inflaci¨®n
La crisis tiene que ser soportada solidariamente, y en este momento existe una desigualdad fundamental: la de los que tienen y la de los que no tienen trabajo. Aqu¨ª tambi¨¦n tiene que, operar la redistribuci¨®n, y aqu¨ª es donde la pol¨ªtica del Gobierno trata de operar, y ya no s¨®lo a trav¨¦s de los fondos de desempleo, sino haciendo que la lucha contra el desempleo sea su objetivo central.Resulta sobradamente conocido que la inflaci¨®n es un elemento distorsionador de cualquier pol¨ªtica de salida de la crisis y de crecimiento, y como tal debe ser tratada. No puede plantearse la dicotom¨ªa de luchas alternativas contra el paro o contra la inflaci¨®n, porque es simplemente falsa. (Es la trampa conservadora-liberal.) La pol¨ªtica del Gobierno de minorar la inflaci¨®n, reduci¨¦ndola al 12% en un a?o, sin renunciar al crecimiento del PIB, sit¨²a la cuesti¨®n en sus justos t¨¦rminos.
El planteamiento de esta pol¨ªtica -muy resumida en estas l¨ªneas- es correcto desde el ¨¢ngulo de la teor¨ªa, coherente desde el de los presupuestos pol¨ªticos y ajustado a la realidad del pa¨ªs. La oposici¨®n conservadora lo sabe, y de aqu¨ª las muestras de nerviosismo y precipitaci¨®n que est¨¢ dando a trav¨¦s de sus cr¨ªticas. Se niega la viabilidad del proyecto socialista en base a datos parciales correspondientes ?a los tres primeros meses de Gobierno!. As¨ª se hace hincapi¨¦ en que el paro haya seguido aumentando en los ¨²ltimos meses, lo que no es m¨¢s que una consecuencia natural de la tendencia anterior. Lo contrario no ser¨ªa efecto de la pol¨ªtica del Gobierno; ser¨ªa simplemente un milagro. Cuando no se utilizan este tipo de datos se utilizan razonamientos tan objetivos como: es improbable que el PIB crezca el 2%, o la inflaci¨®n no parece que vaya a detenerse' etc¨¦tera. Y desde luego se olvidan de los datos que no les gustan, por ejemplo, que la Bolsa haya subido este a?o.
Y por si fuera poco, tambi¨¦n pretenden hacer responsable al Gobierno actual de las pol¨ªticas -o ausencia de ellas- seguidas por los anteriores Gobiernos. Esto es tan poco serio que no merece m¨¢s comentario que el de que se pretende eliminar la credibilidad de un Gobierno y de su pol¨ªtica econ¨®mica utilizando el fracaso de los anteriores.
La desastrosa econom¨ªa conservadora
La oposici¨®n conservadora proclama que lo que deber¨ªa hacer el Gobierno es seguir sus consejos y aplicar las pol¨ªticas conservadoras de corte b¨¢sicamente monetarista. Evidentemente, no hay ninguna posibilidad,de que esto suceda.Las pol¨ªticas mal llamadas liberal-conservadoras, ya que son fuertemente conservadoras, carecen de avales cient¨ªficos e hist¨®ricos, y desde luego sus consecuencias son estremecedoras: operan reduciendo el nivel de actividad de la econom¨ªa, aumentando todav¨ªa m¨¢s el paro y forzando el cierre de empresas. Y no cierran necesariamente las menos eficientes, sino aquellas que est¨¢n fuera de los cir.cuitos privilegiados de cr¨¦dito. As¨ª, incrementando el desempleo y eliminando empresas indiscriminadamente, aniquilando, en suma, a una parte muy concreta del sistema econ¨®mico, se reduce la inflaci¨®n. Lo que estas recetas no aseguran es que la inflaci¨®n no reaparezca despu¨¦s, cuando se intente el relanzamiento de la actividad, ya que sus causas solamente se habr¨¢n encubierto, pero no eliminado.
La ideolog¨ªa que subyace a esta forma de actuar est¨¢, por tanto, perfectamente clara: cargar los costes de la crisis en sectores sociales concretos, tratando a la vez de debilitar a los sindicatos.
Esta pol¨ªtica, aplicada en pa¨ªses como USA, Reino Unido y en menor medida por otros, es la responsable de que la crisis haya alcanzado las cotas actuales en toda la econom¨ªa occidental. Con pol¨ªticas m¨¢s eficaces -tanto desde el punto de vista t¨¦cnico como social- no estar¨ªamos en una depresi¨®n tan profunda como la que vivimos. No constituye, por tanto, ninguna paradoja que la reactivaci¨®n general pase por que los pa¨ªses que practicaron pol¨ªticas monetaristas tirando de la econom¨ªa mundial hacia abajo, abandonen sus posiciones y empujen hacia arriba.
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